Víctor
Hugo Prado
Recientemente
el Gobierno de Jalisco instaló la mesa de trabajo en educación, con el objetivo
de continuar impulsando las acciones del Plan Jalisco Covid-19, anteponiendo el
cuidado de la salud de los estudiantes jaliscienses de instituciones públicas y
privadas.
La mesa que preside el gobernador está
integrada por el Secretario de Educación, el de Innovación, Ciencia y
Tecnología, el Rector de la Universidad de Guadalajara, universidades privadas,
el SNTE, representantes de instituciones de educación básica y media superior
particular, cámaras, asociaciones, centros de capacitación para el trabajo y
expertos en educación.
La mesa
de trabajo a su vez se integra con cuatro comités el de Educación Básica, el de
Educación Media Superior, el de Educación Superior y el de Capacitación para el
Trabajo y Educación Continua.
Podría
asegurar que en los distintos comités que se agrupan por nivel educativos, están
planeando protocolos para al menos dos escenarios: uno, de regreso a las aulas,
previendo un escenario positivo, con indicadores de salud a la baja y estables,
que albergue las medidas de prevención para contener la pandemia de SARS COV-2
que ha afectado de manera grave a la mayor parte del mundo. Considerando un
regreso gradual y restringido de alumnos y profesores, que dependerá de las
valoraciones, medidas y recomendaciones que en su momento estime la Secretaría
de Salud del gobierno estatal, aplicado a aquellas materias y programas de
estudio que requieren del uso de instalaciones y equipamiento especializado
disponible en las universidades y centros educativos de carácter tecnológico.
Otro
sería en el que, por la gravedad de la situación, obligaría a mantener a los
estudiantes y profesores lejos del aula, trabajando a distancia y en línea, en
casa, como sucedió desde el mes de marzo hasta el cierre del ciclo escolar.
Cualquiera
de los escenarios está latente, y no es posible en estos momentos definir
alguno. En el centro de las decisiones debe estar, sin duda, preservar la salud
de los cerca de dos millones cuatrocientos mil estudiantes de los distintos
niveles; así mismo, disminuir las posibilidades de complicación sanitaria que
agudice una crisis hospitalaria y muerte, y, abatir focos de infección que
pueda derivar en un crecimiento exponencial de los contagios.
Ante
estas circunstancias, es de suma importancia el desarrollo de los protocolos de
actuación previendo el restablecimiento de actividades presenciales, o no presenciales,
así como una constante evaluación de los mismos, en donde cada subsistema que
integran el conjunto del nivel educativo esté obligado a cumplir cabalmente lo
establecido, dando cauce a medidas requisitos y procedimientos de la Red de
Monitoreo y Seguimiento Epidemiológico del Estado. Ante el inminente regreso a clases, ambos
escenarios son complejos por todas las implicaciones que conllevan.
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