Rafael
Martínez Rodríguez
La
pandemia por el Covid 19 marca un antes y un después en nuestra sociedad, en
muchos aspectos, lo que significa que muchas de las cosas habituales han
cambiado, desde el constante lavado de manos hasta la sanitización de espacios
públicos, además de cierre de plazas y centros comerciales. Otra de las cosas que cambiaron con
esta situación, fue la educación, algo que iba avanzando en las universidades
como el tema de tareas en línea, se trasladaron a los niveles básicos de la
educación, siendo una implementación obligada y en donde nuestro sistema
educativo no estaba preparado para abordar la educación en línea.
Los alumnos de las primarias y secundarias se vieron forzados a complementar su
formación a través de las tecnologías de la educación, encontrándose muchas
limitaciones como la falta de acceso a internet, hasta la falta de una computadora
para llevar a cabo las tareas, aunado a ello el cierre de negocios dedicados a
proporcionar computadoras con internet, los llamados ciber-café. Nuestro
sistema educativo no estaba a la altura de las nuevas tendencias para afrontar
una educación a distancia, no estaba preparado con una plataforma idónea para
lograr un verdadero aprendizaje en los alumnos, solo se limitó a compartir
ciertas actividades a través de redes sociales y recopilar evidencia de la
realización de los trabajos, sin contar con un parámetro que midiera el nivel
de conocimiento adquirido por los colegiales.
Los maestros no contaban con una situación sin precedentes como la pandemia,
donde su única forma de transmitir sus conocimientos era a través de las aulas
siendo portavoces del conocimiento, y con estos radicales cambios, el
trasladarse a las actividades en línea supuso un desequilibrio incluso para su
planificación a la que están acostumbrados.
Las actividades en línea exhibió la falta de preparación de muchos docentes en
el tema tecnológico, donde incluso se limitaron a solicitar poco trabajo a sus
alumnos por la falta de pericia en el ámbito de la educación a distancia, lo
que significó un retroceso que impacto en el conocimiento de los estudiantes,
además de la falta de pericia de algunos docentes, se agregó la apatía por
aprender las nuevas formas de la educación y caer en la comodidad de pensar que
todo se normalizara, lo que probablemente no sucederá.
El gobierno Federal rector en la educación en nuestro país, debe dar un vuelco
de 360 grados para implementar los sistemas de educación a distancia, generar
las plataformas para lograr un verdadero aprendizaje y aprovechar al máximo las
tecnologías en pro de un avance en la formación educativa y las nuevas
tendencias, por ello se deben realizar las reformas pertinentes para que no
solo la implementación sea correcta, sino que también los operadores estén a la
altura de las circunstancias. Nuestro país no puede quedar aislado de las
tendencias mundiales en el ámbito de la educación, esta pandemia vino a
recalcar que estamos muy alejados de una realidad que nos rebasa día con día y
que, de seguir apáticos, estaremos estancados al lado de los países rezagados
en el tema de la educación, por ello debemos estar prestos para exigir a
nuestros gobernantes un vuelco a favor de la educación, con una reforma
estructural que está ligada a la nueva realidad que vivimos.
La educación siempre será el arma más poderosa de un país para poder cambiar el
mundo, por lo que no podemos escatimar recursos ni esfuerzos para tener un
sistema educativo que esté acorde a nuestra realidad y que sea tendenciosa a
llevar a la vanguardia a nuestro país, por ello una de las máximas de la
educación en línea es como lo refiere Alfonso Caycedo, “la clave de la
educación es enseñarle a los niños y jóvenes, en esencia, a valérselas por si
mismos sin la permanente tutoría de un tercero”, lo cual nos evoca a lograr un
autoaprendizaje y que los límites para aprender sea la imaginación de cada
quien.
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