Sandra
Gómez
Cuando
los niños con autismo llegan a la escuela, solamente se aceptan a aquellos
quienes cuentan con las habilidades suficientes para poder integrarse, como ya
se ha mencionado sus habilidades sociales son deficientes, y únicamente cuando
tienen inteligencia promedio, son capaces de adaptarse a un ambiente
escolarizado con apoyo de una maestra sombra. Sabemos que la forma de medir la
inteligencia varia de un especialista a otro, así que es una decisión de los
padres seleccionar la institución viendo las opciones que plantea la escuela y
las necesidades que como padre de familia se tengan.
La maestra sombra, es una figura de apoyo, no
debe confundirse con quien le hace los trabajos. El paso por la escuela de
estos niños es lento, así que debe sintetizarse lo relevante en el contenido
académico de la clase y seguir las indicaciones de la docente encargada del
grupo. Idealmente los grupos deben ser pequeños, es decir con menos de 22
alumnos por grupo y la maestra sombra podría integrarse con más de uno de los
niños.
Los niños con autismo van al psicólogo a sus
terapias para aprender a “comportarse”. Es importante señalar que independiente
del trastorno autista, cada pequeño tiene una personalidad, lo que quiere decir
que el niño autista como cualquier otro ser humano, cuenta con un conjunto de
actitudes, sentimientos y conductas que le dan cierta estabilidad, de modo que
permite a quienes les rodeamos ver su forma de ser y su forma de reaccionar
ante los estímulos. Para la psicología la personalidad es una manera habitual
en que la persona se relaciona consigo mismo y con los demás, sumado al
conjunto de rasgos psicológicos que define a todo un universo de sentimientos y
cogniciones.
Como ya se ha hecho mención, parte de las
conductas asociadas al trastorno autista es su forma de relacionarse consigo
mismos y con los demás. Muchos de los niños con el trastorno son agresivos con
otros y consigo mismos, su tolerancia a la frustración es baja, de aquí la
importancia de la maestra sombra y de las terapias de conducta que debe llevar
a la par de sus estudios.
Una persona con autismo, puede alcanzar el
nivel de secundaria con mucho apoyo. Las escuelas de educación especial,
cuentan con planes integrales y funcionan como guarderías de niños y más
adelante como escuelas taller.
Es
importante saber cómo padre que en cualquier situación que se encuentre su hijo
o hija se debe buscar que sea autónomo, es decir, que el niño o niña sea capaz
de realizar sus actividades cotidianas por sí mismo; hablamos de vestirse
“solito”, lavarse los dientes, e incluso hacer sus tareas de apoyo en casa como
tender su cama, lavar sus platos, recoger la mesa; y académicas como realizar
sus trabajos escolares. Algunos métodos de apoyo se deben aprender a utilizar,
así como el uso de algunos recursos tangibles como reloj con contador de tiempo
(timer) son básicos para sus rutinas de trabajo. Asimismo, los tableros con
instrucciones y las secuencias que deben ser respetadas por todos los cuidadores;
todo este trabajo con el uso de diferentes apoyos es FORMATIVO, para el niño, y
le da estabilidad emocional a la par que lo instruye para la vida cotidiana.
Contrario a lo que expresan con su rostro de
seriedad, los niños autistas tienen sentimientos y pueden estar: estresados,
felices o tristes, según sea el caso. Ellos expresan esos sentimientos de
maneras distintas a las esperadas para niños de su edad. Por otra parte, tienen
conductas estereotipadas, lo que quiere decir, “haciendo una y otra vez lo
mismo de la misma forma”, por ejemplo: aleteando como pájaro, aplaudiendo,
tronando sus dedos, golpeando una esquina con su pie, llenando sus bolsos de
objetos de un determinado color, lavando una y otra vez sus manos. Algunos de
ellos son capaces de morderse hasta arrancar pedazos de su propia piel si se
encuentran en alguno de sus estados alterados de conciencia.
En
la escuela con niños neurotípicos, es importante hablar con sus compañeros de
grupo y padres de familia con el propósito de sensibilizarles, esto es
informarles como son estas conductas estereotipadas y sin asustarlos, hablar
con ellos en cada oportunidad, poniéndolos en antecedentes cuando sea el caso.
Recordemos como maestros que algunos de nuestros alumnos tienen hermanos con
este trastorno lo que lleva a los padres a presentarlos en la misma escuela.
Los hermanos de niños así, requieren mucho apoyo y empatía, los hermanos por su
parte deben tener su propio apoyo psicológico.
Les invito a leer la próxima entrega de los
adolescentes con autismo. Hasta la próxima historia de vida, su maestra de
educación especial, se despide con cariño Dra. Sandra Gómez.
Muchas gracias querida amiga por compartir tue conocimientos sobre estos temas tan importantes y que muchas veces no les damos la importancia debida, por desconocer el tema..Felicidades, te mando un fuerte abrazo.
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