Sandra
Gómez
Me
gusta empezar cada #clase magistral con la definición de acuerdo al Diccionario
de las Ciencias de la Educación: autismo (Del gr. autós, por sí mismo.) El
termino fue introducido por Breuler (1911) para designar el estado de extrema
introversión del esquizofrénico.
El termino se ha generalizado aplicándose al
retraimiento del sujeto hacia su mundo interior con pérdida del contacto con el
mundo exterior. Una característica esencial del autista es la imposibilidad,
desde etapas muy tempranas de la vida, para establecer relaciones normales con
los que le rodean y para enfrentarse adecuadamente a las situaciones cotidianas
que se presentan.
Considerado el autismo por la mayoría de los
autores como una forma o síntomas básicos de psicosis, otros prefieren
diferenciarlo y lo estudian como un síndrome independiente de los procesos
psicóticos. El niño autista (2-5 años), reconoce como única realidad el mundo
de sus afectos, y el ambiente que le rodea lo percibe como mera apariencia, y
lo observamos desconectado de la realidad; esto es, no muestra ningún interés
por lo que sucede a su alrededor, lo que resulta incomprensible en muchas
ocasiones para quienes le rodean. Esta
es la razón por la cual su lenguaje carece de sentido para los que escuchan, el
niño autista elabora su propio lenguaje, pero este no tiene por objeto
transmitir ideas. En estos niños abundan frases de meras combinaciones, repiten
algunas frases y algunos padres perciben como que “hablan”, en realidad esta
situación presente en algunos niños y jóvenes con autismo es lo que se conoce
como “ecolalia retardada (Dicc. CE; 2002, pp. 154,467).
Los autistas se relacionan muy bien con los
objetos así que un niño con esta condición de vida puede entretenerse horas con
aquellos objetos que llamen su atención. En cambio, la relación con las
personas es lo opuesto, no intentan comunicarse, tienden a evitarlas y no
participan de actividades colectivas. Su expresión facial de los autistas es seria,
su memoria excelente, y su capacidad intelectual puede o no ser normal. Cuando
tienen deficiencia mental además de autismo se habla de una comorbilidad
presente en ese niño.
El diagnóstico realizado por un psiquiatra,
va a requerir que los padres se involucren activamente en el tratamiento
multidisciplinar para el niño. Cuando
tienen inteligencia promedio, si son estimulados adecuadamente a través de
terapias, ellos pueden avanzar académicamente e incluso entrar en escuelas con
alumnos neurotípicos. El trabajo con ellos es distinto debido a su forma única
de procesar los conceptos, en la etapa del pensamiento concreto, estos niños
suelen detenerse más tiempo que un niño “normal”. El tratamiento médico
psiquiátrico que reciben es debido a sus comorbilidades, generalmente sufren de
epilepsias y estas deben ser atendidas con medicamento de por vida. Cada niño
con autismo es distinto, algunos logran hablar y comunicar sus ideas, algunos
logran un nivel adecuado de autonomía en la vida adolescente y adulta.
No todo está perdido, he tenido la
oportunidad de conocer personas con autismo productivas. Hasta el día de hoy
solo por programas de televisión he conocido personas con autismo funcional
independientes; en mi experiencia docente siempre requieren de una persona
“sombra” algo así como su “pepe grillo”. Por otra parte, en la escuela primaria
regular, deben contar con apoyo académico especializado, y sí hay algunas
historias de éxito.
En la siguiente entrega les hablare de algunos
casos de niños con autismo y el abordaje desde la educación. Se despide de su
maestra, Dra. Sandra Gómez.
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