Sandra
Gómez
Mi
estimado lector, en esta ocasión escribo sobre el tema del autismo. Para muchos
padres de familia lo peor que les ha pasado; para algunos otros, la mejor de
las oportunidades para servir. Los maestros debemos prepararnos para todo tipo
de alumnos, lo que incluye aprender técnicas que les funcionen a los niños con
necesidades educativas especiales (NEE). Todos los niños deben recibir
estimulación temprana desde su hogar, esto es particularmente imperativo entre
aquellos niños quienes tienen condiciones particulares y/o diferentes desde el
nacimiento y que les limitara el aprendizaje como un neurotípico.
El autismo es un trastorno psicológico, se
nace con esta condición y se diagnostica alrededor de los 18 meses de edad, de
ahí en adelante hay que trabajar en equipo con diversos especialistas médicos,
psicólogos y maestros de educación especial quienes en conjunto guiaran al
tutor del menor, y le enseñaran como trabajar desde casa con su hijo o hija.
Cada especialista desde su área ira aportando sus conocimientos permitiendo con
ello potencializar el aprendizaje de los infantes con este trastorno, los
especialistas son: el paidopsiquiatra, el neurólogo, el psicoterapeuta
conductual, el terapeuta de lenguaje, entre otros. Para que funcione el trabajo
realizado con el menor, los padres de familia se deben involucrar en todo el
proceso; esto implicara muchas horas de visitas al médico, terapias y repaso de
ejercicios desde casa, hasta que se logren uno a uno los objetivos que lleven
al niño a la autonomía; esto es, que lo haga por el mismo, todo lo que podría
hacer un niño neurotípico de esa edad.
“Híjole, de solo leer la lista de
especialistas ¡que flojera!”, me dijo uno de los cuidadores; y yo me pregunto:
¿Cómo sensibilizo al padre de familia para que trabaje lo antes posible con el
menor?, ¿Qué pasa cuando si tienen la voluntad y no cuentan con los recursos
económicos para acudir a los especialistas?, ¿Qué pasa cuando los especialistas
no se encuentran cerca de su lugar de residencia?, ¿Qué pasa cuando se
encuentran con charlatanes, que les prometen curas milagrosas?, ¿Qué pasa a
medida que va creciendo el niño(a)? y la familia, ¿Qué rol juega la familia?,
¿Cómo ayudo al niño? Con todas estas preguntas en mi mente, y con apoyo del
editor del Diario El Volcán Milton
Iván Peralta, me di a la tarea de compartir mis experiencias, con la convicción
de educar a los lectores, que a su vez puedan sensibilizar a padres quienes
pasan por alguna de las situaciones que les voy a relatar.
El primero de los pasos es acudir a su médico
pediatra y este lo referirá al psiquiatra para confirmar un diagnóstico, de
ahí, el mismo especialista le mostrará los caminos a seguir en su comunidad. En
la mayoría de los casos, el autismo es solo una parte del problema, muchos de
mis pacientes tienen comorbilidades, esto quiere decir que tienen otras
enfermedades que complican la forma de abordar el trastorno, por ejemplo:
cuando además del autismo se tiene esquizofrenia, deficiencia mental, y/o
cuando se tienen dificultades motoras.
Les comentare algunos ejemplos de niños y
jóvenes con quienes tuve la oportunidad de trabajar con los pacientes y sus
familias. De antemano le comparto que los siguientes casos son reales y que esos
años como docente me enriquecieron como maestra de educación especial y
persona.
En
la siguiente entrega escribo la definición que nos muestra el diccionario y
empezaremos con algunos ejemplos y formas para trabajar con ellos.
Es
un camino largo y muchas veces desgastante, el niño tiene una condición de vida
distinta. Merece todo nuestro respeto como ser humano y necesita de cuidadores
la mayor parte de su vida. Seamos padres responsables y atendamos sus
necesidades, caminemos como padres de la mano de un médico amigo.
Hasta
la próxima entrega, con cariño Dra. Sandra Gómez.
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