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miércoles, 8 de julio de 2020

El autismo. 1, diagnostico e infancia






Sandra Gómez


Mi estimado lector, en esta ocasión escribo sobre el tema del autismo. Para muchos padres de familia lo peor que les ha pasado; para algunos otros, la mejor de las oportunidades para servir. Los maestros debemos prepararnos para todo tipo de alumnos, lo que incluye aprender técnicas que les funcionen a los niños con necesidades educativas especiales (NEE). Todos los niños deben recibir estimulación temprana desde su hogar, esto es particularmente imperativo entre aquellos niños quienes tienen condiciones particulares y/o diferentes desde el nacimiento y que les limitara el aprendizaje como un neurotípico.

  El autismo es un trastorno psicológico, se nace con esta condición y se diagnostica alrededor de los 18 meses de edad, de ahí en adelante hay que trabajar en equipo con diversos especialistas médicos, psicólogos y maestros de educación especial quienes en conjunto guiaran al tutor del menor, y le enseñaran como trabajar desde casa con su hijo o hija. Cada especialista desde su área ira aportando sus conocimientos permitiendo con ello potencializar el aprendizaje de los infantes con este trastorno, los especialistas son: el paidopsiquiatra, el neurólogo, el psicoterapeuta conductual, el terapeuta de lenguaje, entre otros. Para que funcione el trabajo realizado con el menor, los padres de familia se deben involucrar en todo el proceso; esto implicara muchas horas de visitas al médico, terapias y repaso de ejercicios desde casa, hasta que se logren uno a uno los objetivos que lleven al niño a la autonomía; esto es, que lo haga por el mismo, todo lo que podría hacer un niño neurotípico de esa edad.




   “Híjole, de solo leer la lista de especialistas ¡que flojera!”, me dijo uno de los cuidadores; y yo me pregunto: ¿Cómo sensibilizo al padre de familia para que trabaje lo antes posible con el menor?, ¿Qué pasa cuando si tienen la voluntad y no cuentan con los recursos económicos para acudir a los especialistas?, ¿Qué pasa cuando los especialistas no se encuentran cerca de su lugar de residencia?, ¿Qué pasa cuando se encuentran con charlatanes, que les prometen curas milagrosas?, ¿Qué pasa a medida que va creciendo el niño(a)? y la familia, ¿Qué rol juega la familia?, ¿Cómo ayudo al niño? Con todas estas preguntas en mi mente, y con apoyo del editor del Diario El Volcán Milton Iván Peralta, me di a la tarea de compartir mis experiencias, con la convicción de educar a los lectores, que a su vez puedan sensibilizar a padres quienes pasan por alguna de las situaciones que les voy a relatar.

  El primero de los pasos es acudir a su médico pediatra y este lo referirá al psiquiatra para confirmar un diagnóstico, de ahí, el mismo especialista le mostrará los caminos a seguir en su comunidad. En la mayoría de los casos, el autismo es solo una parte del problema, muchos de mis pacientes tienen comorbilidades, esto quiere decir que tienen otras enfermedades que complican la forma de abordar el trastorno, por ejemplo: cuando además del autismo se tiene esquizofrenia, deficiencia mental, y/o cuando se tienen dificultades motoras.

             Les comentare algunos ejemplos de niños y jóvenes con quienes tuve la oportunidad de trabajar con los pacientes y sus familias. De antemano le comparto que los siguientes casos son reales y que esos años como docente me enriquecieron como maestra de educación especial y persona.

En la siguiente entrega escribo la definición que nos muestra el diccionario y empezaremos con algunos ejemplos y formas para trabajar con ellos.

Es un camino largo y muchas veces desgastante, el niño tiene una condición de vida distinta. Merece todo nuestro respeto como ser humano y necesita de cuidadores la mayor parte de su vida. Seamos padres responsables y atendamos sus necesidades, caminemos como padres de la mano de un médico amigo.

Hasta la próxima entrega, con cariño Dra. Sandra Gómez.



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