Alan
Arenas
Cuando
se habla de la literatura de la Edad Media inmediatamente se nos viene nombres
de autores como: Tomás Moro, Tirso de Molina, Santa Teresa de Jesús (por cierto,
con una exquisita poesía mística); Bocaccio, Petrarca, Dante Alighieri entre
muchos más, los cuales sería imposible nombrarlos todos en tan pocas líneas.
Sin embargo, en esta larga lista pocas veces se habla de los “Clérigos
errantes” mejor conocidos como los Goliardos.
Probablemente muchos desconocen de
ellos o ni si quiera los habían escuchado nombrar; sin embargo, si han
escuchado sus poesías; y digo han escuchado porque gracias al músico alemán Carl
Off realizó una cantata con los texto que nombró de manera homónima Cármina Burana (también conocido como Códex Buranus o los cánticos de Beuer), lugar de Alemania donde fueron encontrados los
codex de dichos clérigos (como dato personal, una de las mejores versiones que
he escuchado es la que ejecuta André
Rieu). Gracias a esta adaptación sean han hecho populares pero con la falsa
idea que la letra también le pertenecen a Carl Off.
Para empezar los Goliardos fueron “clérigos
errantes o vagos” en los siglos XII y XIII, que viajaban por la mayor parte de
Europa y su principal característica era salirse por completo de la estructura
de la iglesia de su época, principalmente de celibato, como lo muestra un
fragmento de sus textos:
todos
los caminos a la cama de Venus conducen.
y no
hay entre tantas torres ninguna en que la castidad se [guarde.
Tras el espíritu goliardo se
escondía el fermento no sólo de la alegría mundana del siglo XII, sino el del
pensamiento filosófico averroísta de la Universidad de París y el de algunos
movimientos herejes de dicha época. Esta carga intelectual: su alegría por el
doble sentido del lenguaje; su devoción por la rima; la pobreza; la libertad y
la alegría, fueron también, a su vez, el fermento de los elementos memorables
que el ingenio popular mantendría vivo hasta el Renacimiento, en cierta zona
del humanismo que continuara el espíritu goliardo. Se trataba de afrentar todo
lo establecido, cuestionar, mediante la sorna y la risa, todo lo sagrado, puro
o decoroso de la sociedad y de las letras.
Parte de este estilo de vida para estos monjes
errantes, pues, su vagabundeo era sin límites, celebraban una materia de
elementos inconstantes porque ven a la Fortuna como lo más cercano a su propia
inconstante vida. Pero, además, nos señalan que el mundo sólo se rinde a los
pies de esa leve materia universal que es la Fortuna. Es interesante que
afirmen, al expresar su libertad, casi como la Fortuna como el eje Fundamental
de su vida y su destino, por ello vivían en el exceso, y sin necesidad de
formar riquezas, si no mantener su situación mundana lo más cercano posible y
exaltar lo más posible lo efímero de la naturaleza:
Llevado
soy, también, como
barco
sin tripulante,
o como,
errabunda, las rutas de los vientos
llevan
al ave.
no me
retienen cadenas,
no me
retienen llaves
En
algunos de los casos parafraseaba y adaptaba a sus propia voz algunos pasajes
de la biblia, quizá con el afán a ironizar estos textos, ejemplo de ello es en La confesión goliarda que se ufana de texto bíblico de Lucas 2:7-14 donde leemos que al nacer Jesucristo los
ángeles se acercaron a cantar "Paz en la tierra y en el cielo Buena
Voluntad para los hombres":
Es mi
voluntad
en una
taberna morir,
y que
el vino esté cercano
a los
labios del moribundo
cuando
alegres canten
los
coros angélicos:
“Sé
benigno, oh Dios,
con
este bebedor."
Hay
muchos estudios interesantes sobre los Goliardos y sus textos, que aparte de
leer los estudios y la historia de estos clérigos; sería interesante acercarnos
a sus poesías que están llenas de musicalidad (gracias a eso Carl Off las pudo
musicalizar) aparte de contener una visón humana terrenal y real desde una
perspectiva culta que en esa no existía con los textos clérigos contemporáneos.
Existe una originalidad en imágenes, juego de palabras con referencias cultas
pero con un discurso de la vida cotidiana en cada una de sus poesías. Una
poesía culta pensada para el canto sin llegar al Juglar. Debido a reglamentaciones,
la aparición de la Santa Inquisición y muchas reformas, hicieron que estos
poetas clérigos errantes desaparecieran, dejándonos un extenso acervo de
poesías como:
Carmina ecclesiastica (canciones sobre temas
religiosos).
Carmina moralia et satirica (cantos morales y satíricos).
Carmina amatoria (canciones de amor).
Carmina potoria (contiene obras sobre la bebida, y
también parodias).
Ludi (representaciones religiosas).
Supplementum (versiones de todas las
anteriores, con algunas variaciones
Sobre saliendo de todas ellas, por
su gran popularidad y versiones, la poesía de Oh Fortuna.
Por lo anterior es importante que
cuando se hable de la literatura de la Edad Media se hable también de los
goliardos, ya que ellos fungieron como un eslabón, en la literatura, entre lo
pagano de la populo y los misticismos del mundo clerical, usando su propia voz
y estilo en cada uno de sus versos, donde van más allá de lo superficial, sino
entran en la crítica de su contexto esto gracias a sus viajes usando la ironía
y voces cultas para ello.
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