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lunes, 18 de mayo de 2020

Y después del aislamiento... ¿qué?









Un momento por favor 



J.  Jesús Juárez Martín




El aislamiento pedido por las autoridades en esta pandemia  de COVID 19, ha sido tan vulnerado que pareciera  que no creemos a nuestras autoridades del riesgo de la propagación de los contagios,  la temeridad de las familias que pretendieron y pretenden vacacionar fuera de su lugar de residencia, debido al cierre de actividades industriales, educativas, comerciales y algunas otras que fueron restringidas en busca de un control mejor de la Pandemia; un sinfín de situaciones inesperadas e impensables se han sucedido como respuestas a los lineamientos sanitizadores, desde reconocimientos, apoyos, protestas, destrucción de patrullas y hasta convenios de no sanitizar la población y negociar la no violencia debido a desinformación tendenciosa a las comunidades.

            No estamos acostumbrados a limitaciones fácticas y hasta balbuceamos  la garantía de tránsito libre por el todo el país y razones van y vienen como premisas para argumentar nuestro libre tránsito, y hasta existen aseveraciones desproporcionadas de la realidad  que la paralización de actividades económicas, producirán más muertes que la misma Pandemia que se trata de mitigar con sana distancia, aislamientos y atención médica la enfermedad  que parece que en Jalisco llega a su cúspide  en estos días.




Felizmente considero que es una estrategia adecuada porque está en manos de especialistas de la salud no de políticos imperativos, descalificadores...  si no perfecta, ni del agrado de todos, creo que dará mejores resultados que los arrebatos y puntadas de salir en forma intempestiva y todos a un tiempo de este aislamiento hacia la vuelta a las actividades indispensables para sobrevivir.

Lo sucedido es que vivimos estas crisis, que crecieron exponencialmente por diversas actitudes acciones y decisiones inapropiadas que polarizaron riesgos graves de vida y salud de los países y se vieron afectados el desarrollo de los mismos. La vida comunitaria en el aislamiento pedido de las familias, sensibilizó a todos los integrantes y cada quién reaccionó de acuerdo a su formación, desafortunadamente algunos desaciertos crearon violencia en la ya vapuleada familia por la amenaza de enfermedad. Ojalá se restablezcan las buenas relaciones y se salga fortalecida del aislamiento la familia.

Ya nuestro país se apresta para experimentar de la mejor forma sugerida con la conducción hacia la nueva normalidad, porque esta crisis marcó un antes y después, terminó la normalidad que disfrutamos al inicio del año 2020, lo peor sería que no se aprendiera las lecciones de dolor y muerte de los eventos catastróficos e inesperados ya vividos. Entendamos que los sucesos dejan sus consecuencias, llegó el COVIS 19 y con el él tendremos que coexistir, como especie sapiens, reteniendo su peligrosidad con medicamentos, cuidados  sociales, vacunas; como se conviven con tantas otras enfermedades enquistadas en la misma humanidad, Sida, sarampión,  habrá diversas opiniones de las decisiones y hasta del origen del temido virus, pero para eso es la función de las autoridades y esperemos obren con realismo, nos conduzcan a una mejor convivencia, para beneficio colectivo.

Si la crisis originó cadenas de eventos inesperados y o inevitables de carácter catastrófico dependiendo de su tipología, afectaron las formas de convivencia, de trabajo de relaciones del dinamismo económico y hemos sobrevivido, que eso nos inspire en que el regreso a esa normalización de hechos y trabajos sean de la mejor forma y la manera más ordenada, porque según los pronósticos parece visualizarse el final del túnel de la travesía de nuestra vida en aislamiento, difícil, pero necesario.

Que esa convivencia familiar, que mostró lo mejor y peor de nuestra esencia humana, no sólo personal sino como género humano, tengamos el control de esos instintos de violencia, llevemos por el razonamiento en búsqueda de lo mejor y optemos dando lustre a la racionalidad para ser mejores personas en la construcción de la convivencia adecuada y productiva de la comunidad en beneficio de la familia célula de la sociedad donde nos desenvolvemos.






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