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jueves, 14 de mayo de 2020

Rómpase si es necesario…









Pedro Vargas Avalos


En ciertos lugares con serio peligro de sufrir un incendio, los extinguidores resultan enseres indispensables. De allí que siempre donde se alojan, exista un letrero que dice: “Rómpase en caso de incendio”, o un rótulo parecido como “Rómpase si es necesario”. El asunto es que haya una eventualidad y para remediarla, debe romperse el anaquel que resguarda el apaga fuegos y usarlo.
La situación que guarda la República ha venido deteriorándose de acuerdo a la visión del sector que se ha vuelto crítico del presidente y por lo tanto de la Cuarta Transformación. Algo parecido sucede en Jalisco, donde el ejecutivo estatal provoca cada vez más, inconformidades y señalamientos negativos.

Ambos mandatarios, en aras de lograr sus buenas intenciones, son obstinados y poco flexibles; la diferencia entre los dos es que, el presidente siempre ha sido de ese tenor y en cambio el gobernador ha registrado variables, aunque eso sí, siendo porfiadamente ardoroso.
Los problemas que ha enfrentado el primer magistrado de la nación, son mayúsculos. No se puede negar que la inmensa mayoría de asuntos de esa problemática (inseguridad, corrupción, impunidad, pobreza, sistemas de salud insuficientes, etc.) fue herencia de varios sexenios calificados como neoliberales.




En Jalisco, la decadencia priísta desde Cosío Vidaurri hasta Aristóteles Sandoval, entrelazada lamentablemente con los desgobiernos panistas cuya cúspide fue el desenfreno de Emilio González, ofreció la ocasión para que Alfaro Ramírez se alzara con el poder.

Ambos gobernantes, significaron la esperanza ciudadana de terminar con etapas ominosas para los intereses populares: la democracia pareció que por fin proporcionaría la solución a los ancestrales atrasos que padeció nuestro pueblo.

Pero resultó que, a nivel del país, inmediatamente aparecieron los dolidos de la derrota electoral, y comenzaron a fraguar revanchas y desquites, constituyéndose en enconosos cuantos impúdicos adversarios. Y si ese ya de por sí es un grave problema, de súbito apareció la apocalíptica pandemia denominada Covid 19, que de plano todo lo ensombreció.

La situación general ahora, sumados los anteriores factores más otros de suma importancia (desempleo, presiones económicas) generan un escenario en que se antoja, se necesita, algo que sirva como extinguidor. Y para muchos observadores de la vida nacional nada mejor que se proceda legalmente contra los expresidentes (específicamente Calderón y Peña Nieto).




El primero de los antedichos exmandatarios, se ha convertido en tozudo crítico de Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, y por lo que ve al segundo expresidente, aunque ha permanecido silente, sus garrafales desarreglos gubernamentales exigen que se les llame a cuentas. En cualquiera de los dos casos, representan el eficaz desagravio del hambre y sed de justicia de los mexicanos. Es decir, para el actual momento de crispación política y económica, o uno muy próximo, funcionarían como eficiente apagafuegos. La interrogante que surge es si el Presidente se decidirá por ese camino, sendero que la mayoría de los ciudadanos exigen se recorra.

Al respecto nos llamó la atención lo que manifestó el distinguido periodista, escritor y agudo observante del devenir nacional, Jorge Zepeda Paterson, quien opinó: “Calderón o Peña Nieto, para el actual gobierno, es una especie de rómpase en caso de incendio; como los tanques que está allí en las paredes, y creemos que funcionan y un día están allí para usarse si fuera necesario”.

Por lo que ve al ejecutivo local, la cosa no parece tan sencilla porque los “apaga fuegos” que podría tener al alcance de la mano no parecen tan eficientes. Uno sería el que nos mentó la madre a todos los jaliscienses (Emilio González Márquez), que mereciendo que se le llamara a rendir cuentas y probablemente parar en la cárcel, la indiferencia de su sucesor da la impresión que lo absolvió. El otro “extinguidor” sería el exgobernador priísta de nombre aristotélico, cuya administración dio mucho que decir en cuanto al manejo de la hacienda pública y auspiciamiento de colaboradores deshonestos; como ejemplo (y tuvo varios) allí está el caso del área de salud, donde habiendo materia para aplicar el peso de la ley, tal parece que la justicia se ha embrollado y el pródigo doctor Cruces Mada, presume que la va a librar.

¿Cuál pudiera ser el momento del rómpase en caso de incendio o si es necesario? Los respectivos mandatarios que decidirán, ¿creerán que, si es procedente echar mano de este expediente, para que sirva de apaciguador de las crisis que padecemos y lo más probable es que se van a alargar? Poco vivirá quien no vaya a saber lo que decidan los mandamases, pero sobre el tema, aseguran muchos comentaristas que ese instante sucederá, entre ahora y hasta antes de las próximas elecciones. ¿Usted qué opina?



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