Rafael
Martínez Rodríguez
Primero
que nada, agradezco a la dirección de este diario por brindarme de nueva cuenta
un espacio para la crítica constructiva, para la opinión, para el debate de
temas relevantes que impactan nuestra sociedad y el entorno en el que vivimos, y
abro precisamente un tema anexo al periodismo en estos tiempos de crisis por la
pandemia. La crisis en todos los aspectos que se manifiesta en la pandemia del
Coronavirus (covid19), sin duda alguna es de observar la responsabilidad y la
ética que los periodistas deben ejercer a la hora de informar sobre esta crisis
de salud por la que atraviesa nuestro planeta, donde vemos inundadas las redes
sociales, los noticieros, la radio, los periódicos etc., toda clase de
información verídica y no verídica respecto al tema, en algunas ocasiones los
mismos periodistas de diferentes medios se contradicen respecto a la
información circulante, algunos agregando su toque periodístico con el único
objetivo de infundir pánico en su audiencia para mezquinamente atraer más auditorio.
La responsabilidad en el
ejercicio del periodismo van de la mano con la ética con la que se ejerce esa
noble profesión de informar, por ello, en estos tiempos de crisis se pone a
prueba las actitudes de los periodistas para el buen manejo de la información y,
la forma adecuada de trasmitirla sin dejar vacíos o espacios para las
suspicacias, y más relevante se vuelve su responsabilidad cuando se trata de un
tema de salud mundial. En las redes sociales y
en la televisión vemos un sinfín de noticias respecto a la pandemia,
información que incluso sale fuera de la lógica, contradiciendo los informes
científicos y desembocando a una incertidumbre que desarrolla miedo en la
población, como lo es el caso de un famoso periodista de la televisora Azteca,
quien sugiere hacer caso omiso a las recomendaciones del vocero del gobierno de
la Republica, quien a su vez, es encargado de dar los informes respecto al
COVID19 cuya función es comunicar de forma oficial lo relevante a esta
epidemia, de lo cual, el periodista con serias directrices políticas hace
afirmaciones de un tema de salud que a nivel mundial está impactando, y sus
comentarios tendenciosos no hacen otra cosa que confundir a la audiencia,
ejerciendo el periodismo sin raciocinio, sin ética, sin profesionalismo y sobre
todo, sin responsabilidad.
Estos momentos de crisis son una oportunidad para que los periodistas
profesionales se hagan notar con su más alto sentido ético de informar y con la
mayor responsabilidad hacia su audiencia, separándolos de los periodistas de
ocasión o del amarillismo que muchos medios de comunicación realizan, pues
siempre en las dificultades se puede seleccionar a los más evolucionados
periodísticamente hablando, para generar un parteaguas en la información y
generar certeza en tiempos de incertidumbre. Hago un llamado a la seriedad
periodística, exhortando a los que ejercen esta noble profesión de informar, a
los que están dentro de los medios de información, para que realicen y lleven
la noticia verdadera sin censuras políticas ni económicas, sin restricciones ni
miedos, llevando la nota y edición con sentido moralista, con el más alto grado
de compromiso con la sociedad que esta sedienta de noticias verdaderas y casada
de información falsa que es compartida de forma indiscriminada en redes
sociales.
Dicho lo anterior, como sociedad no solo debemos esperar información verídica,
sino debemos exigirla y castigar con la indiferencia a los medios de
comunicación que transmiten información alterada, desfigurada o tendenciosa, no
podemos permitirnos en la era de las tecnologías una conducta pasiva ante el
periodismo falaz y sin escrúpulos a la hora de informar un caso de salud
mundial; termino con la frase del periodista argentino Rodolfo J. Walsh Gill
“EL PERIODISMO ES LIBRE O ES UNA FARSA”.
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