Dra. Sandra Gómez
Estimado
maestro, te comparto una de mis memorias como asistente docente de pre-escolar
en el año 1980; muy significativa por la lección de vida que me dejo.
Tal vez compañero docente aun no
habías nacido (…). Pero si, ya había pre-escolar; en esa época yo cursaba
segundo de secundaria con 14 años de edad. La maestra del grupo era una
profesora jubilada del nivel primaria, incluso había sido maestra de sexto
grado de uno de mis hermanos. Yo me dejaba guiar, y ella me dejaba expresarme, ser
yo misma (…) debo acotar que soy la menor de cuatro hermanos en donde ellos
tres son del género masculino. Mi niñez transcurrió visitando San Diego CA, y
el Estado de Jalisco México, principalmente.
Nací en Tijuana B.C. y mi madre es orgullosamente Jalisciense, mientras
mi padre es orgullosamente Californiano, así que mi amor por la educación nació
dentro de una diversidad cultural y creo que al no tener a mis “primitos”
cerca, se me desarrollo de manera instintiva el servicio a la niñez, en otras
palabras, jugaba a ser maestra.
Una compañera de la secundaria que
era mayor, fue invitada a trabajar como asistente, cuando estábamos en primero
de secundaria, así que fui con ella en nuestro siguiente ciclo escolar, ella dejo
de ir cuando se dio cuenta de que la maestra de grupo había cambiado; por mi
parte, todos los días sin excepción llegaba puntual a recibir los niños, les
cantaba, les contaba cuentos, y hacíamos muchos trabajos manuales. Un día, se
me ocurrió poner una pequeña obra de teatro, ya que teníamos a una niña muy
inquieta de nombre Alicia Esther a la que cariñosamente se le llamaba Lichita.
La profesora María Luisa, me dio su apoyo y para el día de la asamblea
presentamos la escenificación teatral de la muñequita fea de Gabilondo Soler
Cri-cri. Recuerdo que los padres de
familia nos apoyaron mucho vistiendo muy bonito a los niños, recuerdo al ratón,
a la araña; Oh Dios que maravilla de trajes, que ingenio de las madres. Por
supuesto la estrella era Lichita a quien yo misma le confeccione el vestido de
muñequita, cabe decir que los niños tenían 4 años de edad. Un mes de ensayos
mínimo (…), los participantes que eran como ocho entre niños y niñas empezaron
muy tímidos y Lichita muy desenvuelta, yo diría “perfecta”. Que gran lección aprendí
ese día de la asamblea. Todos los participantes lo hicieron excelente, se
desenvolvieron mucho mejor que en los ensayos y lucían preciosos, excepto
Lichita que se quedó paralizada al ver la gente, y yo sorprendida.
Me sentí decepcionada como maestra,
y muy inteligente la Profesora María Luisa me dijo, que a esa edad los niños
pueden actuar así (…), el director de la escuela Prof. Gilberto Aguilar y otros
maestros me felicitaron, eso marco mi inicio de clases de expresión oral en
público.
Hoy
cercano al día del maestro, quiero agradecer a quienes confiaron en mí, y hoy
puedo decir que sigo aprendiendo y poniendo mis conocimientos e investigaciones
a la orden de quienes como yo amamos ser profesores #amoserdocente.
Las cosas no siempre salen como las
planeamos, y es porque trabajamos con seres humanos quienes tienen emociones;
desde muy temprana edad ya nos muestran su personalidad y algunas veces nos
sorprenden para bien y otras simplemente nos sorprenden. Mi función como
maestra formadora de docentes, es sembrar dudas y trabajar con sus silencios;
dejar que reflexionen sobre sus actuaciones y en conjunto lo superemos. Para el
caso de Lichita, se siguió trabajando con su expresión oral en público; para el
festival del día de las madres en un teatro lleno, ella abrió el festival,
iniciando con el telón abajo con su hermosa voz cantando las mañanitas, acto
seguido y en representación de la secundaria, dije una poesía, una al lado de
la otra, y ella Alicia Esther estuvo a la altura; lo superamos juntas.
Feliz día del maestro, recuerda que
como dice mi mentora la Dra. María Esther Uriegas: “los maestros cambian
vidas”, y sí que cambiamos, a la vez que nosotros nos transformamos. Haz que recuerden sus días como alumnos (…),
“La educación es para siempre cuando la incorporas a tu vida (Uriegas, 2002)”. Un
abrazo fuerte de tu compañera Sandra.
Felicitaciones por tu historia, espero leer muchas otras.
ResponderBorrarQue hermosa anecdota, felicidades querida amiga, te mando un fuerte abrazo.
ResponderBorrarMás que hermosa, es una ilustración interesante de como en la vida, nos dejamos llevar por las percepciones y no nos sometemos al escrutinio complejo de las personas. Claro que a la edad que tenías es imposible saberlo, pero como docentes a veces (si no es que la mayoría)nos dejamos llevar por la primera impresión o por lo que otro compañero nos dijo. Me encanto y espero con amplia expectativa tu siguiente columna. ¡EXITO!
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