Pedro
Vargas Avalos
El tema
del momento en el país y particularmente en Jalisco, desde luego dejando a un
lado la pandemia que nos zarandea, es si conviene o no endeudarse para salir
del paso.
Los
dos políticos del momento para Jalisco, son el gobernador y el presidente de la
República. Hace años ambos coincidían, especialmente en las campañas
electorales del 2006, cuando el inefable Felipe Calderón se quedó con la
presidencia, según él mismo afirmó “haiga sido como haiga sido”. Y ya sabemos
que su desgobierno, sumado al período del frívolo Fox, e incrementado por el
del inmundo Peña Nieto, nos llevó prácticamente al abismo.
La
cereza en el pastel de tantas amarguras, fue la pandemia del Coronavirus 19. Y
para encarar la situación y sus consecuencias, se debate sobre si es pertinente
acudir al dinero fácil que es el de los préstamos. No importando la pesada
herencia que se deje a nuestros posteros.
Todo
mundo señala que cuando trataba de ganar votos para alzarse con la gubernatura,
Alfaro Ramírez en tocante a deudas decía:” No hipotecaré al Estado”. Una nota
del acreditado semanario Proceso fechada el 21 de mayo, dice así: “Enrique
Alfaro Ramírez, como candidato a la gubernatura, aseveró durante un debate
contra sus contrincantes que no habría ni un solo peso de deuda pública. Ahora,
como mandatario, dejaría un endeudamiento por arriba de 33 mil millones de
aprobarse un nuevo crédito por 6 mil 200 millones de pesos.”
Lo
anterior, lo expresó en un encuentro que se transmitió aquí en Guadalajara el
mes de mayo de 2018. Y fue como un lema del entonces aspirante a gobernar
Jalisco, sostenido por el partido del desacreditado ex priista Dante Rannauro: “Movimiento
Ciudadano”. Y aquella idea sobre la
deuda, luego la confirmó entonces candidato, al ratificar su dicho de que “mi
compromiso también es puntual. No va a haber en mi gobierno ni un solo peso de
deuda pública”.
Por
su lado, el actual primer mandatario de la nación, siempre ha declarado su
aversión a las deudas de carácter público. Desde su férrea lucha contra el
malhadado FOBAPROA, hasta la fecha, su conducta ha sido inflexible: no a la
deuda, no a los préstamos.
Bajo
esa panorámica, podemos fácilmente ver que los antes aliados y hoy
distanciados, gobernador de Jalisco y presidente de México, le dan a su palabra
un valor o significado distinto.
Yo
recuerdo que nuestros ancestros, por lo general serios y trabajadores, siempre
sostenían que era mejor quedarse sin cenar que amanecer con deudas. Y no les
faltaba razón, y de esa manera es como sostuvieron a nuestra patria, a pesar de
tanto político rapaz que hemos padecido desde la independencia, y que se
refinaron después de la Revolución.
La
semana pasada, mientras que AMLO volvía a negase a pedir prestado, como le
insisten los patrones de la COPARMEX, para dizque salir del problema económico
que angustia a la nación, el gobernador anunció que solicitaría (es un decir,
porque tiene mayoría y aliados) la autorización del Poder Legislativo para un
nuevo préstamo por 6 mil 200 millones de pesos. A estas alturas ya lo deben
haber autorizado sus alfiles del Congreso local. Y decimos nuevo porque parece
que el empeño del mandatario jalisciense, es romper récord de deuda pública en
su mandato.
Porque
recordemos que el 15 de febrero de 2019, Alfaro solicitó autorización para un
crédito por 5 mil 250 millones de pesos, que sobra decirlo se le aprobó: el
asunto lo justificaba porque decía que el gobierno estatal había tenido
reducción de participaciones federales. Y claro que la más fácil forma de
resolver esa disminución, era la deuda. Y se vinieron desgranando empréstitos
de un tipo y de otro. Total, si contamos el nuevo endeudamiento, llegará la
deuda de Jalisco a cerca de treinta mil millones de pesos. Carga más que
pesada, no para los políticos (ni los empresarios), sino para el pueblo.
A
nivel federal las cosas siguen manteniéndose polarizadas: por un lado, el
gobierno de López Obrador, firme en sus ideas (sean buenas o no, oportunas o
ineficientes, pero al fin impasibles) y por la otra parte, los furibundos
partidarios del endeudamiento, los que condenan fuera de sí (porque no saben
guardar serenidad) todo lo que haga el gobierno. No entienden que si a éste le
va mal, nos va mal a todos los mexicanos.
En
cuanto al gobernador, debería de repasar sus acciones de cuando fue alcalde de
Tlajomulco, donde se ganó el capital político que lo llevó a gobernar la Perla
Tapatía y luego a ocupar Casa Jalisco. Quizá allí encuentre la fórmula para
reencontrase con el pueblo jalisciense, que la mera verdad ya no lo ve como
entonces.
Ojalá
y las cosas mejoren y tanto mexicanos como jaliscienses, podamos ver muy pronto
la luz que anuncie el final del túnel.
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