Cine sin Memoria
José Luis Vivar
La presencia del Maestro en el Cine
ha sido reflejada desde tiempos muy remotos. Tal vez por la importancia de su
trabajo, o porque después de los padres de familia es una figura importante en
la educación de toda la sociedad. Niños, jóvenes y adultos necesitan o han
necesitado de alguien que les guíe, les enseñe y les aconseje. Maestro o
Maestra, así con mayúsculas, son personajes de la ficción en la pantalla, la
mayoría de las veces para bien, aunque también para resaltar lo malo del
magisterio.
Una
de las películas más representativas de la figura magisterial y sus pasiones, es
El Ángel Azul (Josef Von Strenberg, 1930), donde el profesor Rath (Emil
Jannings), respetado en su comunidad como figura ejemplar, cae ante las
tentaciones de la vedette Lola Lola (Marlene Dietrich) Sin darse cuenta, el
maestro es arrastrado a ese mundo de vicios y diversión, que lo hacen perder su
familia, su trabajo y su dignidad como persona. Impresionante final cuando el
viejo maestro sin dinero, enfermo y derrotado, en un acto de desesperación
vuelve a su escuela y se deja caer encima de su escritorio al cual abraza con
el amor que solo quienes ejercen esta profesión saben interpretar. Instantes
después fallece.
En
México hay varios ejemplos rescatables, quizás porque los gobiernos
revolucionarios supieron enaltecer su labor. Películas como Río Escondido
(Emilio Fernández, 1948) sobre una maestra rural llamada Rosaura Salazar (María
Félix) se enfrenta a dos dificultades: educar a los niños de la comunidad, y
enfrentar al cacique local, don Regino Sandoval, que le hace la vida imposible,
porque no acepta que ella les abra los ojos a esa gente que él considera como
su propiedad.
Maclovia (Emilio Fernández, 1948),
presentando a José María (Pedro Armendáriz) que llega a la escuela multigrado,
demandando luz y saber, como dice el maestro don Justo (Arturo Soto Rangel),
que se emociona de que sea un adulto quien lo solicite, y brinda un discurso
memorable sobre la raza indígena.
Pero
quien hace un retrato más realista del trabajo docente es Simitrio (Emilio
Gómez Curiel, 1960), donde el maestro del mismo nombre interpretado por José
Elías Moreno, cuya debilidad visual es aprovechada por sus alumnos para hacer
desorden en el salón, y al sentirse acorralados gritan el nombre de su
compañero Simitrio para hacerlo responsable. El profesor molesto le llama una y
otra vez la atención, hasta que descubre la terrible realidad: ese niño murió
hace mucho. Una extraordinaria película que pone de manifiesto al maestro
anciano que se niega a jubilarse, que no quiere dejar su trabajo.
Por su parte, el cine
estadounidense tiene también notables ejemplos de homenaje al maestro, como Ana
de los Milagros ( The Miracle Worker, Arthur Penn, 1962), sobre el trabajo
difícil que debió enfrentar Annie Sullivan (Anne Brancroft) para educar a una
niña ciega, sorda y muda llamada Hellen Keller (Patty Duke) Parte del proceso
pedagógico es recreado con magistral interpretación de ambas protagonistas. Los
errores que debió enfrentar la maestra Annie, las frustraciones por no lograr
los objetivos hacen ver lo arduo de esta profesión.
Para la crítica y el público, El
Profe (Miguel M. Delgado, 1971) es una de las mejores películas del genial
Mario Moreno Cantinflas, en su etapa de cine a colores. En dicha cinta, el
genial mimo interpreta al profesor Sócrates García que llega al pequeño pueblo
El Romeral, donde se involucra en la problemática de sus alumnos y de la
población, despertando el desprecio del cacique don Margarito Vázquez (Víctor
Alcocer), que le hace realmente la vida imposible. La película vuelve a la
realidad nacional: la fuerte influencia de los caciques por encima de las
autoridades municipales. A la distancia, El Profe es una crítica y un reflejo
de lo que muchos trabajadores de la educación debieron enfrentar hasta años muy
recientes.
Recientemente han aparecido
películas que resaltan el espíritu de la enseñanza como Te Amaré en Silencio (Children of a Lesser God, Randa Hainness, 1986), donde los esfuerzos del
profesor James (William Hurt) en afrontar el reto de enseñar a una alumna sorda
llamada Sarah (Marlee Matlin) se convierte en algo más que traspasa las aulas y
se llama amor, el cual hace que la pareja enfrenten otra clase de problemas.
Mención aparte merece La Sociedad de los
Poetas Muertos ( Dead Poets Society, 1989), cuya figura principal es el maestro
John Keating (Robin Williams) que promueve valores éticos a través de la
poesía. Esta cinta es considerada una de las mejore en retratar la pasión por
enseñar.
No puede quedar en esta lista La
Lengua de las Mariposas (José Luis Cuerda, 2001), que retrata la vida de
Moncho, un pequeño niño que después de estar enfermo mucho tiempo llega a la
escuela a cargo del maestro don Gregorio (Fernando Fernán Gómez), quien con su
ejemplo se gana su admiración. Es notable los detalles que se muestran en esta
cinta sobre el trabajo de las Ciencias Naturales, directamente en el campo.
Pero esta paradisíaca relación Maestro-Discípulo, termina el día que estalla la
Guerra Civil Española y se convierten en enemigos.
Para finalizar, Triunfo a la Vida
(Mr. Holland’s Opus, Stephen Herek, 1995), es quizás el retrato más fiel de un
maestro: Glenn Holland (Richard Dreyfuss) que se desempeña como músico, pero
por razones laborales termina impartiendo clases en la escuela secundaria John
F Kennedy. Al principio se muestra receloso de poder enseñar a los
adolescentes, pero poco a poco su actitud va cambiando, cuando la directora del
plantel le hace ver que un maestro no debe limitarse a dar clases e irse a su
casa, sino que debe conocer a sus alumnos, saber cuáles son sus necesidades,
etc.
Durante décadas vemos a este músico
frustrado formarse como un verdadero maestro de música. Y en la cima de su
triunfo, su esposa queda embaraza, pero el niño nace sordo. Esto derrumba al
maestro Holland cuya relación con su hijo es distante porque no le encuentra
sentido que él como músico pueda entablar una conversación con quien no
escucha. La vida misma le tiene una sorpresa a este buen maestro que se hace
viejo y debe retirarse del servicio docente.
Esta breve selección intenta hacer
un homenaje a todos esos hombres y mujeres que trabajan en los salones de
clases y buscan solo dar la mejor educación a sus alumnos. Fuera de esta lista
hay muchos más ejemplos, pero por razones de espacio resulta imposible
agregarlas. Solo queda agregar que los maestros también están en el cine.
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