Juan
José Ríos Ríos
No cabe
duda que en todo el mundo el virus denominado COVID-19 demostró lo mal que
están la mayor parte de los países en materia de salud, economía y en sus
formas de gobernar. Mientras que en algunos de ellos las decisiones se toman
pensando en la población, en las mayorías, en otros, como en el nuestro, hay un
desorden, los estados jalan por un lado y se señala a la federación por otro
rumbo, distinto a las necesidades que se están generando por la pandemia y la
afectación en la economía nacional.
Ya se comienza a hablar de un
rompimiento del Pacto Federal, cuando los estados del norte del país
presuntamente pretenden separarse de la parte sur porque no se les trata igual,
sobre todo en materia económica mediante el otorgamiento de presupuesto. Hay un
presunto movimiento que busca la caída del presidente de México Andrés Manuel
López Obrador, que se impulsa por las llamadas redes sociales, lo que ni uno ni
otro movimiento abonan a la solución que se necesita para enfrentar la pandemia
y salir lo mejor librado de ésta como nación.
De esto, casi nada se trata en los
medios masivos que a nivel nacional controlan, cuando menos, la televisión, y
no deja de ser un tema de interés nacional, que debe de ser conocido, analizado
y tratado con la seriedad y amplitud necesaria para evitar, en principio,
rumores y, de ser ciertos, se busquen y den las mejores soluciones, aunque bien
es sabido que la mayor parte de estos movimientos o acciones tienen tintes políticos,
intereses muy particulares, sobre todo de quienes no quieren que las cosas
cambien y para el bien del país y para todos los mexicanos.
Sin el ánimo de demeritar lo que se
haga o diga al respecto, con el respeto que merecen y deben tener las manifestaciones
de las ideas, sí vale la pena que estos temas, sobre todo cuando se dice que
los gobiernos de Nuevo León, entre otros del norte del país, pretenden ese
rompimiento con el resto del país, se compruebe la veracidad del hecho, se
analice de fondo por quienes gobiernan y como consecuencia se tomen las
decisiones más apropiadas, las que mejor convengan, que se corrija lo que se
tenga que enmendar y por quién o quiénes estén errando o provocando este tipo
de crisis, que iría más allá de situación sanitaria que nos afecta como humanos
por el COVID-19.
Y estamos tan mal habituados la
mayoría de los mexicanos a enfrentar problemas, que todo lo vemos gris, hay más
quejas, lamentos y hasta propósitos, que acciones que nos hagan ver como
personas, como nación, con una actitud más propositiva, en unidad para cuando
menos no ser parte de la crisis de salud, cuando no respetamos el uso de cubrebocas
o la sana distancia, caemos en esa mayoría. Hay crisis económica, crisis en el
sector salud, pero echarle más leña al fuego no ayuda mucho a cambiar y mejorar
el estado de cosas.
Si se requiere dialogar, que lo
hagan las partes y se convenza con argumentos para que no se sume más problemas
a los que ya vivimos, si los que tiene lloran, cómo la estarán pasando los que
no tiene ni dinero y mucho menos poder para enfrentar la situación. Sin
embargo, el pueblo, la mayoría, es la más acostumbrada a vivir en crisis y en
lo que cabe saben cómo superarla, que no sean los que tienen el poder y el
dinero quienes no abonen a la solución más adecuada, que las partes que parecen
estar en conflicto dialoguen, corrijan lo que se tiene que corregir para que se
apunte en un solo sentido, cuando menos no provocar más crisis a la que ya se
está viviendo.
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