jueves, 30 de abril de 2020

Muertes por intoxicación










Juan José Ríos Ríos



La Secretaría de Salud y todo organismo que tenga competencia en el estado y en los municipios donde han fallecido personas por consumir bebida alcoholizada, deberán investigar y actuar en consecuencia para que este lamentable hecho no quede sin esclarecer y, en su caso, sancionar conforme a derecho. Pero no es solamente actuar en esta ocasión, sino que se tome como ejemplo para que, en el futuro, no vuelva a ocurrir.

            Según las versiones oficiales emitidas al respecto, las personas murieron por haber ingerido alcohol adulterado, y son originarias tanto de la cabecera municipal Tamazula y de algunas de sus delegaciones, como de Mazamitla. El número oficial hasta ahorita oscila entre las dieciséis personas que fallecieron por esta causa, sin que se haya esclarecido hasta el momento dónde o con quien se adquirió el producto que produjo los decesos.

            Lo cierto es que han fallecido personas y, además de un hecho muy lamentable, no debe quedar al olvido, sino investigarse a fondo para evitar más afectaciones por esta causa, aun así, se hayan tomado precauciones para que se retire el producto de la venta al público, algo que no debe tomarse a la ligera o en la confianza de que así será por parte de sus destinatarios.



            El consumo de alcohol o de bebidas alcoholizadas es, lamentablemente, uno de los grandes problemas de salud que afecta a miles de personas, no nada más en la Región sur, el estado de Jalisco, sino a nivel nacional, cuando hay más expendios de los productos que tienen esta calidad que sitios o publicidad que motive a distraerse de una manera más sana, o que sugieran o induzcan a evitar su consumo.

            Ha prevalecido el libre albedrío, es decir, todo ciudadano ha sido libre para hacer con su cuerpo y salud lo que mejor le parece, nadie ha sido impedido por ello, salvo cuando se ha decretado una disposición de ley seca, es decir que de manera “estricta” se impida o se prohíba consumir alcohol o bebidas alcoholizadas, pero siempre sobra quien tenga a la venta y más quién o quienes las consuman, y ahí cada quien es responsable de lo que hace o le suceda.



            


De las malas experiencias, se debe de aprender, no debiéramos de tropezarnos con la misma piedra, pero no entendemos, somos débiles de mente, indisciplinados a más no poder, gozamos de una libertad que convertimos en libertinaje, el ejemplo más claro está en la forma como muchos ciudadanos han tomado las recomendaciones para evitar contagio y posible muerte por afectos del COVID 19. Si sabiendo que en casi todo el mundo se está murieron gente por ello, nos vale, qué será buscando cómo pasar la cuarentena impuesta, hay que brindar y tomar para matar el rato.

            En algunos estados del norte del país, ante el anuncio de que las cerveceras iban a dejar de fabricar sus productos, se produjeron ventas de pánico, gente que le importó o preocupó más no tener que tomar, que cuidar su salud, y por esta conducta, cada quien es responsable, no aprendemos, no nos respetamos, no nos cuidamos y sí, con el primer error de quienes buscan proteger o ayudar para evitar enfermarnos, contagiarnos y evitar una muerte por imprudencia, los reclamos o críticas no se hacen esperar.

             Cuándo vamos a mejor y ser mejores como personas, como sociedad, como país?. Actuando de manera irresponsable, como algunos lo hacen, será más tardado o a lo mejor menos posible. Que cada quien haga lo que mejor le convenga, pero si es en bien de la mayoría, hagamos lo que nos conviene a todos.



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