Juan
José Ríos Ríos
Esto viene como referencia al acto
que, conjuntamente, realizaron las autoridades eclesiales y civiles en Ciudad
Guzmán, sacando en procesión las imágenes que veneran los católicos de la
Diócesis y que se representan en las figuras de la Sagrada Familia, conformada
por San José, patrono oficial, la Virgen del Rosario y el Niño.
Independientemente del recorrido que
se haya hecho con ellas y el número de personas que se integraron, algunas por
su cuenta y como parte de ese acto de fe o creencia, la acción se ha tomado
como un desacato a disposiciones, que las mismas autoridades y con fundamento
en la situación de crisis sanitaria que se vive han impuesto, y que se sustenta
en un decreto o disposición oficial, tanto federal como estatal.
Son muy respetables las creencias,
los comentarios y las reacciones, unas a favor y otras en contra, que este
hecho ha suscitado, incluso que ha trascendido a nivel mundial. Lo cierto es
que se dio y lo hecho, hecho está, todo está en razón del cristal con que se
mire y con la intención con que se comente o sancione.
Lo cierto es, también, que desde un inicio y una vez que se comenzó a vislumbrar la amenaza de la pandemia, las primeras en ponerse de acuerdo para enfrentarla y acatando las disposiciones emitidas para ello, fueron precisamente las autoridades eclesiales y civiles, motivo por el cual se dejó de oficiar en templos y quedaron cerrados al acceso del público.
Pero no quedó en eso nada más, el
alcalde tomó la iniciativa y con el apoyo de empresarios locales procedió a
realizar tareas de sanitización por la ciudad, atendió a manifestantes que
reclamaban la apertura de sus negocios para trabajar y con ello obtener el
sustento que requieren, a quienes también ofreció apoyos económicos y dotación
de material para trabajar en el momento del reinicio de las actividades, como
antes y conforme se decrete oficialmente una vez que se supere la curva de la
pandemia o los tiempos sean más propicios.
Sin duda, los hechos cuentan, y en
la balanza se inclinarán finalmente los resultados de las acciones. Cuando se
toman los compromisos con firmeza, con carácter, con decisión y con ganas de
servir a los demás, todo lo que se haga puede tomarse para bien o para mal. Lo
cierto es que, si se hace, a algunos no les gusta, sino se hace, tampoco. Pero,
quien las hace, de buena fe y exponiéndose en su afán de cumplir, el resultado se
verá al final.
Por fortuna, no hay, hasta ahorita,
casos de contagio o brotes de la enfermedad, en nosotros está aceptar o
cumplir, de buena fe, lo que se haga para protegernos. Salud para todos.
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