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martes, 21 de abril de 2020

Entretenimiento sin contenido









Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán



Ahora, debido a las circunstancias que vivimos por la pandemia, la mayor parte de la población, hablando nada más del sitio donde vivimos, nos hemos visto obligados y sometidos a estar en casa y buscando la forma de cómo pasarla de la mejor manera, recurriendo en muchas horas, a buscar, inútilmente, programas en la televisión y radio algo que nos nutran o cuando menos nos distraigan, sobre todo de una manera sana y motivante.

            La búsqueda es inútil, no hay gran cosa, por no decir nada. Qué lejos está lo que en la Ley de Radio y la Televisión se plasma, divertir, informar y difundir programas y música que tienda a ello. Las horas y el tiempo de uno y otro medio son casi lo mismo, noticias que, lejos de informar, tienden a alarmar, a engañar o a solo ver lo malo, programas o información ajena a nuestra realidad, distantes de lo que somos y tenemos como país.

            Ahora es fácil denostar a la gente, se puede meter en la vida privada de los demás sin que nadie sancione a quienes violentan el respeto a la vida privada, a la paz pública. Hay más programas en la televisión en donde se exhibe la pobreza moral de sus concesionarios, donde es más el lucro, el beneficio propio el que se busca que servir haciendo un uso de una concesión que otorga el Estado, ese Estado que ha estado sumergido en otros intereses y no el de los mexicanos y de la nación misma, de allí lo que tenemos en estos medios.





            La radio, aquella radio de antaño, cuando la música mexicana cubría muchas de las horas de sus transmisiones, ya no existe, la mayor parte es basura. Hay quienes dicen que eso es lo que les gusta a los jóvenes de ahora. Yo digo que NO, eso es lo que se les vende, se les mete en la cabeza, en el gusto, por ello también hay violencia, se respeta menos a la mujer, su condición como persona, se le denigra y con ello el gusto por la música.

            Lamentablemente también, el Estado descuida mucho esta circunstancia, en la postura cómoda de no querer quedar mal con nadie, aunque las circunstancias que la nación vive por los cambios políticos habidos, cuando muchos no quieren que el estado de las cosas cambie, persiguiendo sus propios intereses y no los de la gran mayoría, el Ejecutivo federal promueve la no sanción a quienes violentan la ley, como el reciente caso de TV Azteca, antes del Estado como Canal 13.





            Así, no pueden cambiar mucho las cosas que vivimos actualmente. El marco de la ley existe y todos, sin excepción, estamos obligados a cumplir, a respetar, de lo contrario, irán de mal en peor. Nadie por encima de la ley, incluso el mismo Presidente de México, el Estado no es él, la nación somos todos, y en un régimen de igualdad todos tienen los mismos derechos y obligaciones, que no se confunda la libre expresión con la posibilidad de hacer de un medio una forma de inducir a la violencia, al desacato, a la violación de la ley que los demás cumplen o se les hace cumplir.

            Es el momento de un cambio, a fondo, verdadero, y de ello no deben de quedar fuera no solamente los ciudadanos, sino el conglomerado que conformamos el país, incluidos medios de comunicación, radio y televisión. Debemos de exigir mejores programas, mejor música y entretenimiento de lo que nos han estado inundando últimamente, que el cambio sea total y a fondo, de lo contrario será más de lo mismo y la transformación sólo será de nombre, de temporada, y no definitiva.

           

 

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