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jueves, 30 de abril de 2020

El precio de la verdad








Cine sin Memoria



José Luis Vivar


La contaminación ambiental es un problema que ha traído graves consecuencias al planeta. Los productos químicos, el plástico, la sobrepoblación vehicular, los desechos tóxicos, y un interminable etcétera han propiciado fenómenos extraños como el Calentamiento Global o el Efecto Invernadero. En menos de veinte años hemos visto cómo las estaciones se han modificado, y cómo el panorama parece ser peor de lo que imaginábamos.

            Rob Bilott (Mark Ruffalo) es un abogado promedio que se integra a la prestigiosa firma de abogados Taft Stettinius & Hollister LLP, en Cincinatti, y encabezada por Tom Terp (Tim Robbins) Y lo que parece ser un día normal cambia con la llegada de dos granjeros. A partir de ese momento su vida da un giro de ciento ochenta grados, porque se trata de algo inusitado. Wilbur Tennat (Bill Camp), propietario de una granja de Parkersburg, en Virginia Occidental dice tener pruebas de que algo malo sucede en el vertedero de Dry Run, propiedad de la poderosa compañía DuPont.

            Sus pruebas son una caja con decenas de videos en VHS que el mismo Tennat ha registrado desde años atrás. La negativa del abogado enfurece al granjero quien no le pide, le exige que investigue para poder demandar a dicha compañía, porque algo malo que está acabando con sus tierras que están secas, pero lo peor es su ganado: las reses enferman y mueren.

Desconcertado por tales afirmaciones, Bilott acude a la granja, la cual visitaba de niño, porque cerca de allí vive su abuela. Cuando ve que de aquel edén no queda nada, solo un lugar desolado y mal oliente, toma la decisión de representar a Tennat, y eso lo hará entrar en una espiral de inesperados acontecimientos que le afectarán en su vida profesional -de entrada sus compañeros del bufete no quieren enfrentarse a una compañía mundial a la que le sobran los mejores abogados del país-, y su vida personal; su esposa Sarah (Anne Hathaway) lo apoya, pero conforme la presión se hace más intensa, le manifiesta si valdrá la pena o no seguir.

El argumento de El Precio de la Verdad (Dark Waters, Todd Haynes, 2019), se basa en un reportaje del New York Times publicado en enero del 2016, por Nathaniel Rich, quien narra todos los pormenores de un juicio que se extendió por más de veinte años, mismos que de manera cronológica son presentados en la pantalla.

Mark Ruffalo se comprometió tanto en la película porque el caso resulta estremecedor, a causa del ácido perfluorooctanoico, que a partir de 1951 la empresa DuPont comenzó a utilizar, y cuyos residuos en el vertedero de Dry Run contaminaron lagos y ríos del estado de Virginia. A decir del reportaje, los directivos de la mencionada compañía sabían que estaban afectando a la comunidad, pero no se detuvieron. Para 1990 habían vertido 7 mil 100 toneladas de residuos.

Dicho componente y otros más se les conoce comoPFAS, o “productos para siempre”, porque permanecen sin ser desechados en el organismo humano. Según el reportaje existen alrededor de 4 mil tipos de PFAS, mismos que están presentes en diferentes productos como el teflón de los sartenes, hilo dental, shampú, envolturas para comida rápida, esmaltes para las uñas, algunos cosméticos, ropa a prueba de agua, entre otros.




Los datos son estremecedores, cuando señala que al menos 110 millones de estadounidenses deben estar bebiendo agua contaminado con PFAS. Y aunque la Agencia de Protección al Medio Ambiente (fundada en 1970) ha luchado para sanear las aguas, la batalla no ha sido suficiente.

El Precio de la Verdad es una película de terror, sin que aparezcan demonios, zombis o personas poseídas. Asusta por lo que ahí se muestra. Al final, nos deja convencidos que nunca sabemos lo que usamos, bebemos o consumimos en la mesa.



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