Pedro
Vargas Avalos
No solo
México, sino el mundo entero han venido caminando de crisis en crisis. Apenas
se sale de una y al poco tiempo estamos sumidos en otra. La historia es una
sucesión de dificultades, donde lo interesante es enterarnos como se llega a
ellas y sobre todo, saber cómo se les vence.
Lo
sustancial de saber cómo se derrota a las crisis, es porque de ellas hay que
salir fortalecidos para poder recuperar lo perdido y lograr retomar el sendero
del desarrollo.
La
actual crisis sanitaria, provocada por el tristemente célebre corona virus
(covid-19) es tan terrible, que ha sido catalogada como la peor después de la
Segunda Guerra Mundial.
Al
respecto es bueno recordar, que nuestra Patria estuvo (aun cuando en menor
dimensión que las potencias mundiales) inmersa en esa cruenta conflagración internacional,
adscrita en el bando de los Aliados, y que sin embargo de ella salió
ampliamente robustecida: es el antecedente del afamado “milagro mexicano” de
crecimiento, proceso económico-social que
tanto se comentó durante las décadas cincuenta y sesenta del siglo
pasado.
Posteriormente
a lo anterior, otras crisis hemos
enfrentado, en todos los órdenes, incluyendo el de los pésimos gobiernos que
conllevan el atraco a la soberanía popular y el encumbramiento de la
corrupción. Sus funestos saldos fueron suplantar la democracia y sumir a la
mayoría de la población en la pobreza.
Sobre
este tema, bástenos recordar la vigencia del régimen de partido casi único y el
imperio del “dedo autocrático”, que en combinación con la “alquimia electoral”,
nos llevaron a la llamada “dictadura perfecta”. Y si eso fue en lo político, en
lo económico los resultados fueron desastrosos: con solo recordar el monstruoso
fraude denominado como “Fobaproa” o mejor dicho, traducido como el “robo del
siglo”, en el cual salieron ganando millonadas los encumbrados, al lograr que
las deudas privadas se absorbieran por el pueblo al transformarlas en deuda
pública.
Sobre
este tema, afirmó el senador Alejandro Armenta: Desde ese infausto rescate se
han entregado a los bancos más de 700 mil millones de pesos, pero se deberá
seguir pagando hasta 2070, por lo que rebasará la suma de varios billones, una deuda que es “un claro ejemplo de los
desvíos y desfalcos realizados por la complicidad entre el poder político y el
económico”.
Ese
contubernio entre pérfidos capitanes del dinero y seudodirigentes políticos,
nos pinta el panorama nacional dominado por buitres, aunque para los mexicanos,
ese pajarraco más bien es un zopilote.
Ya
sabemos que este malcarado animal, es un ave rapaz que despliega su vuelo por
los cielos de México, en una afanosa búsqueda de carne podrida o sea, de
carroña, para alimentarse. Son pues, el fiel símbolo de la corrupción.
El
jueves pasado, dos de abril, el
presidente López Obrador expresó en su conferencia mañanera que, con motivo de
la pandemia del “corona virus”, una periodista (estaba) pidiendo “que digamos
cuántos muertos van a haber. Esto me hace pensar y es posible decir: estamos
también viviendo en temporada de zopilotes”.
Recapitulando
los anales de nuestra nación, podemos enlistar el sinnúmero de crisis que ha
padecido, y los zopilotes que ha sometido. A la vez, nos damos cuenta de que si
hemos salido adelante, es por el carácter férreo y solidario que poseemos.
Ahora que nos enfrentarnos a esta emergencia de salud, debemos de abigarrarnos
todos los mexicanos, y nuevamente sacar avante al país.
Si
vemos las estadísticas sobre casos, defunciones y circunstancias de esta
tremenda pandemia, podemos comprender que México no está, ni remotamente, tan
golpeado como Italia y España en Europa, China en Asia o nuestro todopoderoso vecino del norte. Luego, la estrategia
diseñada por las autoridades tanto estatales como nacionales, es adecuada.
Consiguientemente, debemos hacerles caso y aplicar las medidas que nos han
pedido adoptemos.
Desde
luego que esas disposiciones no son la panacea que nos librará de todos los
males. Entendamos que al ser una pandemia, nos habrá de agraviar, pero si presentamos un frente sólido en toda
la República, sabremos salir adelante, porque no hay crisis que bien encarada
dure demasiado, ni cancele nuestro destino.
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