Pedro
Vargas Avalos
Recientemente
se ha desatado una especie de diarrea declaratoria por parte de diversos
actores de la vida nacional, destacando en tales aspectos los gobernadores de
ciertos Estados, al igual que algunos dirigentes empresariales o voceros de
grupos de presión. Subyace en esas manifestaciones, cierto matiz político de
reprochable intencionalidad.
Entre
esos declarantes están los ejecutivos de dimensión menor, como Jaime Bonilla de
Baja California o el de Tamaulipas, Cabeza de Vaca; pero también se inscriben
en tal perfil, los de Jalisco y de Nuevo León, sumándose en cierto sentido a
los capitanes empresariales de COPARMEX y CONCAMIN, sin faltar uno que otro
personaje de distintos medios.
De
menos a más, tenemos al desgobernador de Baja California, quien tras afirmar
que los médicos que atienden a los infectados del corona virus, están cayendo
como moscas, cerró sus expresiones condenando a los especialistas que
pronostican lo que puede suceder si no se toman sus medidas propuestas, pero
que se debe aclarar “Si no es una situación
donde realmente nos estén asustando los científicos”, porque a veces “es más
malo el remedio que la enfermedad”.
Por su lado, los ejecutivos de Nuevo León, Tamaulipas y
Coahuila, se han reunido dizque para coordinar la lucha contra el COVID 19,
pero resulta que lo más notorio que han generado es una abrupta manifestación
contra el gobierno federal en cuanto a la distribución de los recursos
fiscales, pidiendo que se modifique el Pacto correspondiente, bajo la base
mezquina de que ellos producen más de lo que reciben. Fundamento que también
utiliza el jalisciense Alfaro Ramírez, quien alude lo que el Estado aporta al
PIB, alrededor del 7% y que solo se le devuelven vía presupuesto el 2%.
Al block anterior se vino a sumar el gobernante de Chihuahua,
Javier Corral, quien informa el diario Mural del 20 de abril, que “convocó a
sus homólogos de Nuevo León (Independiente), Coahuila (PRI), Tamaulipas (PAN) y
Jalisco (MC) a trabajar políticamente para cambiar la coordinación fiscal, a
partir de una nueva correlación de fuerzas en la Cámara de Diputados, en 2021”.
En pocas palabras y de plano, el chihuahuense concita a organizarse para ganar
los comicios federales del año que viene, con el fin de quitar la mayoría en la
Cámara de Diputados del partido del presidente, y ya debilitado el mandatario,
obligarlo a negociar el Pacto Fiscal con la premisa de dar mayores recursos a
los Estados, conforme sus riquezas y aportaciones.
Lo anterior implicaría casi el abandono de las regiones más
pobres del país, pues en el supuesto de que los susodichos gobernadores
“rebeldes” se lleven participaciones equivalentes a su aportación del PIB, el
presupuesto federal no tendrá medios para apoyar el desarrollo de las regiones
depauperadas de la República.
Por otra parte, los empresarios aglutinados en la COPARMEX y CONCAMIN, se han dado
rienda suelta en declaraciones que patentizan desacuerdos con el régimen del
presidente López Obrador, divergencias que implican exigencias de apoyos al
estilo de los gobiernos prianistas, entre los que destacaban respaldos con
préstamos externos, privilegios fiscales y subsidios encubiertos.
La
cereza en el pastel la puso el grupo Salinas Pliego, por medio de su vocero
Javier Alatorre, quien descaradamente, el 17 de abril convocó a no hacer caso a
las recomendaciones que el encargado de combatir la pandemia del COVID 19
(doctor Hugo López Gatell), realiza junto a su equipo de trabajo, diariamente. Al
respecto, se desató una tormenta de opiniones condenatorias sobre todo en las
redes sociales, sin dejar de haberlas en los medios tradicionales.
Dando
una lección de templanza, el presidente López Obrador expresó que Alatorre es
gente buena, que seguramente se equivocó como todos solemos errar de vez en
cuando, por lo que minimizó el hecho en aras de la libertad, pues en su
gobierno “está prohibido prohibir”. La Secretaría de Gobernación si tomó en
serio su papel: conminó al susodicho locutor, y a la compañía en que trabaja,
para evitar ese tipo de declaraciones y manifestarse dispuestos a acatar las
reglas emanadas de la autoridad sanitaria.
De
ciertos disque “periodistas” la verdad que no vale ocuparnos, porque sería
hinchar las diatribas de indiscutibles vociferantes dolidos por la pérdida de
privilegios de toda índole, especialmente económicos. Es tan exagerado lo que
dicen, que el analista Rubén Martín, escribió el 22 de abril, que había un:
“conjunto de actores políticos, empresariales, opinadores y pseudo periodistas
… concentrados más bien en aprovechar este momento de crisis para saldar su
añeja animadversión con Andrés Manuel López Obrador, no sólo cuestionando la
estrategia sanitaria y económica, a la que tienen derecho, sino que algunos
incluso apuestan por sacarlo del gobierno mediante una alternativa golpista. La
animadversión hacia el actual mandatario es tan grande que pareciera que desean
que el actual gobierno salga mal parado de la emergencia sanitaria”, para así
aumentar el desprestigio del presidente.
El
personaje político más criticado de los antes aludidos, es sin duda el de
Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien no solo ha declarado su desacuerdo con el
Pacto Fiscal y el Doctor López Gatell, sino con el mismo Andrés Manuel López
Obrador. Sobre su posible salida del Pacto de Coordinación Fiscal, dice el
Doctor Javier Hurtado del Colegio de Jalisco, que sería por lo pronto una
especie de suicidio. Y no le falta razón, porque si de repente la Entidad se
saliera de ese enlace con la Federación, ¿de dónde completaría su presupuesto
de egresos? Porque recordemos que la inmensa mayoría de impuestos son
constitucionalmente federales, además que los Estados no tienen la estructura
para recaudarlos.
Muchos
órganos de la prensa nacional se han dado el quien vive criticando al
mandatario tapatío, y en no pocos cartones lo han ridiculizado, tildándolo de
rebelde, precipitado, autoritario, enojón y hablador. No pocos comentaristas y
analistas de la política, han hecho eco a tales calificativos. Sus críticos ya
llegaron al extremo por medio de la plataforma web“Change.Org”, de promover el
procedimiento de revocación de mandato, para lo cual aseguran ya casi tienen
treinta y cinco mil firmas (El Debate, 22 abril, nota de Carolina Solís).
Asia
las cosas, no cabe duda de que lo que padecemos en estos días, ya no solo es la
pandemia del Corona Virus y su cuarentena, sino un alud, una verdadera
avalancha de manifestaciones que en el fondo no son más que “polaca”, palabreja
que significa grilla o política barata.
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