El Volcán/Sader
Desde siempre el campo ha tenido a
las mujeres como protagonistas, según coinciden antropólogos e historiadores.
Esto desde que se inventaron las actividades rurales del ser humano sedentario
para obtener sus alimentos.
Y
es que en el tradicional liderazgo de Jalisco en la producción lechera también
destaca la participación femenina que se tiene en la dirección de las unidades
productivas. Un ejemplo destacado es el rancho El Molino bajo su propietaria
Alicia Catalina Anaya Ruenes.
A
ella las circunstancias familiares la llevaron a la administración de su
rancho, en lo que lleva ya involucrada nueve años. En este lapso ha
experimentado la satisfacción de haber conseguido el progreso de su explotación
lechera y la realización personal.
“Es
un medio machista en donde los hombres no quieren que las mujeres los manden.
Todo mundo me decía ‘ocho días y se va a ir. No aguanta’. Pero ya voy a cumplir
nueve años y eso también (cuenta). Y tengo el reconocimiento de que sí pude y
que la gente que me conoce, también reconoce mi trabajo y que sigo en pie. Y
eso me enorgullece. Siempre he dicho que el día que me vaya de este rancho,
nadie somos indispensables, siempre va a venir alguien a hacer nuestro trabajo.
Lo que me queda de orgullo es que lo que yo aprendí de aquí nadie me lo va a
quitar. El rancho me ha dado mucho”, reconoce Alicia Anaya.
Entre
sus motivos de orgullo, dice que también se tiene el hecho de que la leche de
su establo se convierte en queso Filadelfia que elabora y comercializa una
conocida empresa transnacional de la que ella es proveedora.
Arguye
que la leche “es un negocio centavero (de reducido margen) pero trae la ventaja
de que cada semana hay liquidez, porque se tienen los pagos de los clientes”.
En
entrevista en su finca ubicada en el extenso municipio de Lagos Moreno en la
región alteña, Alicia detalla “que de ser ama de casa y sin conocer nada de
ranchos ni de vacas, tengo la satisfacción de un crecimiento del rancho como
negocio, aunque los precios de la leche no compensan el trabajo y esfuerzo
durante los 365 días del año, porque a las vacas hay atenderlas día a día”.
El
Molino tiene diferentes espacios para diversas áreas de la producción agrícola
y ganadera, con un diseño de construcciones rurales de la región alteña, además
de una capilla dedicada al Espíritu Santo como respuesta de creyente de su
madre a un favor recibido.
Ella
resume los avances con varios indicadores. Uno: al recibir el rancho cada vaca
generaba al día 23 litros, ahora son 31 en promedio. También se tienen ya definidas
las dietas de los animales, tanto en su etapa de becerras, como en su edad
adulta. Esto permite mejores niveles de salud de los bovinos y por lo mismo,
mejores rendimientos y calidad de la leche.
También
resalta que ha obtenido el aprendizaje necesario para que los forrajes que
consumen los animales sean cortados en el tiempo adecuado para lleven los
nutrientes óptimos, como serían los almidones y proteínas, lo que ha ameritado
la asesoría necesaria en materia de agronomía y nutrición para que los cultivos
de maíz, titricale y avena cumplan con su objetivo como materia prima de las
vacas y demás rumiantes que conforman su hato pecuario.
Además,
se requiere la asesoría específica de un veterinario para el control permanente
de la actividad reproductiva de las 310 vacas que se tienen actualmente en este
establo, el que junto con otras áreas del rancho genera 35 empleos fijos.
Alicia
señala que una buena fertilidad de las vacas requiere como premisa que cada
animal esté debidamente alimentado. Ya lo que concierne a la eficiencia
reproductiva, supone la adecuada detección de los celos y una buena
sincronización de éstos para conseguir la preñez de las hembras.
Puntualiza que la autosuficiencia
que se tiene en el rancho en la producción de los cereales, ha sido un factor
determinante para poder hacer frente en las compras de los demás nutrientes que
se requieren y que tienen que adquirir a precios ligados a la paridad, como son
las sales minerales, soya, canola, granos destilados y otras materias primas.
Añade
que otro reto de todo el sector rural laguense es contar con mano de obra
competente, dado que además del conocido éxodo de la gente a Estados Unidos,
ahora se tiene en contra a las empresas de manera que la industrialización de
la región cada vez más quita personas a las actividades agropecuarias.
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