Un
momento por favor
J. Jesús
Juárez Martín
La
palabra cuaresma alude directamente a cuarenta unidades de tiempo que rememora
varios acontecimientos históricos de los israelitas; primero, cuando fueron
liberados por Moisés de Egipto pasando por el Mar Rojo en forma prodigiosa huyendo de los soldados del faraón, se internaron en el desierto donde
pasaron 40 años, por no haber observado
los mandamientos de su ley entregados en el Monte Sinaí.
Posteriormente
Jesús para iniciar su vida pública para llevar el Evangelio, pasó cuarenta días de retiro, oración y
penitencia; luego se fue a Galilea en busca de los Apóstoles, así que la
tradición cristiana prepara con cuarenta días de oración, del Miércoles de
Ceniza al Jueves Santo, noche de la institución de la Eucaristía, días después
de la entrada triunfal a Jerusalén de Cristo Jesús el Domingo de Ramos, la
cuaresma es tiempo propicio para la penitencia, conversión, reflexión propicia
para volver nosotros al Señor y vivir la
Cuaresma; posteriormente los israelitas llegaron a la tierra prometida, mejorando
notablemente su vida como pueblo, disminuyo la fatiga, lucha, hambre, sed y
cansancio...y el pueblo elegido gozó de la tierra maravillosa, que destilaba
miel y frutos suculentos (Éxodo 16...)
Cuaresma
es, ha sido y será el tiempo favorable para convertirnos y volver al Padre de
Misericordia.
Este
año, la cuaresma inicio el miércoles 26 de febrero, transcurre hasta el jueves 9 de abril, día de la Institución de
la Eucaristía y noche de la aprensión de Cristo, para juzgarlo, condenarlo y
crucificarlo al día siguiente, Viernes Santo, muerto y sepultado, resucitó
glorioso al tercer día, el domingo, Día del Señor en la apertura del tiempo
pascual. Nos enseña nuestro cristianismo.
La
Cuaresma tiene cinco domingos más el Domingo de Ramos, en cuyas lecturas los
temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes.
También
para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto,
la Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua y
Domingo de Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde celebramos la
victoria de Cristo sobre, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la
fiesta de alegría porque Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, de la
muerte a la vida.
La
Cuaresma ha sido, es el tiempo favorable para volver a Dios al Padre lleno de
misericordia, si nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo pródigo (Lucas
15, 11...) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida de malas
acciones y desenfrenada. Esta conversión la alcanzaremos mediante la confesión
y arrepentimiento de nuestros pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa
abiertas de par en par, su corazón se le rompe en pedazos mientras no comparta
con nosotros su amor hecho perdón generoso. ¡Ojalá fuéramos muchos los que
valientemente volviéramos a Dios en esta Cuaresma para experimentar el calor y
cariño de Dios Padre!
Los
ministros del Señor, nos instruyen e invitan a seguir como hijos, amigos de
Dios, y manifiestan que la Cuaresma es el tiempo apropiado para arrancar faltas
pasadas y presentes que lastiman al Padre. Vivir en la familia servicio y
solidaridad, es expresión gozosa comunitaria mediante las prácticas
recomendadas por nuestra Iglesia; llegar preparados para vivir espiritualmente
la Semana Santa con respeto, veneración y agradecimiento por las tres prácticas
religiosas: ayuno, la oración y la ofrenda.
Esta
cuaresma 2020 está marcada por la angustia de los riesgos de contraer el
Coronavirus que como pandemia se extiende por el mundo, que, en nuestra Patria,
familia y persona, estemos cuidándonos adecuadamente, porque desde nuestra
realidad compartimos lo que tenemos, si la salud es nuestro estado, la
compartimos a los demás, si nosotros somos los enfermos, ponemos en riesgo a la
familia nuestra y comunidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario