Samuel Gómez Patiño
Un 8 de marzo, pero de 1857 la
mujer inicia una larga lucha por defender sus derechos, una lucha que hasta la
fecha parece interminable. Miles de trabajadoras textiles deciden salir a las
calles de Nueva York bajo el lema “Pan y rosas” para protestar por las míseras
condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo
infantil. Hoy la fecha sirve para conmemorar el “Día Internacional de la Mujer”
declarado por la ONU en 1975.
Un
25 de marzo de 1911, un incendio en una fábrica de camisas Triangle Shirtwaist
de Nueva York termino con la vida de 123 mujeres y 23 hombres, atrapados dentro
del lugar debido a que las puertas estaban cerradas con candados con el
pretexto de evitar robos. La mayoría eran jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23
años.
En
1909, Corinne Brown y Gertrude Breslau-Hunt destacadas mujeres socialistas
logran que Nueva York y Chicago bautizarán “Día la mujer” el 28 de febrero. En
1910, Clara Zetkin y Rosa Luxemburgo, defensoras de los derechos de la mujer
proclaman el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” en la 2ª. Conferencia
Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, Dinamarca.
En 1911, la mujer se organiza para
reclamar el derecho a votar, a ocupar cargos públicos, a trabajar, a la
formación profesional y a la no discriminación laboral en manifestaciones en
los países europeos. En México, el derecho al voto de la mujer y a participar
como candidatas comienza el 12 de febrero de 1947, pero vergonzosamente en las
elecciones del 2009, se dio el caso de las denominadas “Juanitas”, donde 10
legisladoras solicitaron licencia para ceder su lugar a los suplentes,
curiosamente todos hombres violentando la equidad de género que pregonan.
En la lucha de la mujer por ser
aceptada en la sociedad, reconocemos a Matilde Montoya Lafragua, la primera en
graduarse como médico en México el 24 de agosto de 1887. Lucha que la llevo a
representar la capacidad femenina en una de las profesiones más complicadas y
que además estaba vetada para ellas. Su mejor cirugía: abrir las puertas para
las mujeres en la medicina.
No podemos evitar mencionar la
lucha del Premio Nobel de la Paz en 2014, convirtiéndose en la mujer más joven
en recibirlo a los 14 años; una niña Pakinstani que sólo soñaba por los
derechos de las niñas a estudiar, aprender a leer y a escribir, ni la bala que
recibió en la cabeza ha detenido su mensaje “un niño, un profesor, un bolígrafo
y un libro pueden cambiar el mundo”.
Celebramos a la mujer el 8 de
marzo, a la que lucha por abrirse camino por su cuenta, con su inteligencia,
habilidades y cualidades, que tiene derecho a ser tratada por igual por los
hombres y en algunos casos por otras mujeres. Por el sudor y la sangre
derramada por sus antecesoras. Por las madres que arriesgan su vida para que
lleguemos a este mundo. Por las amas de casa en las cuales descansa nuestra
educación y las esposas que se convierten en la persona que camina hombro con
hombro con sus maridos.
Pero este 9 de marzo, se manifiesta
no el odio, no la violencia, no la discriminación, sino la preocupación por un
mundo libre de prejuicios, de discriminación no solo hacia la mujer, sino a la
vida misma. La consideramos el sexo débil, pero en el papel su presencia se
vuelve indispensable en una sociedad progresista. Su entereza en el trabajo
remunerado y no remunerado se muestra con su sola presencia. Por eso, debemos
de preocuparnos todos porque un ataque a una mujer debe dolernos a todos. La
violencia, aunque no termine en muerte debe avergonzar a cualquier miembro de
una sociedad que se jacta de progresar.
Alguna vez alguien dijo “somos más
los buenos que los malos” y parafraseando les diría “que somos más los que las
respetamos y admiramos, que los que las maltratan y asesinan”, entonces ¿porque
no se sienten protegidas?
Que es te lunes no solo nos muestren
las mujeres su fuerza social y económica sin necesidad de convertirse en lo que
critican, pero también que nosotros los hombres estamos dispuestos a
respetarlas, protegerlas y admirarlas, como nuestras madres, hermanas, amigas o
simplemente como mujeres, como seres humanos.
El nueve somos todos.
Me gustaría leer tú opinión, puedes
escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en
Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1 y
Miembro del Club Toastmasters
Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
No hay comentarios.:
Publicar un comentario