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jueves, 19 de marzo de 2020

Buscando Justicia







Cine sin Memoria




José Luis Vivar


La estadounidense Harper Lee se hizo famosa con un solo libro: Matar a un Ruiseñor (Editorial Harper Collins) publicado en 1960, esta novela cuenta la historia de la autora, representada en Scoul Finch de seis años, que vive en el pueblo ficticio de Maycomb en Alabama, donde su padre el abogado Atticus, le encargan la defensa de un negro llamado Tom acusado de violar a una mujer blanca de nombre Mayella Ewell, lo cual desde un principio los mismos pobladores se deduce que es falso, y se trata de una venganza de la muchacha por haber sido desairada por el joven.

            A pesar de tratarse de una obra costumbrista, tuvo un éxito inusitado, por tratar conflictos de adultos desde la inocencia de una niña que empieza a descubrir el mundo que le toca vivir en un estado tan racista como Alabama, que, pese a todo en Monroe, pueblo natal de la autora, existe un museo llamado como su novela Matar a un Ruiseñor, y del cual se enorgullecen sus habitantes.

            Casi sesenta años después de la publicación de dicho libro, Buscando Justicia (Just Mercy, Destin Daniel Cretton, 2019), se ubica a finales de la década de los setenta, y trata sobre un hombre, Walter McMillian (Jaimie Fox), de oficio leñador quien súbitamente es detenido, acusado de asesinar a una mujer blanca. Juzgado y sentenciado a la pena capital, la llegada del abogado Bryan Stevenson (Michel B. Jordan) recién egresado de la prestigiosa universidad de Harvard, prefiere tomar el caso del prisionero en Alabama, en vez de quedarse en el Norte del país y atender casos mejor remunerados.




            Tomando como compañera del caso a la abogada penalista Eva Ansley (Brie Larson), Stevenson conocerá en carne propia el trato que le dan las autoridades a la gente negra, precisamente por ser uno de los estados más racistas de la Unión Americana.

            En los primeros minutos de la película hay dos escenas que muestran la dobla moral de los ciudadanos de Alabama: por un lado, al llegar a una oficina, lo primero que le dicen a Stevenson es que visite el Museo de Matar a un Ruiseñor, y después, en la prisión cuando va a visitar a Walter, un guardia de seguridad le pide que se quite toda la ropa para la revisión, y aunque el abogado protesta, no le queda más remedio que obedecer y sufrir una terrible humillación al ver la risa burlona del oficial blanco.



            Durante mucho tiempo la silla eléctrica era utilizada exclusivamente para ejecutar a personas de piel oscura. Es decir, los asesinos y violadores blancos no corrían riesgos. La Justicia solo buscaba eliminar negros. Al diablo con los acuerdos y las leyes que se establecieron después de concluida la Guerra de Secesión (1861-1865), los ex esclavos son enemigos de la supremacía blanca. Por todos antecedentes, el esfuerzo del abogado de Harvard por salvar a su cliente es intenso, aunque el pesimismo de Walter prevalece y desde un principio duda que pueda tener otro juicio y demostrar su inocencia.

            Buscando la Justicia presenta un caso de la vida real, que es el caso de muchos ciudadanos negros que vivieron y viven el racismo en todo su esplendor. Llama la atención que poco o nada ha cambiado en ese estado, donde miles de inocentes están prisioneros, solo por el color de su piel.

            Como es de suponerse, en dicho estado la película ha sido criticada por exagerar las condiciones sociales que se muestran, como la intimidación a la pareja de defensores y los recursos legales que buscan a toda costa impedir que Walter obtenga su libertad, cuando todos saben que es culpable y debe morir electrocutado.
        
    Conmovedora a ratos, por la situación que viven dos de los compañeros de celda del leñador, las conclusiones que deja esta película es que vivir en Alabama y en Texas no es fácil para quien no sea blanco. Reiteradamente se deja entre ver que allí las leyes se manejan de otra manera, y que cualquiera puede ser acusado sin las más mínimas pruebas.


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