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martes, 18 de febrero de 2020

Maltrato, violencia y acoso a menores de edad









Un momento por favor

J. Jesús Juárez Martín




Conocemos como conducta la manera de comportarse una persona en una situación determinada o en general. Los comportamientos personales ante la necesaria convivencia humana, las relaciones o reacciones ante el medio ambiente nuestro, las reacciones ante estímulos humanos y ambientales, la forma de expresar, socializar nuestras emociones que nos producen el vivir, en alguna forma lo distinguimos como “conducta” y damos testimonios de lo que nosotros creemos en torno a los comportamientos.

Hay muchos aspectos de relación en la convivencia con los diversos niños que están en nuestro entorno, con sus familias actualmente,  en su etapa de formación y que vamos marcando en su experiencia los comportamientos con que nos relacionamos y les sirven a ellos como patrones de conducta para su vida actual y futura; muchos de ellos son positivos, adecuados, pero si no lo hacemos con cuidado puede inhibirlos, o marcarlos en forma negativa, si no somos atentos, cuidadosos y asertivos con la comunicación y comportamientos  de las experiencias, lo más ordinario es que recibamos algo de lo que hacemos, o proponemos; buenas formas, o  maneras inadecuadas, sin duda que tendrán una respuesta conductual, porque el ejemplo arrastra y las palabras proponen. 

Por las redes sociales, todas las publicaciones propuestas son  aceptadas o rechazadas, total: criticadas y con una resonancia importante en la opinión pública, llegando en ocasiones a polarizarse los grupos de opiniones, formando controversias ante hechos  que parecen ser objetivas; elegí  como temas de disertación, el maltrato, la violencia y el acoso a menores, que en ocasiones traslucen desde errores, hasta graves delitos dentro de los que deberían ser muros tutelares, convertidos  en galeras de asedio, tomé de los comunicados sociales o periodísticos que me han impactado, son abstracciones de denuncias, noticias, reclamos, acusaciones, muy graves, equivocas de los  comportamientos sociales

En nuestro querido México los menores son víctimas de  violencia más del 60% y en Latinoamérica se incrementa un poco, al 67%, el maltrato familiar durante los primeros años, conlleva agravante, las familias y comunidades consideran que las travesuras o comportamientos no aceptados por los familiares o tutores, deben de ser corregidos, que eso es educativo,  los errores están en los modos, porque la violencia rebasa la dignidad y el respeto que merecen como personitas que se educan, principios que van desde “las letras con sangre entran” tienen vigencia entre grandes núcleos de la población, la violencia trastorna las buenas intenciones y resulta un fracaso, y fuente de resentimiento de los afectos para convivir con una mejor formación, muchos niños sufren el rigor malsano de estas aberraciones en casa, o la violencia escolar, por docentes, y alumnos abusivos, llegándose en ocasiones lamentablemente a descensos de los adolescentes de secundaria, el acoso sexual es creciente por el inicio  de sus funciones sexuales, aunque muchos de ellos desde menores son forzados a actos sexuales violentos y sin embargo, se guardan el secreto con amenazas y en ocasiones con silencio cómplice o amenazas.




Los diversos niños que están en nuestro entorno  en familias actualmente, que en su etapa de formación,  con nuestro proceder vamos marcando en su experiencia el comportamiento con que nos relacionamos y les sirve a ellos como patrones de conducta para sus conductas actuales y futuras; muchos de ellos son positivos, adecuados, pero si no lo hacemos con cuidado puede inhibirlos, o marcarlos en forma negativa, si no somos atentos con la comunicación de experiencias, lo más ordinario es que recibamos algo de lo que hacemos, o proponemos; buenas formas, o  maneras inadecuadas, sin duda que tendrán una respuesta conductual, porque el ejemplo arrastra y las palabras proponen. 

El maltrato de los menores de edad son de las más diversas formas, verbal, psicológica, física  desde insultos que descalifican su personalidad, autoestima, las voces despectivas sobre su presencia, comparaciones insultantes, descalificaciones de acciones,  amenazas, golpes de toda clase, quemaduras de cigarro , atarlos en árboles, encerrarlos en armario y, súmele  la violencia verbal directa que de ordinario son amenazas   como  formas  adquiere una multiplicidad de formas, desde las expresiones verbales hasta la violencia física y sexual que comentamos. Fomentarse el sentido protección para los menores en forma especial, en las escuelas y las familias para mejores resultados.


 





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