Un
momento por favor
J.
Jesús Juárez Martín
Conocemos
como conducta la manera de comportarse una persona en una situación determinada
o en general. Los comportamientos personales ante la necesaria convivencia
humana, las relaciones o reacciones ante el medio ambiente nuestro, las
reacciones ante estímulos humanos y ambientales, la forma de expresar,
socializar nuestras emociones que nos producen el vivir, en alguna forma lo distinguimos
como “conducta” y damos testimonios de lo que nosotros creemos en torno a los
comportamientos.
Hay
muchos aspectos de relación en la convivencia con los diversos niños que están
en nuestro entorno, con sus familias actualmente, en su etapa de formación y que vamos marcando
en su experiencia los comportamientos con que nos relacionamos y les sirven a
ellos como patrones de conducta para su vida actual y futura; muchos de ellos
son positivos, adecuados, pero si no lo hacemos con cuidado puede inhibirlos, o
marcarlos en forma negativa, si no somos atentos, cuidadosos y asertivos con la
comunicación y comportamientos de las
experiencias, lo más ordinario es que recibamos algo de lo que hacemos, o
proponemos; buenas formas, o maneras
inadecuadas, sin duda que tendrán una respuesta conductual, porque el ejemplo
arrastra y las palabras proponen.
Por
las redes sociales, todas las publicaciones propuestas son aceptadas o rechazadas, total: criticadas y
con una resonancia importante en la opinión pública, llegando en ocasiones a
polarizarse los grupos de opiniones, formando controversias ante hechos que parecen ser objetivas; elegí como temas de disertación, el maltrato, la
violencia y el acoso a menores, que en ocasiones traslucen desde errores, hasta
graves delitos dentro de los que deberían ser muros tutelares, convertidos en galeras de asedio, tomé de los comunicados
sociales o periodísticos que me han impactado, son abstracciones de denuncias,
noticias, reclamos, acusaciones, muy graves, equivocas de los comportamientos sociales
En
nuestro querido México los menores son víctimas de violencia más del 60% y en Latinoamérica se
incrementa un poco, al 67%, el maltrato familiar durante los primeros años, conlleva
agravante, las familias y comunidades consideran que las travesuras o
comportamientos no aceptados por los familiares o tutores, deben de ser
corregidos, que eso es educativo, los
errores están en los modos, porque la violencia rebasa la dignidad y el respeto
que merecen como personitas que se educan, principios que van desde “las letras
con sangre entran” tienen vigencia entre grandes núcleos de la población, la
violencia trastorna las buenas intenciones y resulta un fracaso, y fuente de
resentimiento de los afectos para convivir con una mejor formación, muchos
niños sufren el rigor malsano de estas aberraciones en casa, o la violencia
escolar, por docentes, y alumnos abusivos, llegándose en ocasiones
lamentablemente a descensos de los adolescentes de secundaria, el acoso sexual
es creciente por el inicio de sus
funciones sexuales, aunque muchos de ellos desde menores son forzados a actos
sexuales violentos y sin embargo, se guardan el secreto con amenazas y en
ocasiones con silencio cómplice o amenazas.
Los
diversos niños que están en nuestro entorno en familias actualmente, que en su etapa de
formación, con nuestro proceder vamos
marcando en su experiencia el comportamiento con que nos relacionamos y les
sirve a ellos como patrones de conducta para sus conductas actuales y futuras;
muchos de ellos son positivos, adecuados, pero si no lo hacemos con cuidado
puede inhibirlos, o marcarlos en forma negativa, si no somos atentos con la
comunicación de experiencias, lo más ordinario es que recibamos algo de lo que
hacemos, o proponemos; buenas formas, o
maneras inadecuadas, sin duda que tendrán una respuesta conductual,
porque el ejemplo arrastra y las palabras proponen.
El
maltrato de los menores de edad son de las más diversas formas, verbal,
psicológica, física desde insultos que
descalifican su personalidad, autoestima, las voces despectivas sobre su
presencia, comparaciones insultantes, descalificaciones de acciones, amenazas, golpes de toda clase, quemaduras de
cigarro , atarlos en árboles, encerrarlos en armario y, súmele la violencia verbal directa que de ordinario
son amenazas como formas
adquiere una multiplicidad de formas, desde las expresiones verbales
hasta la violencia física y sexual que comentamos. Fomentarse el sentido protección
para los menores en forma especial, en las escuelas y las familias para mejores
resultados.
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