Tecalitlán
y su gente
René
Chávez Deníz
El
domingo 1 de marzo, un nutrido grupo de tecalitlenses inician su recorrido a
pie hacia Talpa de Allende; José Ramírez Vázquez, es un peregrino que cumplirá
24 años de participar.
Ramírez Vázquez, originario de
Tecalitlán, actualmente vive en la Colonia Ejidal y nos expresa lo siguiente:
¿Qué le motivo ser peregrino a Talpa?
Soy Ingeniero Agrónomo, estudié
esta carrera en Autlán de Navarro, cada año durante mis traslados de Ciudad
Guzmán a Autlán, en los primeros días de marzo veía los contingentes de
peregrinos de Tuxpan, Ciudad Guzmán y Tecalitlán, que movidos por la fe hacían
ese largo recorrido, ver esa cara de hombres y mujeres que no desfallecían ni
por un momento ante las inclemencias del sol, me propuse vivir esa experiencia
y fue tan agradable y motivante, que ya no he dejado de vivirla, desde el año
de 1996.
¿Cuál es su itinerario como
peregrino? Nuestro recorrido es uno de los más largos de toda la Ruta del
Peregrino, son siete días con sus diferentes jornadas, pasamos por Tuxpan,
luego nuestra siguiente parada es en El Fresnito, municipio de Zapotlán El
Grande. Ahí, todos los años desde 1996 y de manera ininterrumpida la familia de
Don Enrique Gómez, nos lleva un café caliente con pan, su señora esposa nos
guía un rosario que todos los peregrinos de la cuadrilla rezamos con gran
devoción, ya que nos encomendamos a la Virgen del Rosario de Talpa, para que
nos proteja en nuestro largo peregrinar.
Pasamos muy de madrugada el lunes
por El Jazmín, municipio de San Gabriel, luego sigue La Croíx, Apulco y de ahí
hasta la cabecera municipal de Tonaya, donde descansamos hasta las 4 de la
mañana del martes para partir hasta San Miguel, donde también el señor Eduardo
Gálvez Orozco desde 1996, siempre nos lleva un almuerzo, una tradicional birria
de res, que nos sabe a gloria; es justo señalar que el almuerzo es para todos
los peregrinos de Tecalitlán, inclusive para los peregrinos de la localidad de
La Higuera.
De ahí pasamos por comunidades
pobladas de gente amable y risueña que nos reciben con un sentido “-Me saludan
a la Virgen”, hasta llegar a la cabecera municipal de Ejutla, tierra de santos,
ya que ahí, en pleno centro ahorcaron a un sacerdote en un mango que todavía
reverdece, para ser testigo mudo de los que ahí pasó; ahí han erguido un
monumento como símbolo de la fe a ese Santo.
De esa localidad partimos muy de
madrugada donde nos espera la subida de un alto cerro que nos demanda un
esfuerzo de más de una hora, para de ahí dirigirnos a una población llamada
Manzanillito, localizada por la carretera federal adelante de Unión de Tula, en
ese lugar nos espera un sabroso almuerzo por cortesía de la familia del Sr.
Miguel Cárdenas.
El siguiente punto obligado es
Ayutla, donde año con año una familia caritativa de la cual desconozco su
nombre nos brinda sabrosa cena.
De esa población partimos muy de
madrugada hasta el popular lugar llamado Talpita, ahí donde nos aguarda una
réplica de la imagen de la Virgen de Talpa, donde además se puede disfrutar de
un rico café o canela, así como un jugo de naranja o zanahoria que te sabe a gloria,
acompañado de un pan dulce. Ahí se puede adquirir la tradicional burrita que te
sirve de apoyo para esos pasos cansados que ya te pesan por los años.
Se continúa el recorrido hasta
pasar por Cuautla, un pintoresco pueblo de emigrantes a Estados Unidos, que
muestran ese amor por la patria, con ostentosas residencias, muestra de los
beneficios del sueño americano, que inclusive ha servido de escenario para
filmar algunas películas y donde se admira una efigié del artista de música
mexicana Ezequiel Peña montado en un caballo.
El siguiente punto es el llamado
Tierras Blancas, donde nos espera un desayuno que por años ha sido una rica
carne asada, con una salsa mortajada; partiendo de ese lugar nos espera el
poblado llamado Volcanes, una localidad que se distingue por su gran cantidad
de cocinas de comida mexicana que se oferta a los peregrinos tanto de a pie
como a los que viajan en carro o autobús, platillos tan variados como, guisos
de res y cerdo, lengua de res en salsa verde, pollo al pipián, birria, carne
asada y unas enormes quesadillas acompañadas de una picante salsa.
Muy de madrugada iniciamos la
jornada pasando por lugares como el Cerro de La Campana, Las Cruces, justo ahí
en la cañada desde lo alto del cerro se ven las titilantes luces de la localidad
de Jacales, ahí a ambos lados de la carretera estatal, se ubican pintorescas
fondas que seducen con sus medios muy característicos a los peregrinos para que
consuman sus bien elaborados platillos de la vasta cocina mexicana, quién
olvida ese grito característicos de – “Cecinitaaaa de venadoooo” o el chasquido
que hacen con la mano para atraer los clientes simulando la amasada de la
tortilla de maíz, o la elaboración de atole blanco acompañado de un pedazo de
dulce de caña.
Más delante nos esperan Los Guayabos,
ese lugar tiene un misticismo muy peculiar al fondo se divisan unos riscos
enormes, se dice que la persona que camina por ahí y que sus pecados han sido
perdonados, puede ver la imagen de la Virgen de Guadalupe, formada en ese lugar
entre las rocas, muchos no logran verla.
Continuamos hasta llegar a Cocinas
de Mascota, donde nos espera una confortable sombra de añejos ocotillos que dan
un clima especial al lugar, ahí convergen los familiares y amigos que se han
unido en la última etapa de la jornada, en ese lugar se comparten alimentos que
desinteresadamente los paisanos llevan a todos los peregrinos, dándose una sana
y bonita convivencia familiar; ahí alrededor de las 18:00 horas, se oficia una
misa por el Sr. Cura que está en turno en la parroquia de nuestro querido
Tecalitlán, como un agradecimiento a la Virgen por permitirnos ya casi llegar a
nuestro destino.
Por la madrugada iniciamos nuestra
última jornada, pasando por la popular Cruz de Romero, un cerro donde se
construyó un mirador coronado por una Cruz, de donde se divisa nuestro final,
la hermosa población y ahora pueblo mágico de Talpa de Allende.
El descenso es como un respiro a
esas grandes y agotadoras jornadas, sabedores que nos espera el regazo de la
Milagrosa Virgen del Rosario de Talpa, para escuchar nuestros ruegos y calmar
nuestro cansancio acumulado en esos 7 días de travesía.
Al llegar se ve el majestuoso arco
de bienvenida y solo es cuestión dar unos pasos más para hincarnos ante la
Virgen y dar las gracias con las lágrimas derramadas por la emoción de haber
llegado con bien.
Al final nos despedimos de la
Virgen del Rosario de Talpa, pidiendo que nos permita volver el siguiente año,
es triste decirlo, pero muchos ya no han vuelto, se han convertido en los
peregrinos ausentes, porque Dios ya los ha llamado a su presencia, pero
nosotros los llevamos en el corazón y en el recuerdo.
Para finalizar
Ramírez Vázquez nos comenta que los peregrinos están muy agradecidos con las
personas que apoyan moral (con la oración y gritos de aliento durante el
recorrido) y económicamente (con comidas y apoyo monetario) durante el
recorrido.
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