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domingo, 5 de enero de 2020

Víctor Manuel Pazarín, Soñar es una forma de escribir






Primera de dos partes
Martha Eva Loera
Foto: Abraham Aréchiga


Víctor Manuel Pazarín está convencido de que la imaginación y el sueño son un viaje, y de que siempre ocurre algo cuando una persona se traslada de un lugar a otro y está abierta a la percepción. El viaje para él siempre es una sorpresa, y lo inesperado siempre lleva hacia algo desconocido, aunque sea cotidiano, como lo evidencia en Viajes inesperados, su último libro publicado bajo el sello de editorial Keli.



El libro está compuesto por textos divididos en cuatro partes: “Los pastores nómadas”, “Viajes inesperados”, “Historia de dos cuerpos” y “Retorno al Reino imaginario”.

Los textos provocan en el lector la sensación de asistir a un concierto rico en matices, colores, sensaciones y notas musicales. La primera parte inicia con evocaciones al campo y los pastores. Posteriormente las notas se tiñen de rareza en Eutropia, una ciudad imaginada por Ítalo Calvino, en el libro de Ficción Las ciudades invisibles”, pero en el caso de Viajes inesperados coincide con Guadalajara en una realidad paralela. Es una ciudad literaria con su propia lógica donde lo extraño y fuera de lo común tiene carta de normalidad y lo considerado normal, como un simple estornudo, es raro y puede ser objeto de sospecha.

La tercera parte puede ser imaginada primero, en blanco y negro, en ambientes lluviosos, continúan escenas campiranas, alegres, soleadas, el libro remata con un ambiente donde el sueño se confunde con la realidad hasta el punto de que el lector no distingue entre ambos.

“Los pastores nómadas” surge en 1996 como juego y necesidad por teorizar sobre temas como la metáfora y lo que significa el símbolo poético. En esta parte la poesía está presente. Los textos son pequeñas historias donde se describen asuntos que tienen que ver con la teoría literaria y con la imaginación”, explica el autor.

El segundo libro “Viajes inesperados” fue escrito entre noviembre y diciembre de 1997, cuando Víctor Manuel Pazarín trabajaba en un edificio ubicado por las avenidas Alcalde y Los Maestros. Enfrente estaban apuntalando el edificio de la Secretaría de Educación Pública. El autor cuenta que había muchos trabajadores y unas estructuras extrañas para el entorno. Él tenía que cruzar un pasillo muy largo todos los días, y vivió momentos singulares.

“Atrás de la construcción se instaló un circo, y todo me llamaba a la imaginación y la escritura. De pronto, me sorprendía y me angustiaba, y me parecía que no era yo. Entonces en esos estados alterados escribí textos de todo lo que me ocurría durante el día, mientras trabajaba. Yo escribía sin pensar, sin saber qué escribir, y en ese orden un tanto sonámbulo fue que surgen esos textos, y el título del libro porque esos viajes fueron como intermitentes”.

Los pequeños textos que componen esta segunda parte están escritos como impresiones, a la manera de un diario, de acuerdo con las vivencias cronológicas del autor. Hay algunas que se entrelazan y forman parte de una historia. Se conjugan la crónica y el cuento. Los desenlaces dejan muchos hilos a la imaginación de los lectores. Los cuales se convierten en colaboradores del autor. De manera que cada uno podría leer una historia distinta.

El tercero y cuarto libro fueron escritos entre el año 2004 y 2005, al mismo tiempo que escribía la novela Miedo al vacío.

Fue un sábado, después de una plática con un amigo, cuando Pazarín se dio cuenta de la relación que existía entre los textos que conforman Viajes inesperados, y decidió reunirlos en un libro, ya que concluyó que estaban hermanados.


PARA TI, ¿QUÉ ES EL VIAJE?

Un viaje puede resultar de la cama al baño; del baño al comedor o de la sala hacia un espacio o un jardín. Siempre ocurren cosas cuando uno está abierto hacia la percepción, y en realidad, éste es el viaje. Para mí la imaginación y el sueño son un viaje. Éste es un traslado hacia alguna parte ¿A cuál?, no sé, pero siempre nos lleva a un lugar. El viaje es siempre una sorpresa, y lo inesperado siempre nos lleva hacia algo desconocido, hacia algo que no sabíamos, aunque sea cotidiano. Entonces para mí la imaginación es un viaje, para mí el sueño es un viaje.




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