Leticia
López del Toro*
En un
centro escolar se articulan múltiples elementos que generan una dinámica concreta
en su interior. Aspectos tales como el nivel estructural, el funcionamiento y
las relaciones que se establecen entre los miembros de la comunidad escolar,
dan la pauta para que se genere, entre otras cosas, una buena o mala
convivencia. En este sentido, se considera que la escuela es una institución
que debe educar para la vida y, en la vida hay que saber convivir; por lo
tanto, se destaca la idea de que la escuela, además de transmitir determinados
contenidos científicos y culturales, debe manifestar un especial interés en
educar para la convivencia. Favorecer la convivencia en el contexto escolar es
un factor clave para propiciar la coexistencia pacífica de los miembros de la
comunidad educativa, independiente del rol que desempeñen.
Pero,
es innegable que donde hay personas van a existir conflictos, y la escuela no
es precisamente una excepción. Hay múltiples situaciones conflictivas que todos
los que estamos inmersos en un centro educativo hemos vivido y seguiremos
viviendo. Se suscitan por ejemplo conflictos entre profesores, entre profesores
y alumnos, entre profesores y padres de familia, conflictos entre profesores y
directivos, conflictos entre alumnos, entre padres de familia o conflictos
entre toda la comunidad escolar. Como se puede observar, convivir en la
diversidad implica conflicto, pero como expresa Cascón Soriano (2001), éste no
equivale a violencia, ya que se puede dar una mejor transformación a los mismos.
Vayamos pues a considerar el conflicto como algo positivo.
Al
modificar nuestras estructuras conceptuales y actitudinales, se ve el conflicto
desde una perspectiva positiva, al considerar la diversidad y la diferencia
como un valor, como una fuente de crecimiento y enriquecimiento mutuo; como la
principal palanca de transformación social. El reto es entonces, aprender a
enfrentar y resolver los conflictos de una manera constructiva; implica a su
vez comprender qué es el conflicto y conocer sus componentes, así como
desarrollar actitudes y estrategias para resolverlo donde las dos partes ganan
y ninguna pierde.
Educar
en el conflicto al interior de la escuela, implica buscar espacios en los que
tanto profesores y alumnos nos preparemos desarrollando herramientas que nos
permitan abordar y resolver los conflictos con mayor creatividad y
satisfacción. Al respecto, Cascón (2001), propone la mediación como una herramienta
para solucionar los conflictos y expresa a la vez, que debería estar incluida
dentro de un programa de educación en el conflicto, en el que el objetivo
fundamental fuera educar y proporcionar las herramientas necesarias para que
todo el mundo pudiera ser capaz de resolver los conflictos por sí mismo.
Para
finalizar, puntualizo que al integrar un proceso de formación en resolución de
conflictos, se potencializan las capacidades y competencias de todos los
integrantes de la comunidad escolar para la transformación de conflictos en la
educación, así mismo saber actuar de forma anticipada, saber qué pasos se deben
tomar y que actos se deben realizar con el fin de lograr el cambio de paradigma
del conflicto y empezar a entenderlo como una parte natural de la convivencia
humana.
Referencia
Cascón
S. (2001) ¿Qué es bueno saber sobre el conflicto? Editado por la UNESCO, Escola
de Cultura de pau.
*Asesor
académico CAM Cd. Guzmán.
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