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miércoles, 22 de enero de 2020

El bulliyng escolar










Víctor Hugo prado


En 2016, México se sumó como uno de los países pioneros a la Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes (NNA), comprometiéndose a implementar, como una prioridad nacional, acciones concretas que contribuyan a prevenir y atender la violencia a corto plazo. 

Pero ojo, no obstante, ello, México ocupa el primer lugar a nivel internacional de casos de bullying escolar en educación básica, entendido como las acciones o conductas donde uno o más alumnos insultan, difaman, amenazan, chantajean, difunden rumores, pegan, roban, rompen cosas, ignoran o aíslan a otros de manera sistemática y prolongada en el tiempo. Estos actos producen en quien los sufre sentimientos de indefensión e inferioridad.

Según un análisis realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el bullying afecta a casi 19 millones de alumnos de primaria y secundaria, tanto públicas como privadas. Con el estudio se descubrió que el 40.24% de los estudiantes declaró haber sido víctima de acoso. Un 25.35% haber recibido insultos y amenazas, mientras que un 17% golpes y 44.7% dijo haber tenido experiencias de violencia verbal, psicológica, física, incluso a través de las redes sociales. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, casi 7 de cada 10 sufren algún tipo de violencia.





Ante ello, es recomendable que padres de familia y profesores emprendan acciones, observen al niño o la niña, tratando de estar al tanto de los cambios de humor y de comportamiento, la motivación al estudio o enfermedades leves como dolor de estómago o jaquecas. Es importante escuchar lo que han vivido y cómo se sienten, sin juzgarles, ni culparlos de nada. Todas las personas tienen derecho a ser protegidas contra cualquier forma de violencia y a ser tratados con respeto.

Lejos de recriminarlos, se trata de reforzar su autoestima ante situaciones complejas de agresión, ayudándoles a reconocer sus capacidades, habilidades y el gran esfuerzo que han hacen al haber pedido ayuda. Y luego, comunicar la situación a la escuela. Es importante que ésta conozca la situación y mantenga una comunicación continua y de colaboración con ellos. La escuela debe convocar a reuniones con directivos, profesores y padres de familia para atender de manera colegiada el problema.

En lo que eso sucede, hay que mantener una buena comunicación basada en la confianza. Esto facilitará que acudan, los agredidos, padres y maestros en caso de recibir invitación para atender el problema. Al tiempo que se recomienda al hijo o hija que no responda a las agresiones y en caso de sospechar que se está dando una situación de ciber-acoso bloquear al remitente, denunciar el caso y guardar los mensajes para apuntalar la denuncia.

El agredido debe tener oportunidad de ampliar su grupo de amigos y amigas. Las actividades fuera del centro escolar le dan la oportunidad para relacionarse con otros chicos y chicas de su edad y cambiar el chip de la agresión.

Se trata de que la escuela genere las condiciones para el mejor desarrollo sociafectivo posible y junto con ello los escenarios para un pleno aprendizaje en el ámbito educativo. Atender las habilidades sociomocionales de los alumnos es un instrumento más eficaz que la operación mochila para mantener la no violencia en las escuelas.



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