Víctor
Hugo prado
En
2016, México se sumó como uno de los países pioneros a la Alianza Global para
Poner Fin a la Violencia contra Niñas, Niños y Adolescentes (NNA),
comprometiéndose a implementar, como una prioridad nacional, acciones concretas
que contribuyan a prevenir y atender la violencia a corto plazo.
Pero
ojo, no obstante, ello, México ocupa el primer lugar a nivel internacional de
casos de bullying escolar en educación básica, entendido como las acciones o
conductas donde uno o más alumnos insultan, difaman, amenazan, chantajean,
difunden rumores, pegan, roban, rompen cosas, ignoran o aíslan a otros de
manera sistemática y prolongada en el tiempo. Estos actos producen en quien los
sufre sentimientos de indefensión e inferioridad.
Según
un análisis realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) el bullying afecta a casi 19 millones de alumnos de primaria
y secundaria, tanto públicas como privadas. Con el estudio se descubrió que el
40.24% de los estudiantes declaró haber sido víctima de acoso. Un 25.35% haber
recibido insultos y amenazas, mientras que un 17% golpes y 44.7% dijo haber
tenido experiencias de violencia verbal, psicológica, física, incluso a través
de las redes sociales. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, casi 7
de cada 10 sufren algún tipo de violencia.
Ante
ello, es recomendable que padres de familia y profesores emprendan acciones, observen
al niño o la niña, tratando de estar al tanto de los cambios de humor y de
comportamiento, la motivación al estudio o enfermedades leves como dolor de
estómago o jaquecas. Es importante escuchar lo que han vivido y cómo se sienten,
sin juzgarles, ni culparlos de nada. Todas las personas tienen derecho a ser
protegidas contra cualquier forma de violencia y a ser tratados con respeto.
Lejos
de recriminarlos, se trata de reforzar su autoestima ante situaciones complejas
de agresión, ayudándoles a reconocer sus capacidades, habilidades y el gran
esfuerzo que han hacen al haber pedido ayuda. Y luego, comunicar la situación a
la escuela. Es importante que ésta conozca la situación y mantenga una
comunicación continua y de colaboración con ellos. La escuela debe convocar a
reuniones con directivos, profesores y padres de familia para atender de manera
colegiada el problema.
En
lo que eso sucede, hay que mantener una buena comunicación basada en la
confianza. Esto facilitará que acudan, los agredidos, padres y maestros en caso
de recibir invitación para atender el problema. Al tiempo que se recomienda al
hijo o hija que no responda a las agresiones y en caso de sospechar que se está
dando una situación de ciber-acoso bloquear al remitente, denunciar el caso y guardar
los mensajes para apuntalar la denuncia.
El
agredido debe tener oportunidad de ampliar su grupo de amigos y amigas. Las
actividades fuera del centro escolar le dan la oportunidad para relacionarse
con otros chicos y chicas de su edad y cambiar el chip de la agresión.
Se
trata de que la escuela genere las condiciones para el mejor desarrollo
sociafectivo posible y junto con ello los escenarios para un pleno aprendizaje
en el ámbito educativo. Atender las habilidades sociomocionales de los alumnos
es un instrumento más eficaz que la operación mochila para mantener la no
violencia en las escuelas.
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