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lunes, 4 de noviembre de 2019

Yo tuve un sueño







Samuel Gómez Patiño*


Parafraseando a Martin Luther King, escribo está columna, pero antes les pido disculpas por no escribir durante este tiempo, pero este proyecto me entretuvo y distrajo varias semanas.

Resulta que creyendo que el proceso para ser director de la Facultad de Contaduría y Administración sería justo me anime a meter mis documentos y ser uno de los ocho aspirantes a ocupar el cargo en la Facultad donde egrese y he trabajado durante 33 años. Desde mis inicios de maestro de asignatura he trabajado arduamente por lo que tengo.

No fui favorecido para ser un maestro de tiempo completo, trabajé por horas y tuve que hacerlo en varias escuelas como en las entonces Facultad de Economía y en la de Turismo, impartiendo materias del área de finanzas y de métodos cuantitativos para la toma de decisiones. Desde el inicio de mi carrera me propuse ser un maestro que trabaja con el ejemplo, difícil pero no injusto.





Los alumnos tuvieron que trabajar mucho para pasar mis materias y ahora sé que valió la pena, el ser estricto los obligo a superarse. No creo en la frase que dicen que si un alumno te reprueba eres un mal maestro, conmigo solo los mejores fueron promovidos.

Con el tiempo me fui quedando solo en la FCA, donde trabajé ayudando en varias áreas como coordinador de la evaluación docente, en el área de deportes, coordinaciones de mercadotecnia, administración básica y avanzada y en algunas ocasiones en actividades que ni siquiera me pagaron, pero siempre con el gusto de apoyar.

Me vi en la necesidad de estudiar una maestría para poder aspirar a tener un tiempo completo, pero cuando llevaba un año, cambiaron el plan de estudios y tuve que empezar de nuevo, por lo que me llevo tres años ser un Maestro en Administración con especialidad en Finanzas, título que no me hace superior a nadie como algunos que piensan que son de élite por tener un papel de posgrado. Lo importante es que haces con el conocimiento.

Entonces me nombraron administrador de la unidad académica y tiempo después coordinador de la carrera de administración de empresas de los cuales fui removido no por no ser capaz, sino por no ser amigo de los directivos. Algo que caracteriza a la facultad, no es importante las habilidades y capacidades, sino los compadrazgos y que tan leal te muestras.





Concurse por mi plaza, primero por un interinato y después por la definitividad, ambas con mi tema de especialidad: las finanzas. En los dos casos, difícilmente me compitieron, ya que demostré que un licenciado en administración de empresas puede dominar esta área y, que actualmente no imparto porque es más importante ser amigo del director que ser capaz en lo que haces.

Actualmente coordino el Centro de Educación Abierta y a Distancia (CEAD) con materias que se imparten en la modalidad en línea, semipresencial y a distancia, además del área de recursos humanos de forma interina, como materias de apoyo y de derecho; y ahora que estoy a punto de jubilarme pensé que era bueno aprovechar mi experiencia y conocimiento de cómo administrar efectivamente una escuela (ya que he pasado por casi todas las áreas) y participe en este proceso.

Es injusto que nos presentemos a un proceso con nuestras propuestas y no seamos escuchados por que ya tienen su terna de favoritos. Tenemos un director que parece que algo oculta ya que tiene una desesperada fijación en que tapen su desastre apoyando descaradamente a personas de su predilección. Me queda claro que el sr. Rector conoce de las manipulaciones, amenazas e intervenciones con la comunidad universitaria para lograr que sus entenados sigan siendo aspirantes a la dirección.

Yo tuve un sueño: un lugar de trabajo donde mostremos el compañerismo y la voluntad por trabajar por nuestros alumnos. Que realmente se haga investigación que produzca conocimiento, nuevos procesos, productos que cambien a nuestra sociedad. Que el emprendimiento no quede en productos y/o servicios que tengan un cien de calificación, sino que se vuelvan negocios sustentables que den auto empleo en este país que tanto necesita a las micro, pequeñas y medianas empresas. Maestros que puedan vender a través de consultorías su experiencia, conocimiento y habilidades administrativas, contables, informáticas y de negocios.

Formar alumnos con los verdaderos valores de respeto, honestidad, pero sobre todo apasionados con lo que logran que permean a una sociedad urgida del cambio. Enseñarles a ser felices primero y luego competentes. En fin, se trunca el sueño, no por mi incapacidad para lograrlo, sino por la falta de visión para reconocer lo que verdaderamente necesitamos, o ¿será acaso por una profunda mediocridad en nuestras autoridades de la educación?
Qué triste destino para nuestros jóvenes.

            Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño

*Director del Área 1 y
Vice Presidente de membresías del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California




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