Samuel Gómez Patiño*
Parafraseando a Martin Luther King,
escribo está columna, pero antes les pido disculpas por no escribir durante
este tiempo, pero este proyecto me entretuvo y distrajo varias semanas.
Resulta que creyendo que el proceso
para ser director de la Facultad de Contaduría y Administración sería justo me
anime a meter mis documentos y ser uno de los ocho aspirantes a ocupar el cargo
en la Facultad donde egrese y he trabajado durante 33 años. Desde mis inicios
de maestro de asignatura he trabajado arduamente por lo que tengo.
No fui favorecido para ser un
maestro de tiempo completo, trabajé por horas y tuve que hacerlo en varias
escuelas como en las entonces Facultad de Economía y en la de Turismo, impartiendo
materias del área de finanzas y de métodos cuantitativos para la toma de
decisiones. Desde el inicio de mi carrera me propuse ser un maestro que trabaja
con el ejemplo, difícil pero no injusto.
Los alumnos tuvieron que trabajar
mucho para pasar mis materias y ahora sé que valió la pena, el ser estricto los
obligo a superarse. No creo en la frase que dicen que si un alumno te reprueba
eres un mal maestro, conmigo solo los mejores fueron promovidos.
Con el tiempo me fui quedando solo
en la FCA, donde trabajé ayudando en varias áreas como coordinador de la
evaluación docente, en el área de deportes, coordinaciones de mercadotecnia,
administración básica y avanzada y en algunas ocasiones en actividades que ni
siquiera me pagaron, pero siempre con el gusto de apoyar.
Me vi en la necesidad de estudiar
una maestría para poder aspirar a tener un tiempo completo, pero cuando llevaba
un año, cambiaron el plan de estudios y tuve que empezar de nuevo, por lo que
me llevo tres años ser un Maestro en Administración con especialidad en
Finanzas, título que no me hace superior a nadie como algunos que piensan que
son de élite por tener un papel de posgrado. Lo importante es que haces con el
conocimiento.
Entonces me nombraron administrador
de la unidad académica y tiempo después coordinador de la carrera de
administración de empresas de los cuales fui removido no por no ser capaz, sino
por no ser amigo de los directivos. Algo que caracteriza a la facultad, no es
importante las habilidades y capacidades, sino los compadrazgos y que tan leal
te muestras.
Concurse por mi plaza, primero por
un interinato y después por la definitividad, ambas con mi tema de
especialidad: las finanzas. En los dos casos, difícilmente me compitieron, ya
que demostré que un licenciado en administración de empresas puede dominar esta
área y, que actualmente no imparto porque es más importante ser amigo del
director que ser capaz en lo que haces.
Actualmente coordino el Centro de
Educación Abierta y a Distancia (CEAD) con materias que se imparten en la
modalidad en línea, semipresencial y a distancia, además del área de recursos
humanos de forma interina, como materias de apoyo y de derecho; y ahora que
estoy a punto de jubilarme pensé que era bueno aprovechar mi experiencia y
conocimiento de cómo administrar efectivamente una escuela (ya que he pasado
por casi todas las áreas) y participe en este proceso.
Es injusto que nos presentemos a un
proceso con nuestras propuestas y no seamos escuchados por que ya tienen su
terna de favoritos. Tenemos un director que parece que algo oculta ya que tiene
una desesperada fijación en que tapen su desastre apoyando descaradamente a
personas de su predilección. Me queda claro que el sr. Rector conoce de las
manipulaciones, amenazas e intervenciones con la comunidad universitaria para
lograr que sus entenados sigan siendo aspirantes a la dirección.
Yo tuve un sueño: un lugar de
trabajo donde mostremos el compañerismo y la voluntad por trabajar por nuestros
alumnos. Que realmente se haga investigación que produzca conocimiento, nuevos
procesos, productos que cambien a nuestra sociedad. Que el emprendimiento no
quede en productos y/o servicios que tengan un cien de calificación, sino que
se vuelvan negocios sustentables que den auto empleo en este país que tanto
necesita a las micro, pequeñas y medianas empresas. Maestros que puedan vender
a través de consultorías su experiencia, conocimiento y habilidades
administrativas, contables, informáticas y de negocios.
Formar alumnos con los verdaderos
valores de respeto, honestidad, pero sobre todo apasionados con lo que logran
que permean a una sociedad urgida del cambio. Enseñarles a ser felices primero
y luego competentes. En fin, se trunca el sueño, no por mi incapacidad para
lograrlo, sino por la falta de visión para reconocer lo que verdaderamente
necesitamos, o ¿será acaso por una profunda mediocridad en nuestras autoridades
de la educación?
Qué triste destino para nuestros
jóvenes.
Me
gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1 y
Vice Presidente de membresías del
Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California
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