Cine Sin Memoria
José
Luis Vivar
Han
pasado 51 años, y el 2 de octubre de 1968 no se olvida. La masacre ordenada por
el presidente Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, cubrieron
a México de luto. Sin importarle el dolor de las familias afectadas, el gobierno
demostró que también podía ser indiferente: diez días después de estos
acontecimientos, dieron inicio los XIX Juegos Olímpicos. Desde entonces, este
crimen es una deuda pendiente con la sociedad y con las víctimas, de las que no
se sabe cuántas fueron asesinadas.
Con
estos antecedentes, durante mucho tiempo Tlatelolco se convirtió en un tema
tabú para el cine. Pensar en hacer una película basada en hechos reales
significaba tener problemas con Gobernación, y no solo con la censura, sino con
los personajes siniestros que intimidaban a quienes tenían intenciones de
mostrar ese crimen de Estado. Se podía filmar lo que fuera, menos tocar el
asunto del 2 de octubre.
Aunque
pocos sabían que desde ese 1968, existía un documental titulado El Grito
(Leobardo López Aretche), el cual narra de manera secuencial los
acontecimientos de dicho movimiento desde sus inicios en julio de ese año, los
meses que le siguieron, algunas escenas de ese fatídico día de octubre en
Tlatelolco, y cierra con la inauguración de las Olimpiadas.
El
Grito es un documento valiosísimo porque a manera de bitácora, da cuenta de lo
que iba sucediendo. No todo era una fiesta, como algunos aseguraban, sino que
se muestra lo que en verdad pasaba con el Consejo General de Huelga y sus
allegados.
A
través de la cámara se pueden observar a detalle lo que ocurría en la UNAM, las
marchas, los mítines, la gente del pueblo que los apoyaba, y la impresionante
marcha del silencio. Al mismo tiempo es posible escuchar las voces de los
estudiantes pidiendo dialogar con un gobierno sordo y ciego que respondía con
violencia.
Y
a pesar de que no tuvo la difusión comercial que merecía tener, este documental
se convirtió en una pieza fundamental para entender el movimiento y valorar las
imágenes que en su momento Leobardo López consiguió filmar. De hecho, se
continúa consultando como fuente fílmica para trabajos académicos.
Pero
en el terreno de la ficción, tuvieron que pasar veintidós años para que pudiera
realizarse una película que se basaba en lo sucedido aquel 2 de octubre: Rojo
Amanecer (Jorge Fons, 1990) Con guion de Xavier Robles y Guadalupe Ortega.
La
historia muestra todo el día que vive una familia en un departamento del
edificio Chihuahua de Tlatelolco. No hay exteriores, el escenario son todas las
habitaciones de la casa, y conforme pasan los minutos, la trama se vuelve más
asfixiante. Desde una ventana, la madre de familia y su hijo más pequeño observan
la masacre en la Plaza de las Tres Culturas. El espectador solo imagina lo que
ellos son testigos: un incesante ruido de balazos y gritos se escuchan,
haciendo más dramática la escena.
Rojo
Amanecer es la punta de lanza de otras películas que han venido después como la
impactante Borrar la Memoria (Alfredo Gurrola, 2011), con guion de Rafael
Aviña; y Tlatelolco, Verano del 68 (Carlos Bolado, 2013). En cuanto documentales
se pueden mencionar Tlatelolco, las Claves de la Masacre (Carlos Mendoza
Aupetit, 2002) y la muy bien documentada Tlatelolco, los Rollos Perdidos
(Gilberto Bazán, 2012), donde se maneja la hipótesis de que el incendio de la
Cineteca Nacional en 1982 fue para eliminar las cintas que mostraban completa
la masacre, y que habría sido filmada desde el edificio de Relaciones
Exteriores.
Por
último, el año pasado, fue estrenada la mini serie Un Extraño Enemigo (Gabriel
Ripstein, 2018) y producida por Televisa, donde en ocho capítulos se recrea una
historia ficticia del político Fernando Gómez Barrientos, personaje inspirado
en Fernando Gutiérrez Barrios, cuya ambición por el poder lo convierten en
alguien difícil de olvidar, a la vez que transcurren los acontecimientos del
movimiento estudiantil.
Hoy,
algunas de las películas y documentales que se han mencionado se pueden hallar
con facilidad en YouTube o a la venta en DVD y Blu Ray. Los tiempos cambian, pero
la odisea que tuvo que pasar Rojo Amanecer para poder filmarse, estrenarse y
llegar a distribuirse en el mercado, fueron de una verdadera película de
ficción. La censura estuvo a punto de terminar con los sueños de Jorge Fons y
de Héctor Bonilla, pero el visto bueno del presidente Carlos Salinas de
Gortari, hicieron posible no solo que la menciona película pudiera verse en los
cines, sino que el tema del 68 dejase por fin de ser un tabú.
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