Samuel Gómez Patiño
Hay historias
que te estremecen y está en particular, además me enseña la gran diferencia
entre la inteligencia artificial y la conciencia humana.
La
historia se desarrolla en la ciudad de Nueva York, con la actuación estelar de
Tom Hanks como el capitán del vuelo, Chesley “Sully” Sullenberger y Aarón
Eckhart como el copiloto Jeff Skiles y dirigida por Clint Eastwood y estrenada
en el año 2016 en México.
Los
acontecimientos son del 15 de enero de 2009, cuando el vuelo 1549 de US Airways
iniciaba su despegue del aeropuerto de La Guardia al aeropuerto internacional
de Charlotte Douglas y a tres minutos de vuelo el Airbus A320 golpea una
parvada de gansos canadienses, desactivando ambos motores. El capitán al reportar
a la torre de control recibe las ordenes de regresar para un aterrizaje de
emergencia en uno de dos aeropuertos cercanos, pero su experiencia e instinto
lo hacen tomar la decisión de amerizar la nave en el Río Hudson, calculando que
con la potencia y altitud no llegarían a ninguno de ellos, así evitaba
estrellar el avión con los 155 pasajeros en la ciudad.
La
trama principal se desarrolla cuando las autoridades de la Junta Nacional de
Seguridad realizan simulaciones con computadoras para demostrar que, si hubiera
regresado a los aeropuertos sugeridos, no hubiera puesto en riesgo a los
pasajeros de su vuelo. Lo tratan como un error humano ya que consideran que uno
de las turbinas seguía funcionando lo que le daba tiempo, velocidad y altura
para regresar sano y salvo.
Para
los pasajeros, tripulación y la comunidad en general lo ven como un héroe,
respetado por la hazaña de salvar la vida de las personas, pero las autoridades
no pueden creer que esa decisión era su única opción, confían en que la investigación
demostrará que Sully tenía otra mejor que no arriesgaba la vida de él mismo y
los viajeros. El también empieza a dudar de haber tomado la decisión correcta y
sabe que de declararlo como un error humano, su carrera terminaría.
En la
audiencia final, muestran públicamente las simulaciones hechas con pilotos
expertos que demuestran que de haber seguido las instrucciones hubiera llevado
el avión a salvo a cualquiera de los puertos sugeridos. Las simulaciones echas
en la computadora y con pilotos reales sugieren que el capitán se equivocó y
tomo una opción que arriesgaba innecesariamente a la tripulación y los
pasajeros, pero Sully realiza una pregunta clave:
-¿Cuantas
veces practicaron los pilotos de la simulación, el evento antes de grabar la
información para presentarla?
El
piloto y el capitán alegaban que el accidente se dio de manera inédita, esto
es, nadie tenía la experiencia para haber tomado la opción finalmente elegida.
Ni Sully ni Skiles la habían vivido y mucho menos estaba en algún manual de seguridad.
La simulación les daba a los pilotos la información del evento con anticipación
y la practicaron 17 veces antes de aterrizar con éxito sus aviones, no vivieron
esta experiencia aterradora.
35
segundos separaba la simulación de la verdad, por lo que el Capitán Chesley
“Sully” Sullenberger le solicita a la Junta que realicen otra vez la simulación
pero que tomen en cuenta el tiempo de reacción entre el incidente inicial (el
golpe de la parvada de aves) y la toma de decisión tanto de ellos como la torre
de control según los protocolos existentes. En los dos casos, la simulación
termina, uno estrellándose en la pista ya que no llega y el otro en los
edificios que se encuentra en el camino.
Bien dirigida
y documentada, te recomiendo que veas la película o leas el libro “Highest
Duty” de Chesley Sullenberger y Jeffrey Skiles.
Esta
historia de la vida real, nos trae otra vez la disyuntiva sobre la inteligencia
artificial y la conciencia humana. ¿En realidad estamos preparados para confiar
totalmente en ser sustituidos por la IA? Sigo pensando que la experiencia pero
sobre todo las emociones que sentimos los humanos, hacen que tomemos decisiones
difíciles pero consientes, Sully no calculo en porcentajes cuantos
probablemente morirían en el accidente, no calculo si era un riesgo alto o
pequeño, siguió su experiencia de varias décadas volando y su instinto de no
seguir los protocolos determinados para un accidente, simplemente concluyo que
la mejor opción para que las personas que estaban en sus manos no fallecieran
ese día estaba en el Río Hudson. Por cierto, al recuperar el segundo motor se
demostró que no podía estar activo al momento del accidente.
La próxima
semana: La economía circular.
Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al
correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1 y
Vice Presidente de membresías del
Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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