Los conjurados
Ricardo Sigala
La semana pasada recibí un mensaje de texto de un
amigo cercano en el que leía lo siguiente: “Cuando lees este tipo de
cursi-mensajes al lado del nombre de un personaje como el maestro Vicente
Preciado, en serio dan ganas de arremeter a palos en contra de los responsables
de la publicación”, ¿qué era aquello que mi amigo había leído que lo molestaba
tanto? ¿qué podía ser eso que despertaba un arranque de furia en un hombre
pacífico y civilizado? El mensaje recibido incluía un link que remitía a una
página de Facebook, fui a ella y la sorpresa, la incomodidad y el enojo también
se inocularon en mí.
Es
necesario decir que el doctor Vicente Preciado Zacarías, intelectual destacado,
hijo ilustre de Zapotlán, premio nacional de ciencia, maestro emérito de la
Universidad de Guadalajara, no es usuario de ninguna de las redes sociales
conocidas. Sin embargo, en Facebook existe un perfil que lleva su nombre, el
perfil por supuesto es apócrifo, espurio, falso. Alguien podría argumentar que
se trata de un homenaje al maestro, si es así el intento fracasó. Quien está
detrás de ese perfil o desconoce la personalidad, la obra y la condición
intelectual de Vicente Preciado o usa deliberadamente el perfil para mostrar
una cara boba, superficial, falsa del maestro, incluso manifiesta opiniones y
posturas ajenas y en casos opuestas a las de nuestro insigne personaje. Y para
agravar las cosas, el muro muestra fotos de perfil y de portada relacionados
con la Casa del Arte, como si se tratara de una cuenta institucional.
Me
voy a detener en tres puntos, aunque hay muchos más. Primero, hay una
usurpación de la personalidad del doctor Vicente Preciado Zacarías, en la
medida en que las publicaciones se hacen en primera persona y los engañados
usuarios inician un diálogo como si del propio Preciado se tratara, muchas
incluso saludan a Vicente Preciado con camaradería y familiaridad, pero ellos no
saben que el maestro no está detrás de esas publicaciones.
El segundo punto
tiene que ver con que se muestra una imagen errónea del maestro. Pues quien está detrás de ese perfil falso lo
hace decir cosas en un tono que el maestro nunca usaría, por ejemplo, el 7 de
octubre a las 9:37 de la mañana se publicó el texto que tanto exasperó a mi
amigo, dice lo siguiente: “Buen inicio de semana gente bonita. ¿Cómo les fue
este fin de semana? Les mandamos un rayito de luz para iluminar su día.
¡Saludos!”. ¿Es acaso verosímil que un intelectual de la talla de Preciado
Zacarías pueda escribir tamaña cursilería? Los que hemos leído su prosa, tanto
la que aparece en sus libros como la de aquellas Partici-Pasiones que publicó
en la prensa local durante cerca de tres décadas, sabemos que estos mensajes no
funcionan ni siquiera como una parodia, ya que en ellos no percibimos ningún
rasgo de elaboración textual, ni campea en ella el ingenio, la cultura y la
agudeza de una escritura tan trabajada como la del maestro. Porque, en efecto,
ese mensaje y otros muchos que aparecen en el perfil de Facebook remiten más a
la superficialidad de los discursos de la superación personal y la autoestima,
a la de una cultura pop, que a la de un hombre que ha alcanzado tan altos
vuelos. Preciado nunca escribiría expresiones como “gente bonita” o “Les
mandamos un rayito de luz para iluminar su día”, ni usaría los signos de
admiración de manera tan básica. Vicente Preciado, cuando escribe, genera una
profundidad envidiable, sus palabras suelen producir un efecto insospechado, y
evita a toda costa los lugares comunes. Esa voz y esa condición humana es poco
más que una antípoda del maestro emérito, sin ninguna discusión.
El tercer punto
que quiero acotar está relacionado con ciertas publicaciones que se comparten
en el muro del citado perfil, que contravienen la ideología de nuestro hombre
letras. Quiero poner como ejemplo una publicación del 28 de agosto en la que se
habla del CUSur como de “una isleta de privilegiados académicos que nada tienen
que ver con el pueblo de Zapotlán.” Vicente Preciado nunca hubiera permitido
que una declaración de este tipo se publicara, y mucho menos permaneciera, en
su muro. Él ha declarado incansablemente su respeto y agradecimiento a su alma
mater, a la que pertenece desde hace seis décadas, primero como estudiante y
luego como profesor e investigador. A ella debe uno de sus más altos
reconocimientos que es el de ser Maestro Emérito, un grado de excepción académica,
él ha sido profesor fundador y promotor de la carrera de Letras Hispánica, él
mismo es un académico que cada año publica por lo menos un libro que promueve
la cultura desde Zapotlán, en particular desde la figura de Juan José Arreola.
Si esta publicación hubiera sido aceptada por Preciado entonces él mismo
estuviera aceptando que él forma parte de esa “isleta de privilegiados
académicos que nada tiene que ver con el pueblo de Zapotlán”. Quien maneja este
perfil de facebook falso, ¿acaso quiere enfrentar a las autoridades del CUSur
con Preciado Zacarías?
Los casi 700
amigos que tiene la página han estado recibiendo una imagen falsa del maestro,
han sido engañados, pero además han traicionado la filosofía, la cultura y la
escritura de Vicente Preciado, las personas que no lo conozcan, si se basan en
las publicaciones de esa página pensarán que nuestro hombre de ciencia y de
cultura es un ser bobalicón y eso es una afrenta no sólo al personaje o la
tradición cultural de Zapotlán sino a la cultura en general. Quizás detrás de
este perfil de Facebook hay sólo un intento de homenaje, un intento ingenuo y
malogrado, porque lejos de honrar la figura del personaje se le tergiversa y se
contrapone claramente con sus principios, y algo se tendría que hacer al respecto.
Las redes sociales
tienen muchos beneficios, pero por desgracia también tienen su parte negativa,
e incluso oscura. Es inaceptable cómo cualquier persona puede usurpar una
identidad y hacer de ella una caricatura o un adefesio. Se podría decir que no
es tan grave, que solo se trata de redes sociales, que la vida está en otra
parte; sin embargo, por desgracia el mundo no piensa con esa madurez, cada vez
más las redes sociales son la medida de los individuos. Los políticos, las
instituciones, las empresas, la mercadotecnia, el éxito o el fracaso tienden a
ser medidos por la popularidad que se tiene en las redes, y no tanto por la
realidad. Cuántos políticos han sido destituidos, o han ganado elecciones en
las redes antes que, en las urnas, cuántas personas han conseguido o perdido un
empleo por las redes sociales, cuántas enemistades o divorcios, cuántos
secuestros, extorsiones, trata de blancas o prostitución infantil se esconden
en perfiles falsos de Facebook. Por desgracia, estamos pasando por una etapa de
la civilización en la que la realidad tiene menos autoridad que su versión
virtual, y eso es una señal preocupante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario