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jueves, 17 de octubre de 2019

La creciente inseguridad






Víctor Hugo Prado



No hay Estado ni región que escapen a la violencia, así lo muestran los reportes noticiosos, cuando no es Guanajuato es Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Colima o cualquier otro. Hace apenas unos meses de visita oficial a México, la alta comisionada de la Organización de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, reconoció las dimensiones de una crisis en materia de garantías fundamentales por la violencia que azota a nuestro país. Alcanzando cifras de muertes violentas propias de un país en guerra, más de un cuarto de millón de seres humanos han perdido la vida desde 2006. Para muestra un botón, el lunes pasado en Michoacán se reportó una mortal emboscada, donde supuestos civiles asesinaron a 13 policías en el municipio de Aguililla. 

             Existe una historia de violencia en la región de tierra caliente de ese estado muy marcada, han padecido la lucha de cárteles que en algún momento dio pauta al surgimiento de un movimiento de autoseguridad llamados grupos de autodefensa, en medio está la población civil padeciendo todas las consecuencias de una inseguridad creciente. Así en el día a día suceden desapariciones, feminicidios, atropellos contra migrantes, atentados contra luchadores sociales y periodistas, casos de tortura, en fin, toda suerte de vejaciones que mantienen a la población en la desesperación por no ver la luz al final del horroroso camino. Está claro que la violencia no puede combatirse apelando a que las madrecitas regañen a sus hijos metidos en la delincuencia, tampoco con una política de diálogo con el crimen organizado, menos con descalificaciones pueriles como las del fuchi guacala.

          El Estado debe actuar con los instrumentos de control que tiene para defender a la ciudadanía en general, para ello crearon a la Guardia Nacional, pero también hay recursos federales y estatales que deben trabajar de manera coordinada. Lo sucedido en Aguililla no es un asunto normal, no es una circunstancia de todos los días como desafortunadamente la responsable de la seguridad interior y de la existencia de la paz pública, Olga Sánchez Cordero, lo declaró. Si pasan sucesos violentos a todas horas, todos los días, en todos los lugares del país, no es para verlo como normal. No fue un lamentable accidente. Si así se ve, la visión que se tiene del problema es equívoca. Tampoco a estas alturas del partido se puede decir que es el país que les dejaron, con la guerra perdida, si así estaba entonces tienen la obligación de ganarla. Sin dejar de reconocer que el tema de la inseguridad, es el asunto que más preocupa a los mexicanos de acuerdo con estudios del INEGI, no queda de otra más que replantear la estrategia de combate frontal a la vez que se generan oportunidades de educación y empleo, en un escenario seguro que de aliento a la inversión. No está fácil.

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