Mercedes
Imelda Avalos Ruiz*
No sólo
en Educación Básica, sino en los diferentes niveles educativos de nuestro
Sistema, los docentes tenemos la característica de ser ejemplo para nuestros
educandos. Cuando son pequeños de preescolar o primaria, nos idealizan y no nos
percatamos de todo del impacto que en sus vidas pudiéramos ejercer.
Más
de algún niño se enamora de su maestra o los ven como héroes y muchos otros
sueñan en ser como nosotros en alguno de los aspectos de nuestra personalidad
que les hemos dado a conocer. Esto ocurre, consecuente a que la escuela es el
segundo hogar de los pequeños. La casa y la familia, son su primer ámbito
educativo y social; nuestros espacios de ejercicio es el segundo, de donde
adquieren ejemplos, experiencias y conocimientos para estar más inmersos en la
vida cotidiana de una forma asertiva.
En
la secundaria y preparatoria, cuando los chicos atraviesan etapas de transición
personal, la búsqueda de una identidad propia, evolución cognitiva y la toma de
decisiones trascendentales para su futuro, seguimos siendo parte del patrón que
rige su vida. Hay quienes buscan información para situaciones muy personales,
orientación vocacional y/o profesional y hasta medios de diversión,
relajamiento, cuestiones culturales, amigos, tutores y hasta confidentes; ya que
muchos de ellos, en sus casas los consideran más autónomos y con la dinámica
social actual, los padres de familia se alejan un poco “o un mucho” de ellos
sin percatarse de que siguen ocupando un buen ejemplo y acompañamiento en su
día a día.
En
etapas posteriores, en nivel superior y como profesionistas; de manera
particular en nuestro contexto educativo, nos sentimos “tan” independientes que
pareciera que no necesitamos de los demás, pero al mismo tiempo seguimos “al
pendiente” de todos; puesto que nos sirven de ejemplo, como reto, nos ofrecen
aprendizaje, socialización, etc.
En
este sentido insisto, los docentes seguimos siendo modelo constante de los
educandos con los que interactuamos en nuestra intervención educativa,
independientemente d la edad, nivel educativo o ramo académico.
Con
este preámbulo, quiero recalcar que lo que hacemos, sirve de ejemplo a quienes
nos rodean y lo que dejamos de hacer también; por ello, ahora enfoco mi
atención a la situación ecológica. Tanta insistencia y programas de conciencia
sobre este tipo de emergencia social y no damos buen ejemplo.
Nos
parece lo más cómodo seguir comprando botellas de agua en tiendas de
conveniencia por paquete, para facilitar su consumo fuera de casa,
desperdiciamos papel sin tomar en cuenta los árboles que están siendo
derrumbados por ello, la energía eléctrica la dejamos que fluya
indiscriminadamente a pesar de sus costos, etc.
Con
todo lo expuesto, mi reflexión se convierte en una invitación al cambio de
actitud consciente y ecológica que debiéramos tener. Es muy favorable el hecho
de implementar campañas de concientización entre nuestras actividades
cotidianas, hablar del calentamiento global, informarnos de estadísticas
comparativas entre lo que un país hace para ir aminorando el efecto de este
fenómeno. También existe la conveniencia de los contenidos que ciertas
asignaturas abordan y nos encaminan directa o indirectamente al tema de alusión
y al conocimiento e información del mismo, identificar antecedentes, reconocer
la participación del individuo en todo esto. Efectivamente, es muy propicio,
pero resulta más benéfico el cambio de actitud de una forma permanente,
independientemente el espacio donde nos estemos desenvolviendo o las personas
con que interactuemos.
Si
buscamos otra razón para hacer de esto un hábito en nuestra vida, podemos
encontrar la conveniencia económica; la simplificación de procedimientos; el
ahorro de tiempo al no tener que hacer ciertos materiales o comprar objetos
prefabricados que pueden ser suplidos por otros de recicle, rescatar el uso de
objetos que teníamos olvidados o permitir que alguien más aproveche lo que para
nosotros ya no es útil.
Por
eso los exhorto a recordar que es por nuestro bien el cuidado al planeta, no
sólo por las generaciones que vienen después de nosotros, sino simplemente por
el respeto a la vida de mis contemporáneos y en especial, por el respeto a mi
persona.
*Asesora
en el Centro de Actualización del Magisterio.
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