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jueves, 24 de octubre de 2019

La conciencia ecológica en el docente y su impacto









Mercedes Imelda Avalos Ruiz*



No sólo en Educación Básica, sino en los diferentes niveles educativos de nuestro Sistema, los docentes tenemos la característica de ser ejemplo para nuestros educandos. Cuando son pequeños de preescolar o primaria, nos idealizan y no nos percatamos de todo del impacto que en sus vidas pudiéramos ejercer.

Más de algún niño se enamora de su maestra o los ven como héroes y muchos otros sueñan en ser como nosotros en alguno de los aspectos de nuestra personalidad que les hemos dado a conocer. Esto ocurre, consecuente a que la escuela es el segundo hogar de los pequeños. La casa y la familia, son su primer ámbito educativo y social; nuestros espacios de ejercicio es el segundo, de donde adquieren ejemplos, experiencias y conocimientos para estar más inmersos en la vida cotidiana de una forma asertiva.





En la secundaria y preparatoria, cuando los chicos atraviesan etapas de transición personal, la búsqueda de una identidad propia, evolución cognitiva y la toma de decisiones trascendentales para su futuro, seguimos siendo parte del patrón que rige su vida. Hay quienes buscan información para situaciones muy personales, orientación vocacional y/o profesional y hasta medios de diversión, relajamiento, cuestiones culturales, amigos, tutores y hasta confidentes; ya que muchos de ellos, en sus casas los consideran más autónomos y con la dinámica social actual, los padres de familia se alejan un poco “o un mucho” de ellos sin percatarse de que siguen ocupando un buen ejemplo y acompañamiento en su día a día.

En etapas posteriores, en nivel superior y como profesionistas; de manera particular en nuestro contexto educativo, nos sentimos “tan” independientes que pareciera que no necesitamos de los demás, pero al mismo tiempo seguimos “al pendiente” de todos; puesto que nos sirven de ejemplo, como reto, nos ofrecen aprendizaje, socialización, etc.

En este sentido insisto, los docentes seguimos siendo modelo constante de los educandos con los que interactuamos en nuestra intervención educativa, independientemente d la edad, nivel educativo o ramo académico.





Con este preámbulo, quiero recalcar que lo que hacemos, sirve de ejemplo a quienes nos rodean y lo que dejamos de hacer también; por ello, ahora enfoco mi atención a la situación ecológica. Tanta insistencia y programas de conciencia sobre este tipo de emergencia social y no damos buen ejemplo.

Nos parece lo más cómodo seguir comprando botellas de agua en tiendas de conveniencia por paquete, para facilitar su consumo fuera de casa, desperdiciamos papel sin tomar en cuenta los árboles que están siendo derrumbados por ello, la energía eléctrica la dejamos que fluya indiscriminadamente a pesar de sus costos, etc.

Con todo lo expuesto, mi reflexión se convierte en una invitación al cambio de actitud consciente y ecológica que debiéramos tener. Es muy favorable el hecho de implementar campañas de concientización entre nuestras actividades cotidianas, hablar del calentamiento global, informarnos de estadísticas comparativas entre lo que un país hace para ir aminorando el efecto de este fenómeno. También existe la conveniencia de los contenidos que ciertas asignaturas abordan y nos encaminan directa o indirectamente al tema de alusión y al conocimiento e información del mismo, identificar antecedentes, reconocer la participación del individuo en todo esto. Efectivamente, es muy propicio, pero resulta más benéfico el cambio de actitud de una forma permanente, independientemente el espacio donde nos estemos desenvolviendo o las personas con que interactuemos.

Si buscamos otra razón para hacer de esto un hábito en nuestra vida, podemos encontrar la conveniencia económica; la simplificación de procedimientos; el ahorro de tiempo al no tener que hacer ciertos materiales o comprar objetos prefabricados que pueden ser suplidos por otros de recicle, rescatar el uso de objetos que teníamos olvidados o permitir que alguien más aproveche lo que para nosotros ya no es útil. 

Por eso los exhorto a recordar que es por nuestro bien el cuidado al planeta, no sólo por las generaciones que vienen después de nosotros, sino simplemente por el respeto a la vida de mis contemporáneos y en especial, por el respeto a mi persona.

*Asesora en el Centro de Actualización del Magisterio.


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