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martes, 15 de octubre de 2019

De invitación a décimas



Juan José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán



El anuncio oficial de las fiestas josefinas de Zapotlán el Grande, conocidas hoy como décimas, surgieron y existen evidencias de éstas desde 1802, pese a que el Juramento de honrar al santo patrono de la Diócesis de Ciudad Guzmán, Señor San José, data de 1749, cuando se le proclama como protector divino en contra de los temblores de tierra, celebrándose la primera función en el año de 1750. De esa fecha a 1801 existe un vacío, tal vez porque no se tenía acceso a la imprenta o la celebración no entraba dentro de los usos y costumbres de esa época.




            Esto se desprende de la información obtenida sobre el tema del cronista de la ciudad y jefe del Archivo Histórico de Zapotlán, arquitecto Fernando G. Castolo, mencionando que los carteles del anuncio de la celebración constaban de tres elementos en ese entonces: Una efigie o alegoría alusiva a San José; un soneto literario y una exhortación al final para que la población se sumara a los actos solemnes concretamente a escuchar el sermón, rezar el rosario, participar en la rifa y en la misa de función, tiempos en que solamente se celebraba la fiesta los días del 21 al 22 de octubre, aunque muy probablemente también un novenario, que no se incluía en el cartel, generalmente impreso en tamaño carta.

            Las invitaciones se repartían principalmente a los colaboradores de las fiestas y éstas se hacían en gente de a caballo para agilizar la entrega. “En qué momentos se les comienza a llamar décimas, en una obra que acabamos de editar, obra de don Ramón López Ochoa, nos habla del reparto de décimas. Sin embargo, en carteles, oficialmente, yo veo que como tal se les llama a partir de las décimas de 1894, antes siempre se invitaba a la gente al reparto de invitaciones, era lo que se hacía”, abundó el cronista.

            Con el paso de los años ha habido reformas importantes en el tema, dijo el cronista, dando como ejemplo cuando fue párroco de la ciudad don Atenógenes Silva, a partir de 1881, él decide que a la par de que aparezca el nombre del mayordomo en turno, también aparezca el nombre del sacerdote en turno, encargado de la parroquia. “Esa fue una de las novedades que él implementó. Otra novedad es el empezar a realizar carteles que tuvieran dos vistas, por un lado una alegoría dedicada a San José y a la Virgen, y en el otro un pequeño programa, ya se empezaba a incluir encendedores por todo el novenario y si iba a ver un tipo de otras actividades como juegos pirotécnicos y dónde se llevaría a cabo”.

            Entrando el siglo XX, aparece el soneto literario y se empieza a utilizar la décima. “Todas estas décimas las hizo don Antonio Ochoa Mendoza, un sacerdote muy privilegiado, otro que destacó fue Roberto Espinoza Guzmán, son los dos más importantes que en el siglo XX aparecen con este tipo de literatura. A partir de 1937, que fue mayordomo don Guillermo Ochoa Mendoza, un acaudalado tamazulense radicado en Ciudad Guzmán, y siendo párroco alguien que pensaban que era su pariente, pero no se llamaban nada, don Antonio Ochoa Mendoza, se implementan las famosas peregrinaciones, lo que favorecía que la gente pudiera llevar sus obsequios a Señor San José”, indicó.

            Esos obsequios quedaban en manos de los párrocos, pues San José Carece de personalidad jurídica, explicó el cronista, o de la propia iglesia, lo que propició que los programas fuera más amplios por lo que hubo la necesidad de hacer carteles más grandes, evolución que ha terminado en lo que ahora se tiene como décima, carteles monumentales con un programa del mismo tamaño y que abarca casi todo el mes de octubre. “Estamos iniciando actividades formalmente el último domingo de septiembre y prácticamente se termina en la última semana de octubre, lo que implica algo más complejo, esa ha sido la evolución de las décimas, pero a ciencia cierta ignoramos de qué año daten, pero sí tenemos conservadas décimas en físico desde 1802”, abundó Fernando G. Castolo.

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