Samuel Gómez
Patiño
Iniciamos un semestre más en la universidad, 66 para ser exactos y aunque
he impartido diversas materias como análisis financiero, administración de
capital de trabajo, desarrollo organizacional, evaluación de proyectos de
inversión, entorno global de los negocios, teorías administrativas, la de
mercadotecnia ha sido quizás la que más me ha tocado enseñar además de haber
sido la primera materia que impartí en la Facultad de Contaduría y Administración.
En esta materia les comento a los alumnos una frase que deben de tomar en
cuenta cuando se encuentran con productos extraños, raros o inútiles que nos
llevan a pensar ¿quién adquiere esos productos?: “mientras haya quien compre,
habrá quien venda”. Por ejemplo, en mi opinión uno de los productos más
extraños es la piedra que sirve como mascota la Pet Rock.
Nombrado en su momento uno de los diez juguetes de moda por la revista
Time, fue el invento de Gary Dahal que en los años 70’s lo volvió millonario de
la noche a la mañana envolviendo una piedra dentro de una caja de cartón que
empezó a vender como mascota. Seguro te puedes imaginar la roca de compañía que
no necesita comer, que limpies sus desechos, que te pueda escuchar sin perder
el interés, que no revele tus secretos y que te pueda acompañar a todos lados
sin quejarse. Este “pétreo animal” se convirtió en el regalo estrella en 1975.
“La gente esta tan malditamente aburrida de todos sus problemas que las
piedras les transportan a un viaje de fantasía”, confeso a la revista People en
1975. Por solo 19.25 de dólar la puedes conseguir para un buen regalo.
Esto viene a colación por qué parte de las primeras clases es entender que
en mercadotecnia el consumidor es el que manda, aunque usted no lo crea. Juegos
del golf para cuando estas en el baño, pantuflas para perro, agua con sabor de
carne o una bolsa de plástico que figura que tu emparedado está sucio para que
no te lo roben en el trabajo, en fin, cosas extrañas que las personas
adquieren; también los cambios y las innovaciones vienen de la exigencias de
los consumidores por tener cosas novedosas y en mucho de los casos mejoras a
nuestro nivel de vida.
El presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Donald Trump,
nos vende la idea que si pone muros muy altos en la frontera entre México y el
país que gobierna se evitaría la invasión de extranjeros y el trasiego de
drogas; su ataque va contra quienes delinquen transportando personas o droga al
país del norte, quiere eliminar a los distribuidores. Escucho sus políticas
para acabar con la distribución con estrategias como las de congelar sus
ingresos y las empresas que ayudan lavando dinero, tanto en su territorio como
en el extranjero.
Está comprobado que cuando falta quien ofrece un producto o servicio,
mientras las personas quieran adquirirlo va a entrar al negocio un nuevo
comerciante para cubrir la demanda. De forma natural, los consumidores pierden
el interés por adquirir un producto o servicio, ya sea porque sienten que no es
adecuado para su estilo de vida, como ejemplo un reloj de pulsera (ahora tienes
el celular), porque siente que puede dañar su salud como los productos
milagrosos (los que te ayudan a bajar de peso en una noche, a pesar de comer lo
que quieras y sin hacer ejercicio) o simplemente porque ya no es útil el gasto,
como los teléfonos fijos que están siendo destituidos por los celulares, estos
satisfactores tienden a desaparecer.
Por eso mi opinión, desatar una guerra para eliminar a los productores y
distribuidores solo ocasiona mayor violencia, encarecimiento de los productos
y/o servicios, y el nacimiento de nuevos competidores. En ningún momento he
escuchado al señor Trump el tratar de eliminar la demanda, que no se trata de
matar a las personas enfermas por las drogas, ya que el país norteamericano
esta infestado desde el ejército, sus escuelas en todos los niveles, el deporte
amateur y profesional de seres humanos enfermos con todo tipo de
estupefacientes; sino primero, de recuperar, a través de programas de salud a
los adictos a las drogas para que recuperen su salud que los lleve a ser
productivos y luego programas reales de prevención del uso de enervantes desde
las escuelas y a los padres de familia.
No bastan leyes para castigar sino prevenimos y evitamos que la demanda
siga creciendo como un cáncer en la sociedad. Si los consumidores ya nos dimos
cuenta que si dejamos de comprar un producto o contratar un servicio la oferta
disminuye o desaparece, ¿cómo el presidente del país más poderoso del mundo
(según él) y siendo un empresario exitoso no se da cuenta que la solución está
en disminuir la demanda y no en atacar la oferta?
La próxima semana: Los principios administrativos.
Me gustaría leer
tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en
Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área
1 y
Vice Presidente de
membresías del Club Toastmasters Ejecutivos de Tijuana
Licenciado y
Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la
Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad
Autónoma de Baja California
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