Fernanda
Larios Jacobo
“La lengua muere con la última
persona que la habla
y no hay lenguas sin pueblos.”
y no hay lenguas sin pueblos.”
La
asamblea general de la ONU proclamó el 2019 como el año internacional de las
lenguas indígenas, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad y fomentar el
reconocimiento de los idiomas originarios, su importancia y aporte cultural; y
es que, a pesar de que los pueblos indígenas son herederos de una gran variedad
cultural y lingüística, así como de tradiciones ancestrales y costumbres,
corren un gran peligro en la época actual, donde la tecnología avanza a pasos
agigantados y cada día surgen necesidades, atractivos e intereses distintos que
hacen que las personas miren en todas direcciones excepto en lo que tienen de
frente.
Siendo
México un país multicultural, donde el 10% de su población total habla una
lengua indígena, cuenta con un total de 364 variantes lingüísticas, agrupadas
en 68 grupos y 11 familias, se estima que cada día puede desaparecer una de
ellas. Es un dato alarmante pero cierto, pues la lengua muere con la última
persona que la habla y no hay lenguas sin pueblos, además no es para nada una
mentira que a pesar de la cantidad de dialectos que existen en nuestro país y
que casi 25 millones de personas se consideran indígenas, los medios de
comunicación, las actividades sociales cotidianas e incluso la educación solo
se enfocan en difundirse a través del castellano.
Para
que exista un verdadero dialogo intercultural, tiene que haber equidad e
inclusión, algo que los pobladores indígenas han buscado defender a través de
casi quinientos años de lucha a partir de la conquista española pues aunque se
sabe que con el paso del tiempo la forma de hablar y comunicarse evoluciona, lo
que muchas veces ocasiona la desaparición de ciertos dialectos, idiomas o
maneras de expresarse, el problema surge cuando esto se inclina de alguna
manera hacia el racismo dejando a un lado el valor histórico e impacto social
actual en los que intervienen estos grupos.
Los
pueblos étnicos de nuestro país tienen mucho que decir sobre los problemas
sociales en el tema de la democracia, de la justicia y la distribución de
recursos, aportes culturales y cívicos pero siguen siendo invisibles, sin ser
tomados en cuenta y siendo ignorados por
la ciudadanía, quien tiene la responsabilidad para replantearse como sociedad y
ver cómo están distribuidos los beneficios y privilegios de las personas que
hablan una lengua indígena y de las que no, debe haber una proyección de las
culturas indígenas como algo rico en conocimiento y que es importante para la
identidad y población de México, recordar las raíces que nos han formado y de
las cuales conservamos rasgos tanto físicos como espirituales, ser partícipes
del fomento de los derechos equitativos a través de su práctica y difusión.
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