Víctor
Hugo Prado Vázquez*
Recientemente
estuve en el evento mediante el cual egresados de licenciatura de las
instituciones de educación superior recibieron el premio Al desempeño de
excelencia que otorga el Centro Nacional de Evaluación para la Educación
Superior (Ceneval). Los resultados se obtienen de la aplicación del conocido
Examen general de egreso de licenciatura (EGEL), los reconocidos fueron 1,826
egresados que provenían de 97 instituciones de educación superior
distribuidas a lo largo y ancho del país.
Quienes
recibieron el premio apenas representan menos del 2 % de los evaluados. Por
tanto, ellos son la más pura expresión de la calidad educativa que tiene como
base los procesos de evaluación. Evaluar es medir, las mediciones permiten
conocer y el conocimiento da pauta para la toma de decisiones de mejora. Ese es
el propósito de la evaluación. Su fin es la mejora y mejor si es continua.
En
tanto se otorgaba el premio referido se discutían en la Cámara de Diputados las
Leyes Reglamentarias del Artículo Tercero Constitucional, a saber: la Ley
General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, la Ley de
Mejora Continua de la Educación y la Ley General de Educación.
De
lo aprobado en la Cámara de diputados se deduce que habrá un daño irreversible
a las generaciones que pudieron abrigar la ilusión de triunfar en la vida
gracias a su preparación; que las evaluaciones al magisterio no obligarán a
nada, pues solo serán de “carácter diagnóstico”; que el Estado queda fuera de
la rectoría de la administración de las plazas entregándolas a los grupos de
poder que históricamente han cooptado al magisterio. Además, que, se
basificarán a maestros y maestras solo por el simple hecho de tener seis meses
de antigüedad en la plaza y no por méritos académicos. Lo aprobado va a
permitir que los egresados de las escuelas normales no se sometan a examen
alguno para alcanzar una plaza, estableciendo el nada prestigioso pase
automático.
Quienes
recibieron el premio a la excelencia del CENEVAL son el presente y futuro de
México y por su nivel educativo y aprovechamiento privilegiado, sin duda harán
contribuciones para que la democracia, la cultura, la política, la economía, el
medio ambiente, los derechos humanos y en general el bienestar social sean
mejores que los que ahora poseemos, bien por ellos.
En la
Cámara de Diputados se hizo valer la mayoría para construir una historia que ha
iniciado con el desmantelamiento de órganos e instituciones que le daban
certidumbre al rumbo educativo. No se ve cómo se apuntalará la calidad
educativa, porque no están dispuestos a evaluar ni a profesores ni a
instituciones. Mal por ellos. Con su decisión perdemos todos, en especial las
niñas, los niños y los adolescentes que tienen el derecho a recibir educación
de calidad.
*Director
de Educación Media Superior de la Secretaría de Educación Jalisco.
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