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jueves, 22 de agosto de 2019

La luz y los libros (Homenaje a Vicente Preciado Zacarías)








Ricardo Sigala

Vicente Preciado dialoga siempre con Arreola, su vida parece tener un eje rector, siempre en sus clases, en sus escritos, en sus ponencias, en sus artículos periodísticos, en sus conversaciones cita a Juan José Arreola. Cita a Arreola, por supuesto para hablar de literatura, pero también lo cita para hablar de educación, para referirse a la cocina francesa, o al vino, a la filosofía, la teología, para hablar de autos, de ciclismo, del antiguo Zapotlán, del amor. ¿Es esto una limitación, una falta de seguridad o de autoridad? Nada más falso, Preciado Zacarías es una autoridad, pero se asume como un pupilo, como un discípulo que aprendió a ver de otra forma el mundo gracias a las enseñanzas de Arreola. Lo que digo no es poca cosa, porque antes de Arreola, el doctor Preciado había llegado a las cumbres de la élite científica en el plano de la odontología, ya había introducido la endodoncia a nuestro país y gran parte de Latinoamérica, ya había inventado una técnica dental que lleva su nombre, ya había publicado el primer artículo de investigación en endodoncia, que sería considerado la piedra angular de la disciplina, ya había dado conferencias por el mundo, y recibido reconocimientos por su trabajo científico. Antes de su relación con Arreola y de haber migrado a la literatura, Vicente Preciado ya había escrito un libro de endodoncia que había sido libro de texto en varios países del continente, ya había recibido el Premio Nacional de ciencias en el área de odontología, de manos del presidente de la República.  

No sólo eso, antes de la amistad con Juan José Arreola, Vicente Preciado ya había formado parte del Grupo Arquitrabe, ya había sido amigo de Alfredo Velasco Cisneros y cercano de Cristina Pérez Vizcaíno, había sido también mantenedor de los Juegos Florales de Zapotlán el Grande en varias ocasiones; Preciado ya había traído a Pedro Garfias a Zapotlán, ya había conocido a Rosario Castellanos en un viaje a Venezuela y había sido recibido por Jorge Luis Borges en su despacho de la Biblioteca Nacional de Argentina. Lo que quiero decir es que el doctor Preciado ya era una eminencia internacional cuando la amistad con Arreola le cambió la vida; para el científico innovador que era Preciado Zacarías, Arreola representó mucho más que la amistad con un escritor. La experiencia de Arreola se convirtió en una nueva forma de ver el mundo, una llave para develar ciertos misterios, pero también, eso es en verdad formidable, fue el acceso a nuevos misterios. Arreola en la vida de Preciado Zacarías es una llave, una lente, un camino, un Virgilio en medio de la selva oscura de nuestra vida. Y cuando Vicente Preciado cita permanentemente a Arreola no es por pobreza de intelecto, ni por usar la figura del maestro para proyectarse, es por el contrario un acto de suprema humildad, porque detrás de eso no hay otra cosa que un profundo agradecimiento, y como la humildad y el agradecimiento son tan poco practicados en nuestros días, algunos incluso han dejado no sólo de valorarlos, sino de verlos.


VICENTE PRECIADO Y LOS LIBROS


Imposible entender la figura de Vicente Preciado sin conocer su relación con los libros. La visión que tiene el doctor sobre la cultura es amplísima, se inclina con devoción ante las grandes obras de la humanidad, y es el libro el que le merece un fervor supremo. La vida del maestro se puede contar con los libros que lo han acompañado, desde los que en su infancia suplieron a la escuela primaria hasta los que lo llevaron a insistir en el conocimiento como un persistente Sísifo del sur de Jalisco, en el ascenso permanente al saber con sus libros a cuestas. Él se mide y mide a las personas por la relación que guardan con los libros.

            Quiero contar dos anécdotas que definen la postura de nuestro homenajeado en torno a los libros. La primera tiene que ver con la búsqueda de un ejemplar, un libro extraño, inconseguible en nuestro país, que había buscado con ahínco incluso en las librerías de viejo de Donceles en la Ciudad de México. Se trata de Los tres gordinflones del ruso Yuri Oliesha, por supuesto, una recomendación de Arreola. En un viaje a Buenos Aires, sus proveedores de libros en aquella ciudad también le respondieron negativamente, hasta que uno de ellos dijo conocerlo, había sido publicado en Rusia, por la Editorial Progreso en el tiempo de la Unión Soviética. En su red internacional de librerías de viejo, alguien tenía un ejemplar en Moscú. El preciado ejemplar viajó en correo hasta Buenos Aires, a su arribo, evidentemente el doctor Preciado ya no estaba en Argentina, así que una conocida dentista lo recogió. Ésta viajaría a un congreso en Ginebra, donde coincidiría con un colega de la Universidad de Guadalajara, también amigo del maestro Preciado, él lo traería a México. Una noche el doctor me contó con emoción que por fin tenía el ejemplar de Oliesha en sus manos, me dijo que se trataba de esas joyas extrañas del canon personal de Arreola, pero además el libro tenía un valor inusitado, había viajado casi 30 mil kilómetros para llegar a él. Esa odisea por demás inusual, no debía pasar desapercibida, así que esa noche brindamos con vino tinto. El volumen es tan importante que lo mantiene como libro de cabecera. Por cierto, nunca me habló del costo del libro, que debió de ser altísimo, ese valor, en este contexto, resulta en verdad secundario.

            La otra anécdota comienza el pasado 29 de julio, en España el diario ABC publicó una nota del escritor Antonio Rivero Taravillo, con el título “Sevilla en Jalisco”. El artículo comenzaba hablando de la reciente crecida del río en San Gabriel, por supuesto para llegar a Rulfo, pero en realidad no iba a hablar de Rulfo, de éste le interesaba su nombre, en particular lo de Pérez Rulfo Vizcaíno, porque el verdadero asunto de la nota era Cristina Pérez Vizcaíno. Le llamó particularmente la atención que ambos escritores fueran de la misma región, compartieran los apellidos y que además tuvieran tan alta calidad literaria. También destaca que la escritora, nacida en Zapotlán, estuvo siempre marcada por un halo literario, pues fue bautizada por el sacerdote Librado Arreola, tío de Juan José Arreola. El poeta y traductor se muestra sorprendido de la calidad poética de Pérez Vizcaíno y de su vínculo con la ciudad de Sevilla, donde ella paso algunos años claves de su formación como escritora. También se extraña del poco conocimiento que se tiene de su obra. Pero ¿cómo llegó Antonio Rivero Taravilla a la poeta zapotlense? El escritor cita nada menos que la Antología Poética que justo hace 20 años recopilara, prologara y editara Vicente Preciado Zacarías, en una discreta y casi secreta edición universitaria.

            Antología poética de Cristina Pérez Vizcaíno hace años está agotada, e incluso en nuestra ciudad resulta imposible de conseguir, ¿cómo un poeta, novelista, traductor y periodista cultural del otro lado del mundo se hizo de este libro?, ¿por qué él, que ha traducido a Ezra Puond, John Keats, William Shakespeare, John Donne y John Milton, entre muchos otros grandes poetas, se ha detenido en Cristina Pérez Vizcaíno? No tengo una respuesta, pero el papel que juega Vicente Preciado en esta anécdota es fundamental, sin él, Antonio Rivera Taravillo no habría tenido noticias de la poeta zapotlense.

            La historia no termina aquí. A los pocos días de la publicación del artículo, el doctor Preciado recibió la visita de un editor para proponerle reeditar la antología de Cristina Pérez Vizcaíno. Quise contarles esto para enfatizar el poder que tiene la labor del maestro Preciado en el mundo literario actual. Justo en una época en que la vejez es tratada como un defecto, como una enfermedad inutilizante, justo en el dominio de la juventud perpetua e impostada, la figura de Vicente Preciado se alza con la dignidad de un efebo en un gimnasio griego.

Nadie duda de que Vicente Preciado Zacarías es el otro amanuense de Arreola, del Arreola oral y cotidiano, pero también lo ha sido de la literatura zapotlense, ha editado y recuperado desde las obras de Refugio Barragán de Toscano hasta la de Cristina Pérez Vizcaíno, pasando por Alfredo Velasco Cisneros y Roberto Espinoza Guzmán. Y qué decir de su contribución al periodismo cultura en Zapotlán durante más de tres décadas, y del papel que ha jugado desde sus inicios en la carrera de Letras Hispánicas del CUSur. Cada año publica por lo menos un libro, y hay algunos excepcionales como el 2018, en que celebrando a Arreola en su centenario hizo él solo más que muchas instituciones y sus presupuestos.


RECIENTES IMÁGENES DEL MAESTRO

Es el 28 de agosto de 2018, en la Pinacoteca Universitaria están reunidas algunas de las más altas autoridades de la Universidad de Colima, se trata de una ceremonia solemne, en ella Vicente Preciado ha dado una conferencia sobre Juan José Arreola y para finalizar, se le entrega un reconocimiento como “gran promotor y conocedor de la obra de Juan José Arreola”.

La segunda semana de septiembre, la Librería Miguel de la Madrid Hurtado del Fondo de Cultura Económica, en Colima, está celebrando un aniversario más, el local de la librería ha sido remodelado, por lo que se hace una ceremonia de reinauguración. El acto está presidido por José Carreño Carlón, entonces director del Fondo, y consiste en una presentación del doctor Vicente Preciado Zacarías hablando de Inventario, un raro libro de periodismo cultural de Juan José Arreola que el maestro recuperó, pues no se había editado desde la década de los setenta.

Son múltiples las imágenes que puedo evocar de Vicente Preciado Zacarías protagonizando actividades y siendo objeto de homenajes. En los tiempos recientes lo veo reconocido en Cuba, en España, en la Universidad de Zacatecas, en el CUCSH de la Universidad de Guadalajara donde un auditorio repleto lo ovaciona de pie durante varios minutos. Y es este el momento en que pienso que le debemos una disculpa porque no hemos sabido estar a la altura de sus cumbres, hemos pasado por alto sus logros, quizá influidos por su modestia no hemos querido ver que Vicente Preciado Zacarías es un hombre hecho una serie de contribuciones: de investigación científica, de ciencia aplicada, de difusión de la cultura, de promoción de la literatura, de una permanente emanación de sabiduría arreoleana.

            Nuestras obras nos definen y nos persiguen toda la vida, hay quienes son y serán recordados por su infamia, por sus miserias, por una serie de actos de injusticia, por cobardes; y hay otros que son y serán recordados por una sinfonía, una obra altruista, por haberse entregado honestamente a un oficio, por un gesto, una sonrisa. Vicente Preciado Zacarías nos ha dado los dientes y los libros, nos ha dado la memoria, la pasión por el conocimiento, los atajos para comprender mejor a Arreola, nos regala su oficio de maestro dentro y fuera de las aulas, su prosa elegante y culta, su modestia y su humildad. Doctor Vicente Preciado Zacarías, maestro emérito, profesor, amigo, gracias por darnos cotidianamente la luz y los libros y por ensañarnos a mirar a través de la zarza ardiente.


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1 comentario:

  1. Mi mas grande admiración al Dr.Vicente Preciado Zacarías y a Ud. Maestro Ricardo Sigala por escribir tan elocuente homenaje.

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