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martes, 23 de julio de 2019

Semadet realizará conservación de suelos en el Nevado






El Volcán/Semadet


Uno de los factores determinantes para la presencia de desastres naturales como desbordamientos de ríos y deslave de cerros, son los incendios forestales, que, en conjunto con las quemas agrícolas, han provocado importantes impactos en los suelos en Jalisco. Por ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), en conjunto con las Áreas Naturales Protegidas (ANP’s), realiza obras de recuperación de suelos en estas zonas forestales; hasta la fecha, se han llevado a cabo 900 obras en 194 hectáreas. En el Bosque La Primavera, se han realizado 400 obras en 180 hectáreas, principalmente en las zonas de Camino a las Planillas, La Cuchilla y una parte cercana al Cerro del Tajo; mientras que en Sierra Condiro-Canales, se han hecho 500 obras en 14 hectáreas.






Este año, la Semadet tiene la meta de realizar obras de conservación de suelos en 240 hectáreas de ANP’s: 200 hectáreas en el Bosque La Primavera, 20 en Sierra Condiro-Canales y 20, a realizarse en septiembre, en el Nevado de Colima.

Entre las acciones de recuperación de suelos que se realizan, se encuentran: barreras de piedra acomodada en curva a nivel, presas de gavión, acordonamiento de materiales y atención de cárcavas con material muerto, así como mantenimiento a áreas reforestadas en años anteriores. La Semadet solicita también que los propietarios de terrenos forestales repliquen estas acciones, para así evitar situaciones que pongan en riesgo a la población.




Adicionalmente, las brigadas forestales de la Semadet hacen obras de conservación de suelos en predios que se incendiaron durante el temporal de estiaje, esto en los municipios de Zapotlán El grande y Talpa de Allende; y en el municipio de San Gabriel, a través de la Junta Intermunicipal de Medio Ambiente del Río Ayuquila (JIRA).

Con estas acciones de conservación y restauración, se previene la erosión hídrica ocasionada por incendios forestales y se evita que la tierra sea arrastrada por el viento y la lluvia, lo que puede provocar deslaves en comunidades aledañas a zonas forestales. Además, se favorece la infiltración de agua y la recarga de acuíferos, así como la regeneración natural del bosque.

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