Juan
José Ríos Ríos
Dentro
del proyecto de Ciudad Amable e Incluyente que propone el Gobierno de Zapotlán
el Grande que encabeza Pepe Guerrero, debiera de considerarse un programa para
mejorar el estado que guardan las banquetas por casi toda Ciudad Guzmán. A
excepción de las calles donde últimamente se ha tendido losas de concreto
hidráulico, en más de cuatro décadas no se ha hecho nada de obras de reparación
para poner en condiciones de uso y de seguridad para las personas, sobre todo
las mayores de edad, las banquetas de calles que conforman, incluso, el llamado
Centro Histórico.
Hay calles, como Leona Vicario,
cuyas banquetas están muy levantadas del piso y con rampas de cochera en
extremo peligrosas para los peatones, situación que priva debido a que por
dicha calle, sobre todo de calle Primero de Mayo a la de Constitución, para
evitar el ingreso de agua de lluvia a las casas que en grandes volúmenes,
después de una gran tormenta corre para finalmente consumirse en la reja
colocada al ingreso de su continuación como Galena, por lo que se puede
considerar como un caso de excepción debido a esas circunstancias.
Pero hay calles como la misma de
Constitución, por ambas aceras, Lázaro Cárdenas, de Industria o Chávez Madrueño
hacia el poniente de la zona urbana, Cuauhtémoc, Federico del Toro, Colón,
Ramón Corona, Félix Torres Milanez, incluso hasta las de algunos de los
portales, que tienen partes de sus banquetas intransitables, destruidas,
algunas con la ayuda del SAPAZA al colocar medidores de agua cuyo terminado de
obra deja mucho que desear, y las más por el paso del tiempo, por el uso y el
abandono que, los propios vecinos que habitan las casas las han sumido.
En la zona centro se ha pugnado por
la creación de zonas para el aparcamiento de vehículos cuyos propietarios o
pasajeros sufren algún tipo de discapacidad. De igual forma han proliferado las
rampas para el uso de las personas que se mueven o se les transporta en silla
de ruedas u otro tipo de mecanismos para movilidad de este tipo, pero no muy
lejano de ese espacio se aprecia la realidad que viven todos los días los
transeúntes, los discapacitados y personas adultas mayores, banquetas en mal
estado, con estorbos para poder pasar sin problemas, con rampas con alto
declive que provocan el derrape o la caída de personas.
Mejorar esta situación con un
programa de renovación o mejoramiento de las banquetas, no es tarea fácil y
mucho menos que se pueda llevar a cabo en un período de gobierno de tan sólo
tres años, y menos si no hay recursos, voluntad, suma de intereses entre
gobierno y vecinos, pues son obras de mucho costo, por la magnitud del
problema, que requiere fondos, de la federación, el estado, el municipio y los
vecinos, pero sobre que haya interés por mejorar el estado que guarda la ciudad
en este aspecto y, más que esto, por la seguridad de las personas.
Bien cierto es que el Gobierno
Federal suprimió programas mediante los
cuales los municipios obtenían recursos para resolver necesidades comunes, como
en su tiempo lo fue el llamado Ramo 23, pero el Gobierno de Zapotlán el Grande
tiene empleados gentes de mucho conocimiento y experiencia en la tramitación de
fondos públicos, y el mejor ejemplo son las construcciones de los espacios
recreativos, la instalación de domos en las escuelas y, en último caso, de los
recursos que el municipio aporta de la recaudación de impuestos, el 15 por
ciento, en el llamado Presupuesto Participativo, que si este año ya tiene
destino en la instalación de cámaras de vigilancia, para el siguiente pudieran
canalizarse como parte del dinero que se requiere para mejorar las banquetas,
así serán más amables e incluyentes con todo peatón o usuario.
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