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lunes, 1 de julio de 2019

La seguridad vial








Un momento por favor


J. Jesús Juárez Martín




La violencia social creciente en nuestro México, es preocupante para las autoridades que son rebasadas o inclusive generadoras por la corrupción de cierta violencia alternativa por sus elementos que, capacitados para enfrentarla y erradicarla, se suman a funciones delictivas. No es imaginación son los testimonios informativos de los medios, “retenes desautorizados”, “participación de activos en diversos grupos de organizaciones delincuenciales”.

Vivimos en una ciudad media, con rasgos de cierta cortesía en la vialidad citadina de cada día, una tranquilidad ciudadana en el ir y venir por las calles de la comunidad, un tránsito cada vez mayor, conflictivo en determinadas horas y zonas escolares y comerciales, donde el uso de la servidumbre de paso de banquetas y calles se trasgreden los derechos de los más por los menos en doble, triple filas, sentido contrario.

El conocimiento y respeto al Reglamento de Tránsito de esta Ciudad Guzmán, sería un buen instrumento para sentirnos con menos riesgos viales. Menciono algunos aspectos que no se respetan, aunque por lo consciente como se realizan las faltas, cuidamos nuestra seguridad, pero no se cumple con la normatividad del Reglamento y eso representa un riesgo continuo que puede cobrar víctimas innecesarias. Los semáforos son señales para la seguridad vial de peatones, ciclistas, motociclistas y choferes de automotores y por lo general los peatones no esperamos la luz verde, basta que no vengan vehículos para cruzar la calle, los aparentemente inofensivos ciclistas, por los tramos de ciclovías, lo hacen en los dos sentidos y no de acuerdo a la circulación señalada a la calle.   




La Educación Cívica, incluye la Educación Vial educación para la ciudadanía en su movilidad en especial en las poblaciones medianas a grandes urbes, una formación ciudadana dirigida a las seguridades para todos y fortalecer la sociabilidad en la convivencia de todas las personas.

Hace décadas que el Civismo, se excluyó de los programas escolares y su ausencia, tiene consecuencias negativas, cuando menos multiplica los riesgos,  la actitud de respeto, observancia y respaldo que dábamos a las normas que rigen la vida colectiva, se cumplen menos. Damos muestras de civilidad cuando cuidamos del ornato de las zonas verdes de la ciudad, cuando depositamos la basura en lugares exprofeso, cumplimos con el Servicio Militar a los dieciocho años, no obstaculizar de paso de autos en el uso de su cochera...

La cortesía es una virtud que ejercitamos, cuando respetamos y buscamos hacer respetar las reglas de conducta que sabemos son positivas para nuestra colectividad. Demostramos el civismo, cuando velamos por el ornato y aseo de la ciudad; cuando cumplimos el Servicio Militar Obligatorio; cuando ejercemos nuestro derecho de voto en las elecciones; cuando pagamos los impuestos correspondientes, etc... se asumen determinadas formas de conducta, favoreciendo siempre al grupo social y si la mayoría lo aceptan, se mejora la convivencia.

Lo más importante es que se van haciendo formas conductuales que los niños las asumen como normas de hacer y de conducta positiva en la sociedad; si en la comunidad misma se vive con respeto, se fortalecen los derechos de todos que se cultivan en la convivencia, al comprenderse que el cumplimiento permite el beneficio colectivo y de seguridad social, porque nosotros somos los actores y los beneficiados de esas formas de conducta adecuadas.

Muchos otros aspectos lesionan a diario la imagen pública de la ciudad, que ni siquiera imagino, pero que se sufren en cada barrio, calle, por protagonismo de alguno o algunos que imponen su capricho para transitar por ese lugar o para hacer uso del estacionamiento de vehículos que por ahí deambulan en la necesidad de estacionarse.

Hay un grupo numeroso de motocicletas que por su ligereza y habilidad de quienes las manejan, se significan en la circulación citadina y peligrosa porque con frecuencia no respetan señalamientos, semáforos y rebasan sin la prudencia debida por cualquier lado de los demás vehículos, mostrando sus habilidades como pilotos, pero no es el lugar para exhibirse y poner en riesgo su propia seguridad y de los demás, sin embargo parece que nadie experimenta en los daños ajenos, son un riesgo para todos los que tenemos la necesidad de caminar por las calles de la ciudad. Ojalá que se obrara con sensatez y hubiese un cambio colectivo en nuestros habitas en la vialidad citadina.

Finalmente, sugiero que como peatones que somos, tomemos las medidas adecuadas para nuestra seguridad y respeto a los señalamientos de tránsito y semáforos... observe como atravesamos las calles del centro en derredor del mercado Paulino Navarro, la Calle Reforma desde Hidalgo hasta Primero de Mayo, las calles adyacentes a la Plaza 5 de Mayo. Gracias a la prudencia de choferes y cuidados de los peatones en turno, no se causan los accidentes que estamos propiciando a que sucedan. Ojalá cumpliéramos con el reglamento de tránsito para elevar nuestra mejor conducta cívica y mayor seguridad vial.

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