El
Volcán/SSJ
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define las caídas como una consecuencia
de cualquier acontecimiento que precipite a una persona al suelo en contra de
su voluntad, hecho que impacta con mayor gravedad a los adultos mayores.
El 30 por ciento de las personas que rebasan los 65 años de edad sufren una
caída anual. En mayores de 75 años esta cifra se eleva hasta 40 por ciento.
Entre las principales causas por las cuales una persona mayor sufre caídas se
encuentran los mareos (se experimenta alteración del sentido del equilibrio,
aturdimiento, sensación de desmayo o de que la cabeza estuviera girando). Estos
mareos son ocasionados por deshidratación, golpe de calor, estado hipoglucémico
(baja del nivel de glucosa en sangre), presión arterial elevada o baja presión,
infección en los oídos, desnutrición, desgaste o deterioro visual, así como la
pérdida de la masa muscular en un tercio de su reserva original al llegar a los
65 años.
Las partes del cuerpo que resultan más afectadas al recibir un golpe por
una caída son las manos, glúteos, cabeza, rodillas y brazos. Las consecuencias
en el adulto mayor no solo se limitan a las lesiones físicas, sino también hay
afectación a nivel psicológico y social.
Las caídas en el anciano son un marcador de fragilidad y pueden ser
predictores de muerte. Se han descrito como factores de mal pronóstico
que incrementan la mortalidad:
LA
EDAD. A MAYOR EDAD, MAYOR MORTALIDAD
Permanencia
durante un periodo prolongado en el suelo, debido a las consecuencias que puede
tener como hipotermia, deshidratación e infecciones, entre otras.
Ser
mujer.
Padecimiento
de varias enfermedades.
Polimedicación:
Consumo de varios medicamentos, lo que usual en la vejez.
La consecuencia más frecuente a nivel psicológico se conoce como el síndrome
post-caída. Se trata de cambios en el comportamiento y actitudes de la persona
que ha sufrido una caída, como vergüenza y aislamiento social.
El síndrome postcaída propicia además miedo a padecer una nueva caída, por lo
que el adulto mayor incurre en pérdida de confianza para desarrollar una
actividad por el temor a caerse, lo cual eventualmente conlleva a una
disminución de la movilidad y de la capacidad funcional, reduciendo la
actividad de las personas ancianas. Este síndrome comúnmente aparece en mujeres
y sujetos más frágiles. Se estima que pueden llegar a padecerlo hasta 50 por
ciento de los ancianos con reiteradas caídas.
APOYO
Técnica para levantarse tras una caída.
Tranquilícese y concéntrese en rodar, gire la cabeza en la dirección que
va a rodar y aproxime el brazo y la rodilla juntos.
Apóyese
sobre los brazos hasta colocarse a cuatro patas y gatee hasta la silla más
estable y cercana o hasta la taza del baño.
Coloque
las manos sobre la silla, luego levante una pierna (la más fuerte). Si está
agotado, puede descansar en esta posición.
Tome
impulso sobre la pierna y sobre las manos, tirando sobre sí mismo, para
sentarse en la silla.
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