*Mercedes
Imelda Avalos Ruiz
Cuándo
en el ámbito Educativo hablamos de “Saberes Previos”, nos estamos refiriendo al
cúmulo de conocimientos con los que se presentan en una escuela nuestros alumnos
al inicio del ciclo escolar, además de los diversos momentos en que debemos de
estar al pendiente de ellos, en especial en la apertura de actividades
educativas, incluso; de manera permanente debemos observar a los niños para
intentar percatarnos qué bagaje cognitivo ha sido significativo, para de ahí
partir hacia la propuesta de nuevas experiencias y por ende, nuevos
aprendizajes.
Este
concepto de “Saberes Previos” no es exclusivo del ramo educativo, ya que se
puede denominar así a la información que cualquier persona ha compilado en su
memoria, como consecuencia a sus vivencias y conocimientos adquiridos en la
vida diaria o con algún tipo de estudio o preparación. Dichos saberes obtienen
relevancia, porque a partir de ellos, el individuo puede sumar nuevas
sapiencias y aprovecharse de ellos para la vida cotidiana y profesional.
Del
mismo modo, para los educadores que se desempeñan en los niveles de Educación Básica
resulta importante, porque a partir de ésos saberes previos es de donde ha de
partir la Intervención Educativa para ofrecer experiencias de aprendizaje a sus
alumnos, habiendo realizado previamente un diagnóstico, basándose en la
observación y el conocimiento del perfil de su grupo; seleccionará de una
manera más acertada las estrategias más convenientes para motivar a sus discípulos,
ofrecerles retos cognitivos que les originen una reflexión y aprendan aspectos y
contenidos curriculares que incidan en su vida cotidiana y prepararlos para
incursionar de una forma más benéfica y conveniente en la sociedad a la que
pertenecen, promoviendo un buen desempeño en el contexto donde se encuentren
insertos.
Por
lo antes expuesto es que los Saberes previos de los niños, ante cualquier tipo
de experiencia, son también responsabilidad de los padres de familia, ya que
son partícipes directos en la construcción de esos saberes, además de que el
núcleo familiar es el contexto educativo por excelencia en que primero aprende
el chiquillo.
Si
dentro del núcleo familiar los menores tienen oportunidades de acercamiento a
cierto prototipo de prácticas que ofrezcan aprendizajes, que ayuden a ampliar
horizontes cognitivos, a crear hábitos de análisis e investigación, así como la
lectura y acercamiento a una información veraz, ofrecerán ocasiones de
aprendizaje invaluables con las que los infantes se acercan al ámbito educativo
formal como lo son las escuelas y facilita que se apropien de los contenidos
que en la escuela se aborden.
La
Metodología laboral dentro de las Instituciones Educativas, puntualiza al
docente la relevancia de tomar en cuenta los saberes previos de nuestros
discípulos y partiendo de ellos diseñar su Secuencia de Actividades para
revisar contenidos de cada asignatura dentro y fuera del aula. Algo establecido
en los Programas y el Plan de Estudio de nuestro país. Y, para su mejor
aprovechamiento es que se invita a los padres de familia a informarse con los
maestros de la situación de sus hijos para conocer su desempeño y avances de
aprendizaje, para en casa poderlos ayudar como se requiere. Otra manera de
participar acertadamente, es observando lo que hacen sus hijos y les demuestra
que tanto saben de una u otra cosa, que hacen ante una problemática específica
para así identificar su nivel de conocimiento, para ponerle retos y no darle
las soluciones de cosas que ellos pueden realizar o resolver. De éste modo los
ayudarán a ser más autónomos e independientes.
Estas
acciones lo encaminarán a ser más reflexivos, propositivos y tener un
pensamiento divergente, buscar varias procedimientos y soluciones ante las
opciones cotidianas de la vida. De ésta manera se logrará un trabajo
colaborativo entre docente y padres de familia, que facilite el aprendizaje de
sus hijos y la labor educativa de los profesores, pero no para conformarse con
el apoyo que aporten los progenitores, sino para ofrecer temas, experiencias de
un nivel más avanzado que los mismos pupilos puedan resolver y motivarlos al
mismo tiempo para que reconozcan sus capacidades de resolución y aplicar sus
conocimientos en la vida cotidiana.
Esto
de los saberes previos, además de estar mencionados en los documentos como Plan
y Programas que respaldan el trabajo de un maestro, también son resultado de
investigaciones comprobadas y teorías como la propuesta de Brunner y su
“Andamiaje” y la de Vigotzky con su “Zona de Desarrollo Próximo”, que proponen
identificar el nivel cognitivo de cada individuo para ofrecerles oportunidades
para partiendo de ello avanzar a un siguiente nivel de aprendizaje.
Por
lo anterior expuesto, cierro mi redacción con una invitación a los padres de
familia para identificar los saberes de sus hijos y procurar un trabajo
colaborativo con los educadores para obtener mejores resultados con un trabajo
conjunto en que todos saldrán beneficiados.
*Asesora
en el Centro de Actualización del Magisterio.
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