Héctor
Olivares
El
gobierno de la república ha dado la alerta epidemiológica ante la presencia de
un brote de “peste bubónica” ocurrido en el Puerto de Mazatlán. Datos
preliminares emitidos por las autoridades centrales señalan que la epidemia fue
desatada por la tripulación del barco americano “Curazao”, que habría zarpado de San Francisco California. A la
fecha suman decenas de personas infectadas y un número no determinado de
defunciones debidas a esta terrible pestilencia.
Se
ha establecido un férreo cerco sanitario en el Puerto mazatleco, por lo que
resulta imposible ingresar a la atribulada ciudad, lo cual dificulta la
obtención de datos de primera mano que nos permita conocer la verdadera
magnitud del problema. Sin embargo, fuentes oficiales, que han pedido el
anonimato, comentan que un grupo de médicos mexicanos encabezados por el Dr.
Enrique González Martínez, ya enfrentan exitosamente la epidemia.
Por
otra parte, los reporteros cuestionan a las autoridades sanitarias de lo que
pareciera ser una actitud negligente para prever anticipadamente la llegada de
esta enfermedad. A decir de las autoridades, se corroboró que “la epidemia
inició a finales del mes de diciembre, fecha de arribo al Puerto de Mazatlán del
buque “Curazao”, cuya tripulación habría contraído
la enfermedad en el barrio chino del puerto californiano, donde ya se tenía el
registro de casos de peste bubónica. Sea porque los convenios sanitarios no
fueron debidamente interpretados o por causas inconfesables, en San Francisco
se ocultó la existencia de la peste.
Hay
que recordar que la peste bubónica, llamada la muerte negra, es
causada por la bacteria Yersinia Pestis, y trasmitida al humano a través de la
picadura de la pulga, infectada a su vez, al alimentarse de la sangre de
roedores infectados. Se trata de una enfermedad sumamente infecciosa y mortal,
se dice que durante la pandemia ocurrida en Europa entre los años de 1346 a
1347 mató a más de un tercio de la población.
De
última hora, contando ya con la presencia del Dr. Enrique González Martínez,
aclaró que quien se encuentra al frente del equipo médico que combate esta
epidemia, es el Dr. Maximino Carvajal; así como el doctor Octaviano González
Fabela, alma de la campaña y quien comprobó bacteriológicamente la enfermedad.
Comentó que fueron eficazmente ayudados por los comerciantes del puerto; todos
lucharon con desinterés, constancia y disciplina, dignos de mayor encomio. Se
vacunaron 1910 personas, se inmunizaron con suero de Yerssin 15, 260 y se
compraron miles de ratas, para continuar con las investigaciones. Mención
especial, agregó en Dr. González, merecen los médicos de Mazatlán quienes a
pesar de que nunca habían visto esa enfermedad, tan pronto como tuvieron el
primer caso sospechoso, avisaron telegráficamente a la capital. Menciona que
las primeras acciones consistieron en diferenciar bacteriológicamente la
enfermedad y con la colaboración de los médicos del puerto, aplicar sueros y
vacunas; además de implementar un cordón sanitario, la eliminación efectiva de
las ratas para romper el ciclo de transmisión; se desinfectó edificios, quemó
jacales que no era posible desinfectar y en un lapso comprendido entre el 12 de
diciembre de 1902 y el 25 de julio del 203 la peste había sido vencida, a pesar
de que el terror de la población impulsó a muchos a romper el cerco sanitario y
a emigraran, contribuyendo a la propagación de la enfermedad en poblaciones
cercanas.
A
manera de epilogo, el Dr. Enrique González Martínez, dio las cifras definitivas
de la epidemia: se registraron 738 casos comprobados, de los cuales 529
terminaron con la muerte.
Como
dato anecdótico, cuando ya las autoridades abandonaban el recinto, un
periodista preguntó al Dr. Enrique Gonzáles Martínez, ¿Y para cuándo su próximo
libro, poeta? Un tanto extrañado pero a
la vez satisfecho de que alguien, sobre todo un joven, supiera de su verdadera
pasión, le contestó “ya está en la imprenta de Retes, en Mazatlán, “Preludios”,
ya me dirán ustedes qué tal.
*Nota
elaborada a partir del informe de la epidemia de Peste bubónica ocurrido en el
Puerto de Mazatlán, Sinaloa de diciembre de 1902 al mes de julio de 1903, donde
el “El hombre del búho”, médico y poeta, tuviera una participación destacada.
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