Juan
José Ríos Ríos
Dirigentes
de comités municipales del PRI, de los pocos que sobreviven o que aún atienden
instrucciones de sus superiores estatales, pese al olvido, marginación y sin el
apoyo operativo y mucho menos de recursos económicos para funcionar con
normalidad, al igual que algunos ex funcionarios públicos que han ocupado
cargos en lo municipal y hasta en el Congreso de la Unión como diputado
federal, en este caso José Luis Orozco Sánchez Aldana en su calidad de ex
alcalde de Zapotlán el Grande y ex diputado federal por el Distrito 19, dan la
cara y enfrentan el gran reto de levantar el interés y la participación
ciudadana mediante una labor de afiliación y reafiliación a las filas de este cianótico,
por no decir en vías de extinción, partido político.
El mérito de estas gentes que aún
son fieles a su partido, radica en que dan la cara pese al rechazo y a la gran
desventaja en que se encuentra el PRI por no gobernar, ni en el Municipio y
mucho menos en el estado. Parece una tarea cruel, pues de las grandes
concentraciones de militantes o simpatizantes de antaño ahora ya no queda gran
cosa, si no se hubiese trabajado en la construcción y ampliación del edificio
sede del Comité Municipal en Ciudad Guzmán, a estas alturas pudiera darse por
muerto como partido político, pues cuando menos tienen dónde cobijarse en sus
penas.
En el estado de moribundo que tiene
el PRI, cuando menos en Zapotlán el Grande, mucho tuvo que ver no sólo la
actitud asumida, desde siempre, de los dirigentes estatales, siempre actuaron
como si la dirigencia, la militancia y quienes aún simpatizaban con el tricolor
fueran simples objetos, gente para utilizar para sus fines, principalmente
también porque algunos de sus dirigentes locales solo fueron figuras
decorativas, no representaban ni exigían los intereses de sus representados,
siempre sumisos a recibir imposiciones, las que al final de cuentas cavaron el
hoyo en que ahora se encuentra, no sólo en el Municipio de Zapotlán el Grande,
sino en el estado mismo, más porque se han quedado quietos, entumidos y sin
voz.
Los pocos miembros del Comité
Municipal local, hacen su mejor esfuerzo en la necesidad de trabajar para afiliar
gente, de convencer a los ciudadanos para que se suman al PRI, tarea nada fácil
y más si no hay apoyo, no hay poder en el gobierno para ayudar en la tarea. Si
este partido gobernara Jalisco y el Municipio, otro gallo les cantara, pero no
es así, están en una gran desventaja quienes trabajan y buscan interesados en
formar las filas del tricolor, cuando, pocos años atrás, los que dirigían los
destinos del Comité Municipal local, se dieron a la tarea de echar a fuera a
muchos militantes por considerarlos viejos o no afines a sus propósitos
personales, que no de partido, contribuyendo en mucho al estado que guarda en
la localidad.
José Luis Orozco por su parte, pese
al cargo muy modesto que le dieron, la dirigencia del llamado Movimiento
Territorial, ha empezado a remar contra esta corriente adversa que vive su
partido, cuando muchos de sus antiguos militantes, los más que llegaron a
ocupar cargos públicos, han abandonado sus filas para irse a otro partido, bien
por diferencias o como reproche porque no pudieron o no los dejaron cumplir sus
propósitos, ahora forman parte del partido de moda en el estado y que, lo más
importante para sus fines, gobierna a Jalisco y en Zapotlán, por lo que su
tarea no es también nada fácil, incluso cuando se le señala y critica por su
actuación como funcionario público, justo o no, la gente es así.
En bien de la democracia, de la
participación ciudadana en los partidos políticos y en la decisión de elegir gobernantes
o para cargos de representación en el Congreso del estado y de la Unión, de que
no existan partidos monopólicos, de que en la diversidad de pensamiento y en
las formas de pensar y actuar como funcionarios públicos, lo deseable es que
los priistas mejoren su situación en la preferencia ciudadana y electoral, lo mismo
para el PAN y demás partidos políticos, hace falta la competencia, hace falta
la acción, no es bueno el silencio, en el dejar hacer, dejar pasar y más cuando
algunos de los funcionarios se exceden, pero, por el bien de todos, deben de
cambiar su discurso, su forma de actuar, la gente está más informada, exige
más, ya sabe distinguir entre buenos y malos partidos políticos, y de quienes,
como funcionarios públicos, lo hacen bien o mal, ojalá que no se rindan pero
que también no vaya a ser más de lo mismo.
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