Samuel Gómez Patiño
“No podíamos mejorar el producto de
manera que mejoramos el tubo”, Colgate-Palmolive, en referencia a la
introducción de un nuevo envase para presentar, preservar y manipular mejor la
pasta dental.
Desde
los inicios de la humanidad hemos tenido la necesidad de resguardar alimentos y
cosas, para preservarlas o transportarlas, ya sea porque son alimentos o
utensilios de caza o de trabajo. Así es como, los seres humanos (y también
algunas especies de animales) hemos diseñado diversas formas de empaques de
diversos materiales como barro, hojas, troncos, pieles, metales hasta los más
modernos como los plásticos y el vidrio que se utilizan en la actualidad.
El
ingenio del hombre (disculpen que no escriba del hombre y la mujer, ya que lo
menciono de forma genérica), ha sido eficaz para evolucionar y crear con los
materiales disponibles los empaques funcionales para transportar, preservar y
hasta promocionar un producto.
¿A
poco no te ha pasado que llegas a una casa y te ofrecen agua para beber e
inmediatamente al observar el vaso te das cuenta de que ahí comen “Mole Doña
María”? este empaque no solo sirve para proteger los ingredientes sino también
para que se distinga de los demás, aparte de mantenerlo en la memoria de las
personas.
Si
de distinción se trata, la botella de vidrio en la que tomas una Coca Cola
sirve de identificación del producto ya que es inconfundible (además de estar
registrada como una marca tridimensional) y, tiene un sabor especial cuando la
bebes fría, que mejora la experiencia de beberla de un envase de plástico.
Me
gusta cómo puedes integrar un empaque de papel aluminio a un producto y darle
tal distinción que lo hace inconfundible y elegante como una gota de chocolate,
Kiss de Hershey´s.
No
soy fanático de las bebidas espirituosas, pero por lo general soy admirador de
las botellas de vinos y licores, ya que no solo se tienen que diseñar de tal
manera que protejan el contenido cuando es transportado, sino también cuando ya
lo destapas para consumir facilitando esto último, preservando por mayor tiempo
su color, sabor, etc. En muchos casos, como el tequila te encuentras muchas
marcas con diseños adecuados, funcionales y llamativos de sus productos.
Cuando
vender música a través de los discos de vinil cambio para poder hacerlo en los
dispositivos de disco compacto (CD) me pareció interesante que no solo
protegían el contenido sino también el hurto de el, ya que resulta que eran más
fáciles de robar al sacarlos de su empaque y llevarte solo el CD por lo que se
envolvía en plástico con una línea que figuraba (como en las cajetillas de
cigarro) la forma de abrirlos y vaya sorpresa, tardabas más en sacar tu disco
para escucharlo, pero para quien se lo quería llevar de forma rápida de una tienda
era más complicado.
Las
latas de aluminio ayudan a preservar por mayor tiempo los productos empacados
de esa manera, facilitando su almacenaje y por supuesto su transportación a
lugares más lejanos. Así, tenemos sopas, frutas en almíbar, atún, sardinas,
refrescos y bueno también diversas bebidas como la cerveza, todo en diferentes
tamaños y presentaciones.
Alguna
vez me toco probar unos dulces chinos que el papel plástico con lo que venían
envueltos era comestible, lo cual facilita su desintegración natural. También
escuche la leyenda de un barrendero cansado de recoger la basura de los vasos
de papel que las personas tiraban después de disfrutar de una nieve que dijo: “Ojalá
se tragaran también el vaso”, y entonces alguien invento el barquillo de
galleta, y ahora nos lo podemos comer también.
Es
indudable que seguimos evolucionando y con ello los envases (empaques) que
utilizamos para facilitar nuestras vidas. Ahora nos preocupa como deshacernos
de ellos adecuadamente. Han pasado generaciones de aprendizaje sobre el uso
adecuado de las formas de transportar, preservar y hasta promocionar cada
producto, pero ha sido lento concientizar a la sociedad de como eliminarlos
adecuadamente. Ahora tenemos problemas con los plásticos en general, los
materiales contaminantes como los que están en baterías de carros, llantas,
celulares y computadoras.
No
entiendo, si las bolsas de plástico que nos dan en los mercados para trasportar
nuestro mandado a casa las usamos para tirar nuestra basura, y esta llega a
través del servicio gubernamental de recogerla y llevarla a un relleno
sanitario, ¿Cómo llegaron a los ríos y mares, contaminándolos extinguiendo
diversas especies de fauna y flora?
¿No
será mejor que aprendamos como hacer que nuestros empaques sean realmente
biodegradables y además educar a la sociedad? Te lo dejo de tarea amable
lector.
La
próxima semana: “Marca registrada”.
Me
gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño
*Director del Área 1 de los
Toastmasters y
Presidente del Club Ejecutivo de
Tijuana
Licenciado y Maestro en
Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de
Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja
California
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