Un
momento por favor
J. Jesús Juárez Martin
J. Jesús Juárez Martin
El presente mes de mayo considero que rivaliza con diciembre por
la cantidad de celebraciones en nuestra
sociedad, sin argumentar menciono que en mayo hay dos fechas muy emotivas que
nos trastocan con especial sentimiento, me refiero a los días de la Madre y del Maestro y que involucran a
la totalidad de las personas, porque nadie arribo a la vida, sin una madre que
le haya albergado en su desarrollo durante su gestación como persona en formación desde la concepción al nacimiento y ello
implica la imperiosa necesidad de reconocimiento a ese vínculo de la persona bendecida
y que con tanto entusiasmo se festeja y se vivencia la relación de las más
diversas formas, felizmente, para luego continuarse una convivencia larga de
acompañamiento, de cuidados, atenciones formativas con afecto maternal y que se
corresponde ordinariamente con el cariño filial, acompañándose de por vida en
apoyo y motivación mutuos.
No
existe nada en nosotros que no haya pasado por nuestros sentidos y afecto
integrando a lo largo de la vida la personalidad y la madurez humana. Para la formación
hay una cantidad innumerable de personas que aportan convivencia, experiencias, conocimientos,
relaciones afectivas y que en nuestras vidas forman lo que llamamos aprendizaje
y en forma especial a los que llamamos docentes, profesores, maestros; que se
significan porque su objetivo, más que profesional, vocacional, facilitar aprendizajes, educación con los
saberes y modos de socializar la educación en pos de una mejor convivencia
humana.
Todos,
jóvenes adultos, vivimos esas experiencias y reafirmamos nuestra veneración a
estos emblemáticos personajes forjadores de comunidades y si hay afectos
limpios en la humanidad, considero que para completar la tercia de personajes
en esencia formadores, no pasemos por alto l a los padres para completar la
tercia singular y básica de personajes en nuestra vida.
Celebraciones
que se suceden en un lapso de siete semanas porque primero, el calendario nos
muestra el día de los niños, floración de la humanidad: su celebración al
despedir el mes de abril, mamás, maestros en mayo, y en el tercer domingo de
junio los padres. Considero que son oportunidades para revalorar el sentido de
su esencia social, al valorarlos en el sentido trascendente de la vida porque
en la sucesión vital las niñas, los niños son los prospectos elementales de
maternidad, paternidad y la docencia, de ahí que la educación actual que
propone, trasmite, guía la formación de las nuevas generaciones, dirija su
objetivos a la trascendencia de una sociedad con mejores valores de
convivencia, que se fomente la colaboración, y sé quite la competencia como
objetivo primario, mejor incentivar la colaboración que humanice más las tensas
relaciones sociales que en la dinámica actual se viven, e ignora el principio personal
semejante de identidad de igualdad y dignidad.
Así
la educación se reconoce que es la herramienta clave para la formación de cumplidos
ciudadanos, mejores profesionistas, emprendedores y colaborativos para el
desarrollo social y económico que México necesita.
La
reforma educativa aprobada, sea el fundamento para que los estudiantes actuales
que celebran su día el 23 de mayo, alcancen la preparación científica,
tecnológica y óptima para su desempeño profesional.
En
síntesis, ojalá pudiéramos definir con una expresión o palabra como programa y
reconocimiento de nuestro aprecio, a cada grupo en su función constitutiva de
la sociedad a la que integramos todos.
Las
niñas y niños: “Promesa de un México mejor, esperanza y renovación”.
Madres:
Ternura, responsabilidad, cariño.
Padres:
Firmeza, colaboración, confianza
Estudiantes:
“Alegría, compromiso, presente y futuro
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